
Ah, las maduras, esas maravillosas criaturas. Me encantan, no lo puedo remediar. Esas mujeres expertas, sabedoras de su belleza y del morbo que producen, que saben maximizar sus virtudes, como sus voces, sus gestos y sus roces. Pero hay un problema, nunca he catado a ninguna. Como ya he contado en otras ocasiones, mi experiencia es limitada, y mi lista de mujeres es más bien corta, aunque recientemente se haya unido mi vecina Lorena (pronto habrá más de ella). Y en esa lista no hay ninguna MILF. No obstante, las cosas estaban a punto de cambiar, además con una de […]