
Aquél día me levanté de muy buen humor. Por fin, después de mucho tirar currículums, me habían aceptado como profesora en un instituto. Aunque fuera únicamente una sustitución de tres meses, no cabía de alegría. Por fin podría trabajar de lo que siempre me había gustado. Además, tendría la oportunidad de preparar a mis alumnos para la selectividad, ya que mi sustitución era durante los meses de abril, mayo y junio. El instituto además, quedaba cerca del piso en el que vivía, un trayecto de veinte minutos en autobús, que aquél día cogí encantada. ¿Que quién soy? Me llamo Laura, […]