
-En serio te llega al pincho, ¿no? -Pta, sí… -No has cambiado nada, conchatumare. Javier terminó de armar el pucho y se lo pasó a Maureen, que lo encendió con presteza. Pronto, el cuarto se copó con el tufo penetrante de la marihuana. No había ventilador allí, así que Maureen se levantó […]