
LA CAZADORA XIX Elisa llegó a su casa a toda velocidad, dejó sobre la mesa una carpeta que traía y fue directamente a cambiarse a su habitación. Ya llevaba un par de semanas sirviendo en casa de su vecina y nunca había sido tan feliz. Pasaba el tiempo en la universidad deseando que llegara el momento de llegar al casa y ponerse el uniforme. Se puso unas braguitas de encaje blanco (ahora su colección era mucho más completa) con el culo al aire, al igual que las primeras que había tenido y, inclinándose sobre la cama, se introdujo ella sola […]