SHADOW ANGEL historia de una superheroína (1a parte)

Shadow Angel, una heroína con habilidades de ninja e identidad secreta, se enfrenta por primera vez a un adversaria que la supera en habilidad. Su rival le plantea dos opciones

Jueves por la noche, en un almacén abandonado de Detroit:

Una figura encapuchada se acercó por el tejado del almacén abandonado, ni cuando subió ni al caminar por las viejas planchas de uralita emitió ningún ruido. Iba a ser una operación delicada y necesitaba concentrarse al máximo en el sigilo. Poco a poco se acercó a la única claraboya que tenía luz y sin ser vista observó el interior.

Tres hombres retenían atada y amordazada a una chica de unos veinte años, hija de un empresario de la ciudad. “Tres aquí y seguramente dos más vigilando la puerta, eso hacen un total de cinco. Son más de lo que esperaba para un simple secuestro” pensó la figura encapuchada.

Aunque iestaba sola, iba suficientemente preparada para aquel encuentro, vestía ropa negra y cómoda, botas tácticas y guantes que escondían diversas armas y artilugios, un cinturón del que colgaba cuerda y un gancho, ganzúas, granadas de humo y todo tipo de artilugios más, aunque no llevaba ninguna arma de fuego, una katana de hoja afiladísima colgaba de su espalda. No era una asesina pero mataría si tenía que hacerlo para defenderse o proteger a la rehén. La paciencia era su mejor arma, recordó la figura, tal como le había enseñado su maestro shinobi, o como preferían llamarlo en occidente, su maestro “ninja”. Agachada, esperó el momento propicio.

Una chica bonita indefensa y tres hombres, al final llegó lo inevitable. Los tres captores empezaron a desnudar a la chica, aunque ella intentó defenderse, sus ataduras lo impidieron y solo sirvieron para divertir aún más a sus captores. A través de la mordaza emitía débiles gemidos que apenas percibió la figura que todo lo contemplaba desde la claraboya.

Los hombres recostaron a la chica en una mugrienta colchoneta que uno había traído. Estando completamente desnuda, las miradas lascivas de sus captores no dejaban lugar a dudas de lo que ocurriría. De repente, a través de una cuerda, la oscura figura saltó de la claraboya y apareció en la estancia. Sin decir una palabra, dejó fuera de combate a dos de los captores con unas rápidas llaves de presión en el cuello. El tercer captor intentó sacar una pistola pero una rápida patada en la barriga por parte de la misteriosa figura lo dejó sin aliento, otra llave de presión y el tercer captor estaba inconsciente. Todo se había desarrollado casi en el más absoluto silencio.

La misteriosa figura hizo un gesto de silencio con la mano a la captora, que temblaba y lloraba de miedo. Se escuchaban pasos, los que vigilaban la entrada seguramente habían oído algo y venían a comprobar que no hubiera ningún problema. La oscura figura se puso al lado de la puerta y esperó a que llegaran.

El primero que entró no le dio tiempo a disparar su arma ya que una patada bien dirigida al cuello lo dejó sin sentido en el suelo, el otro pistola en ristre apuntó a la figura pero vaciló un segundo, instante que fue fatal para él.

La misteriosa figura no se sorprendió al ver que el último captor vacilaba al ver una silueta femenina a través de la oscura ropa que llevaba, formaba parte de sus armas de distracción. Ropa cómoda y resistente pero que no disimulara su cuerpo atlético, ni su busto. Un delincuente normalmente vacilaba antes de matar directamente a una chica, y más aún si la chica tiene una buena figura. Y la ninja tenía una figura envidiable, con su casi metro setenta de altura no era alta pero tenía un cuerpo ágil, años de entrenamiento y su disciplina marcial le habían dado una barriga plana, unas caderas marcadas, un culo redondo y la genética le había dado unos pechos más voluminosos de lo que se esperaría por su tamaño, su talla de sujetador era la 95.

