
Aunque Paulina llevaba años siendo mi abogada, nunca pensé en que llegaría un día en el que la tendría tumbada en mi cama desnuda mientras le comía el culo sin parar. Es más para mí, esa mujer era inaccesible y no solo porque era mayor que yo sino porque en teoría estaba felizmente casada. Rubia de peluquería y grandes pechos, era una gozada verla durante los juicios defendiendo con vehemencia a mi empresa. Profesional de bandera, se preparaba los asuntos con tal profundidad que nunca habíamos perdido un juicio teniéndola a ella como letrada. Por todo ello, cuando me llegó […]