
LA FÁBRICA 21 El resto del domingo discurrió sin mayor novedad y, de hecho, lo pasé la mayor parte del tiempo durmiendo. Tatiana, un amor, me llevó a la cama lo que no supe si era una merienda, una cena o bien el desayuno del lunes pues yo ya había perdido noción del tiempo. Mis padres volvieron a llamarme un par de veces porque, claro, los rumores seguían circulando y vaya a saber qué era lo que les había llegado y de qué forma. Le pedí a Luis, por lo tanto, que me llevara a verlos así se tranquilizaban; previo […]