
7 El señor Hart estaba disfrutando como siempre de su puro y su coñac vespertinos cuando Patrick entró en el salón con su rifle aún humeante. Lo apoyó abierto y descargado sobre uno de los sofás orejeros y se sirvió una copa. -Es usted afortunado –dijo el Señor Hart con una sonrisa–la Sra. Bowen ha ido al mercado y eso le libra de una buena reprimenda. -Sabía que esa vieja bruja no estaba, por eso lo he hecho y haz el favor de tutearme así podré hacer yo lo mismo. -¿Ha habido suerte hoy? -Desde luego Philip, mañana habrá estofado […]