
Viviana 3 Empezó con su relato, un poco desordenado por el alcohol y por el apuro de cumplir con mi exigencia para que la siguiera garchando. Muy de niña, 7 u 8 años descubrió por casualidad que tocándose la conchita sentía cosas agradables. Fue experimentando y encontrando que era lo que más le gustaba, además de los deditos se empezó a introducir otras cosas: lápices, marcadores, mangos de cepillos. Su madre, una mujer muy católica y estricta, solía pegarle por la mínima travesura y encerrarla durante horas en un baño de servicio. El padre siempre estuvo ausente, trabajando en su […]