
Salía del instituto, con la mochila al hombro y la carita aún inocente, quien hubiera sospechado que bajo ese uniforme, se escondiera una mujer que ya había despertado a la lujuria; me había adelantado a mis amigas, quienes exhibían con orgullo sus experiencias de novios que no pasaban de unos cuantos besos y las mas lanzadas de algunas caricias atrevidas, pero yo, que hasta un día antes me emocionaba imaginando lo que se siente dar un beso, en cuestión de horas ya había gozado de la sensación de un orgasmo y aun mas de haber sido precisamente quien había provocado […]