La ninja no desaprovechó el segundo de duda del último secuestrador y de un golpe rápido lo dejó sin sentido. Con ello hacían cinco secuestradores noqueados.

Antes de dirigirse a la chica, la ninja dió una vuelta sigilosa al almacén para asegurarse que no quedaba nadie más y finalmente la desató.

– No tengas miedo, ya pasó todo.- le dijo mientras le quitaba la mordaza. Cuando la chica se vió libre, se abrazó a su libertadora mientras lloraba desconsoladamente.

– Tranquila, todo fue un susto, ahora ya estás a salvo.- la tranquilizaba la ninja.

Sus captores habían hecho jirones la ropa de la secuestrada, así que la ninja le quitó la camiseta y los pantalones al secuestrador más bajo mientras los ataba con cuerdas y bridas para asegurar que no escaparan.

– Te irá un poco grande, pero mejor eso que la ropa que llevabas, esos malnacidos la han destrozado al quitártela. Siento no haber podido llegar antes, me costó encontrar donde te tenían retenida y aún así debía esperar un buen momento para actuar.- Le dijo la ninja mientras le acercaba la ropa.

– Gra-Gracias, ¿como te llamas?.- Preguntó la secuestrada aún asustada.

– De nada, forma parte de mi trabajo por así decirlo. La policía no tenía ninguna pista sobre tu localización pero gracias a mis métodos no convencionales logré localizarte a tiempo. En cuanto al nombre, prefiero seguir en el anonimato.- Respondió su libertadora.

– Descendiste de la azotea como un ángel. No se como agradecértelo, llevo tres días secuestrada, esperaban cobrar un rescate de mi padre pero el dinero no llegaba y al final decidieron cobrarse parte del rescate con mi cuerpo, decían que si mi padre no pagaba me venderían a una red de trata de blancas.- Dijo la chica entre sollozos.

– No te preocupes, ahora estás a salvo, ven conmigo que te llevaré a un lugar seguro. A tu familia le encantará tenerte de vuelta y deberás explicar a la policía donde localizar a esos matones.- Respondió la ninja mientras la llevaba fuera del almacén.

Al exterior, el sol empezaba a salir y la chica se tranquilizó y respiró aliviada, volvió a abrazarse a su libertadora y solo dejó su abrazo cuando la ninja la dejó en el patio de la mansión de su padre. Escondida en un árbol vio aliviada como la chica se abrazaba con sus padres. Era un secuestro complicado pero gracias a su habilidad había salido todo perfecto.

A la ninja le encantaba poder ayudar a los indefensos, como le dijo su maestro, esas habilidades deben usarse siempre en beneficio de los débiles y nunca para el mal o en provecho propio.

Universidad de Detroit, el lunes anterior:

La Rectora de la Universidad se dirigió a los estudiantes de segundo de ingeniería:

– Buenos días, primero debo comunicarles la incorporación a la facultad de una nueva estudiante, Mikoto Amy, procedente de Japón, que estará este curso con nosotros. Amy, les recuerdo que en Japón el apellido va antes que el nombre, no solo es una brillante estudiante en su país sino que además está emparentada con la familia imperial Japonesa. Así que espero de ustedes un trato cordial hacia ella y espero que a su vuelta a Japón se lleve una muy buena impresión de esta Universidad y de ustedes.

Al lado de la directora, estaba Amy, una chica de 23 años, de figura atlética y alrededor del metro setenta de estatura, su postura era firme pero sin parecer arrogante, cara redondeada y llevaba su larga melena negra suelta y perfectamente planchada. Los chicos de la clase la miraron de arriba a abajo asombrados, fueren cuales fueren las preferencias de los chicos, ninguno podía negar que Mikoto Amy era una preciosidad. A las chicas de segundo curso les había salido una buena competencia, su belleza exótica era algo con lo que pocas podían competir.

Tras las palabras de la directora, Amy hizo una reverencia tomó la palabra en un perfecto inglés:

– Así es, soy sobrina del emperador, aunque eso no debe incomodarles lo más mínimo. Por favor, agradecería me traten como otra estudiante más. Voy a cursar este año con ustedes por las magníficas referencias que tiene esta universidad en mi país. Espero poder hacer buenos amigos entre ustedes, mis aficiones son a parte de la ingeniería, la natación, el deporte en general, la lectura y evidentemente, no suelo decir que no a salir de fiesta de vez en cuando.

Los estudiantes se presentaron diciendo su nombre uno a uno y Amy se fue a sentar en el único pupitre disponible, al lado de un joven atlético de cabello rubio y rizado, Tom Murray había dicho que se llamaba.

– ¿Y eso que seas de la familia real significa que hay un montón de seguratas escondidos pendientes de tí a todas horas?- Preguntó Tom nada mas sentarse Amy.

– Para nada, soy de una rama de la familia muy alejada de la sucesión al trono, además quiero ser una estudiante más así que no, no hay guardaespaldas pendientes todo el día de mí. Y para tu conocimiento, sé cuidarme de mi misma así que no te aconsejaría que intentes nada raro.- Le respondió Amy con una sonrisa para acto seguido concentrarse en la clase.

Detroit, el viernes siguiente

Al terminar la clase, Amy fue abordada por Tom y su grupo de amigos.

– ¡Amy! Para celebrar el fin de semana quieres venir con nosotros a tomar unas copas? Solemos ir a un bar musical céntrico y con buena música, seremos nosotros cinco y si te apuntas seremos seis.- dijo Tom señalando a los dos chicos y dos chicas que le acompañaban.

– Gracias pero hoy quiero aprovechar para refrescar lo que hemos dado esta semana en clase, si todo va bien y queréis repetir el plan, mañana por la noche me apunto.- Respondió ella.

– Caramba que aplicada, esperamos verte mañana entonces.- Respondió Rubén, uno de los chicos.

– ¿Por cierto, has leído la noticia de la semana?- Dijo Claire, una chica pelirroja, mientras le acercaba un periódico. Amy leyó el titular

Secuestro resuelto. La hija del famoso empresario rescatada por un personaje enmascarado.

Ayer por la noche la familia comunicó a la policía que su hija, cuyo secuestro había movilizado a todos los agentes, había sido devuelta sana y salva a casa. Se han detenido a cinco sospechosos encontrados atados en un almacén. La hija, secuestrada hacía tres días indicó que había sido rescatada en un almacén abandonado por un personaje enmascarado “un ángel” según manifestó la rescatada, sin dar ningún otro detalle de este misterioso ángel que apareció y se desvaneció como una sombra. ¿Quién es ese misterioso Shadow Angel?

– ¿Qué te parece?, ahora tenemos un justiciero enmascarado que nos protege.- Dijo Tom

– Shadow Angel? A vuestros periodistas les gusta poner nombres peliculeros a todo?- Dijo Amy pensativa, “Shadow Angel, no me desagrada este apodo” añadió para si misma.

Antes de despedirse del grupo, Amy se había fijado en otro titular del periódico

Otro golpe en una industria de Detroit. El ladrón invisible ha robado en otra empresa burlando a los vigilantes de seguridad y vaciando la caja fuerte, llevándose más de 50.000 dólares según informa el gerente

“Esta vez no te me vas a escapar, sé por donde te mueves y creo haber calculado donde darás el próximo golpe” Pensó Amy mientras se dirigía a su apartamento. Se presentaba una noche movidita y necesitaría todas sus habilidades al cien por cien.

Amy llegó a su piso, un céntrico ático con dos habitaciones, un salón-comedor, una moderna cocina y un baño bien equipado (su familia no había escatimado en gastos para su estancia). De un compartimiento escondido debajo de su cama sacó su ropa de ninja, sus gadgets y su inseparable katana. Se vistió y desde la azotea de su edificio con la ayuda de una cuerda y un garfio saltó al edificio adyacente y descendió por la escalera de incendios.

Ese “ladrón invisible” como lo había bautizado la premsa, era uno de los motivos de su estancia en Detroit. Desde Japón había seguido su actividad a través de internet y no pudo resistir el reto de comparar sus habilidades de ninja con las de un occidental con aparentemente la misma habilidad para el sigilo y el engaño. Un reto demasiado jugoso, que no podía dejar escapar. En Japón había demostrado tener unas habilidades superiores a la Yakuzza, y ahora por fin podría compararlas con las de un “gai-jin” como aún llamaba a los occidentales.

“Me pregunto quién será, ¿un acróbata, un ex-fuerzas especiales, un maestro de artes marciales…?” Pensaba Amy mientras se dirigía al lugar en el que creía que su presa daría el próximo golpe.

Esa misma noche, dentro de la principal fábrica de golosinas de Detroit

Shadow Angel entró sigilosamente en la fábrica de golosinas, una empresa que recientemente había incrementado sus ventas, exportando chucherías a todo el mundo pero sin haber reforzado sus medidas se seguridad. Los únicos vigilantes, situados en una garita a la entrada de las instalaciones habían sido muy fáciles de burlar. Ahora se encontraba entre las instalaciones para fabricar gominolas, rodeada de bidones, cintas transportadoras, y otra maquinaria, cuando de repente escuchó un ruido a su espalda y rápidamente y en guardia se dio la vuelta.

De detrás de una máquina, a unos cinco metros de distancia una figura oscura había aparecido. Pese a la oscuridad reinante, Shadow Angel distinguió una silueta femenina enfundada en ropa táctica, similar a la suya, una máscara que simulaba una cara de gato y un látigo en la mano.

– Llevas días siguiéndome la pista, creía que se trataba de un detective privado o algún policía competente y me encuentro que no es más que una jovencita.- dijo divertida la ladrona.- Por tu aspecto, debes ser la que liberó a esa chica, a quién la prensa ha empezado a llamar Shadow Angel, me equivoco?

– No, e igual que aquellos secuestradores, vas a acabar con tus patitas en la cárcel, sea quién seas.- Respondió Shadow Angel con voz autoritaria.

– Vaya vaya, una chica con carácter, como seguramente sabrás la prensa me ha bautizado como “ladrona silenciosa” aunque puedes llamarme Felina. Y vas a llevarte una buena sorpresa.- Dijo Felina mientras con un rápido y casi imperceptible movimiento de mano dirigió su látigo hasta una palanca cercana.

– Qué estás?…- A Shadow Angel no le dió tiempo a decir nada más. Esperaba una amenaza que le viniera de frente. Pero no se había fijado que ella estaba justo debajo de un gran contenedor suspendido por una cadena, error que esa noche le saldría muy caro.

La palanca que había activado Felina abría el contenedor de almíbar viscoso que estaba justo encima suyo, vertiendo su contenido sobre la joven heroína, que cayó al suelo por el peso del azúcar fundido que le caía encima.

El almíbar empapaba el cabello y todo el traje de la ninja, impidiendo que se moviera con su característica agilidad. Intentó levantarse de un salto pero sus botas resbalaron con el pegajoso azúcar y volvió a caer. En un intento desesperado desenvainó la katana, pero sus gantes estaban pringados de azúcar y no fue difícil para Felina arrebatarle el arma con un certero golpe con el látigo. Amy nunca se había sentido tan indefensa en su carrera como justiciera enmascarada. Nadie en Japón había conseguido sorprenderla de esta forma.

– Así que esperabas tenderme una trampa, y resulta que la presa eras tú, que tal te sienta el azúcar? Dicen que rejuvenece la piel.- Dijo Felina burlona mientras se acercaba a Shadow Angel.- Sabía que seguirías las migas que fui dejando, la verdad que esperaba ver a un hombre maduro empapado en azúcar, pero debo admitir que me gusta más de lo que esperaba ver a una chica revolcándose en almíbar.

Mientras Felina hablaba, Amy había sacado de su cinturón un par de dardos tranquilizantes, pero cuando fue a lanzarlos contra su rival un latigazo en la mano le obligó a soltarlos.

– No, no y no, nada de trampas, te he atrapado bien, no intentes nada o el siguiente latigazo irá dirigido a tu hermosa cara.- Dijo Felina mientras se acercaba a ella y con la bota la sujetó por el cuello.

Shadow Angel intentó liberarse de la presión que Felina ejercía en su cuello con su bota pero como más lo intentaba más resbalaba en el pringoso almíbar, para mayor divertimiento de Felina.

– Me gusta verte luchar, no te rindes fácilmente pero sabes tan bien como yo como va a acabar esto. No puedes liberarte de mi agarre y vas a quedar inconsciente en un momento a otro. Como veo que eres una luchadora, te haré una propuesta y te dejaré elegir, qué me dices?

– Maldita zorra, cuando me libere me las pagarás.- Dijo Shadow Angel desafiante, ahora que tenía a Felina encima, por sus rasgos (lo que su traje y máscara dejaba al descubierto) no parecía mucho mayor que ella, “menos de 30 años tiene seguro” pensó Amy.

– Tienes dos opciones.- Prosiguió la villana, indiferente a los forcejeos de la heroína.- Opción A: te dejo inconsciente y cuando te despiertes te vas a encontrar esposada a una de esas máquinas, completamente desnuda y desemascarada con tu disfraz al lado para deleite de quién te encuentre y te tomaré unas fotografías que mañana enviaré a la prensa que no podrán resistirse a publicar.

– ¡NO! No te atreverás, no puedes hacerme esto, no lo entiendes.- Dijo Shadow Angel casi como una súplica, nunca se había sentido tan indefensa.

– O.- continuó la ladrona, divertida.- opción B: te vienes a mi guarida, serás mía durante esta noche, haré contigo lo que me apetezca pero sin causarte lesiones, y mañana por la mañana te dejaré en un lugar apartado y podrás continuar con tu actividad como heroína o como sea te autoproclames. ¿Qué me dices? No tienes mucho tiempo.

– ¿Cómo se que no vas a hacerme daño si me llevas contigo?- Preguntó Shadow Angel con un sollozo.

– Porque nunca he hecho daño a nadie, eso lo deberías saber bien, nunca he herido ningún vigilante de seguridad, los he dejado inconscientes pero sin ningún daño salvo que fuera en defensa propia.

– Una condición, si acepto ir contigo, ¿me prometes que no me quitarás la máscara en ningún momento, ni enviarás ninguna foto a la prensa?- Preguntó Shadow Angel con una súplica.

Felina meditó unos segundos su respuesta.

– Mmm… de acuerdo, tienes mi palabra de que no te quitaré la máscara en ningún momento. Eso sí, alguna foto comprometedora te sacaré pero no se la enviaré a nadie. Será mi seguro contra tu venganza. Si tu te apartas de mi camino, esas fotos nunca verán la luz, si intentas volver a cazarme me aseguraré que esas fotos se publiquen por todo internet y estén en cada rincón de la ciudad. Eso sí, si te quedas aquí esposada me aseguraré que mañana tu bonito cuerpo desnudo esté en las portadas de todos los periódicos. Venga, sólo quiero divertirme una noche contigo.

– De acuerdo, llevame contigo.- Dijo Shadow Angel completamente derrotada.

Con una sonrisa divertida en la cara, Felina sacó algo de uno de sus bolsillos. Un pequeño collar, similar al que se pone a una mascota y rápidamente lo ató al cuello de Shadow Angel. Para asegurarse que no se lo pudiera quitar, iba cerrado con un candado.

– Sólo es una medida de protección para asegurar tu colaboración.- Dijo Felina mientras poco a poco liberaba la prisión de su bota sobre el cuello de la derrotada ninja.- Si te portas mal…

Felina apretó un botón y una descarga eléctrica sacudió el cuerpo de Shadow Angel, que no pudo reprimir un grito de dolor.

– De acuerdo, de acuerdo, tu mandas, me dijiste que no me harías daño.- Dijo la heroína mientras poco a poco se levantaba.

– Y pienso respetarlo, no te haré daño salvo que intentes nada contra mí. Por cierto, te será difícil andar con toda esta viscosidad, ¿porque no te quitas la ropa y así de paso me aseguro que no lleves ningún otro juguete oculto?- Dijo Felina con una sonrisa en la cara.

– ¡¿Estás de broma?!.- Exclamó Shadow Angel aunque la mirada de Felina no era de broma.

– La máscara no, por favor.- dijo suplicante.

– Puedes quedarte con tu precioso antifaz, pero todo lo demás fuera. No te preocupes, pondré tu ropa en una bolsa y me la llevaré, no la dejaré aquí tirada y mañana por la mañana la podrás recuperar. Eso sí, date prisa o puede que nos sorprenda el vigilante de seguridad.

Amy estaba desesperada, nunca se había sentido tan indefensa, esperó unos segundos, esperando algo que le permitiera recuperar su situación, un gesto de distracción de su adversaria. Pero Felina mantenía su mirada fija en ella y con el dedo en el botón que activaba el dispositivo eléctrico de su collar.

Resignada, Shadow Angel empezó a quitarse la ropa, primero su cinturón, las botas, los guantes, prendas inocuas que se sacaba lentamente esperando encontrar una oportunidad para derrotar a su adversaria. Luego se quitó su camiseta, y sus mallas, quedando solamente un top y un tanga negros cubriendo su precioso cuerpo.

– Sigue sigue, me gusta lo que veo. ¿Ese atractivo tanga forma parte del atuendo oficial de un ninja?- Se burló Felina mientras se lamía los labios juguetona.

Finalmente Amy aceptó la realidad, Felina era demasiado buena y aunque se notaba que disfrutaba enormemente viendo como se desnudaba, no bajaba la guardia en ningún instante. Amy terminó por quitarse el top, dejando al descubierto sus firmes pechos y finalmente se quitó el tanga, quedando completamente desnuda ante Felina con excepción de su antifaz. Poquísimas personas la habían visto desnuda, su humillación era total, sentía como sus mejillas se ponían coloradas. Felina estaba divertidísima.

– Vaya vaya, pero que preciosidad escondía ese oscuro atuendo, realmente eres todo un ángel… Por cierto, veo que piensas en todo.- dijo señalando su pubis perfectamente depilado.

Felina soltó una carcajada al ver como Shadow Angel intentaba cubrirse el pubis y sus pechos como podía.

– No te hagas la recatada conmigo pequeña, ya verás como nos lo pasaremos en grande. Ahora ve hacia ese tanque de ahí.- Dijo señalando una piscina llena de azúcar fundido al fondo de la sala.

Amy muerta de vergüenza se dirigió hacia donde su captora le indicaba. No podía evitar por mucho que se esforzara que lágrimas de derrota y humillación surcaran sus mejillas. Felina recogía sus traje, katana y artilugios y los metía en una mochila.

– No, no, andando no, quiero ver como te arrastras como una lagartija.- Le dijo Felina en tono autoritario.

– Por favor, eso no.- Suplicó Amy, aunque un gesto de Felina hacia el botón que llevaba en la mano la hizo obedecer inmediatamente. Primero se arrodilló al suelo, el contacto con el frío hormigón le puso la piel de gallina, y luego se tumbó notando como el frío suelo le endurecía sus pezones, y empezó a reptar.

– Bien bien, así me gusta, que seas obediente. Ya de he dicho que si te portas bien no te haré daño.- Dijo Felina que al pasar a su lado no pudo evitar darle una cachetada en su culito.- No sabes las ganas que tengo de llegar a mi guarida, pero antes debemos hacer otro trámite.

Shadow Angel llegó al borde del estanque de azúcar fundido y se quedó quieta, asustada.

– Bien, ahora metete dentro.- Dijo Felina.- Y rapidito o te soltaré otra descarga.

Amy obedeció y metió primero sus piernas, y luego su cuerpo, el azúcar fundido le llegaba hasta el ombligo, provocandole una sensación extraña en su cuerpo, no del todo desagradable. Lo notaba caliente pero sin llegar a quemarla.

– Ahora sumérgete toda, la cabeza no hace falta.- Dijo Felina.

Amy obedeció, y se sumergió en el tanque hasta los hombros. El contacto con el tibio azúcar la relajó un poco.

– Esto no es un jacuzzi en el que te puedas tumbar a descansar, sal ya que tengo planes para tí. Ahora puedes andar de pie.

Shadow Angel salió del azúcar y se quedó quieta, podía notar como detrás suyo Felina gozaba con la imagen de la pringosa mezcla resbalando por su cuerpo. Notó que Felina cogía un bidón, lo levantaba y antes de que pudiera reaccionar vertió su contenido sobre su cabeza.

– No, no te muevas, no te asustes, es solo azúcar glas.- Dijo Felina para tranquilizarla mientras vertía el polvo blanco por todo su cuerpo.- El azúcar glas va a endurecer el azúcar fundido, notarás que ahora te será difícil moverte, a parte de la diversión que me ha dado, es una medida para asegurarme que no vayas a intentar nada durante nuestro viajecito. Siempre quise intentar algo nuevo, las cuerdas y las esposas están demasiado vistas.

Shadow Angel comprobó que tenía razón, el azúcar glass solidificó la mezcla que pringaba su cuerpo y a los pocos segundos notó que no podía separar los brazos de su cuerpo y notaba las piernas pesadas y cansadas.

– Mirándolo así eres todo un caramelito.- Dijo Felina divertida mientras le lamía uno de sus pezones endurecidos por el azúcar.- No te muevas, ahora vuelvo, jejeje.

Amy al ver que Felina se marchaba intentó liberarse con todas sus fuerzas pero el azúcar solidificado era una atadura más resistente de lo que se hubiera imaginado y todos sus intentos fueron en vano. Pasaron los minutos y Felina no volvía, la habría traicionado? Se quedaría así hasta que mañana los primeros trabajadores la descubrieran? Pensó asustada.

Shadow Angel respiró aliviada cuando vio a Felina volver con una bolsa grande y una carretilla.

– ¿Pensabas que te ibas a quedar así toda la noche?- Dijo Felina divertida mientras sacó un teléfono móvil y sacó una foto a la indefensa heroína.- Algo así no se ve todos los días, venga inmortalizaremos ese momento.

Felina sacó una selfie con el teléfono mientras besaba la mejilla a la heroína.

– Ha quedado perfecta, podría hacer de tí toda una influencer.- dijo divertida.

– Ahora vayámonos a casa, tengo ganas de deleitar mi golosina.- dijo Felina que, demostrando una fuerza que nadie hubiera dicho por su complexión, cogió a la ninja y la metió en la bolsa.

– Esto para que tengas algo para distraerte y de paso evito que hagas ruido.- Dijo Felina mientras abría la boca de Amy y ponía en ella una manzana caramelizada a modo de mordaza

– No tengas miedo, esa bolsa no te va a impedir respirar.- Dijo Felina para tranquilizarla mientras cerraba la cremallera y depositaba la bolsa en la carretilla.

Amy estaba asustada, temblando y llorando. No cesó en ningún momento de intentar liberarse, intentando quitarse la dulce mordaza. No recordó en qué momento, rendida por el esfuerzo, se quedó dormida.

CONTINUARA

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *