La misma noche. Refugio de Felina

– Buenas noches Bella Durmiente.- la despertó una voz mientras notaba una cachetada en el culo.

Amy abrió los ojos, deseando que todo hubiera sido una pesadilla y esperando levantarse en su apartamento. Pero en lugar de eso se encontró en una habitación sin muebles ni ventanas, atada de una biga con los brazos en alto y con unas cadenas sujetando sus tobillos. No podía mover los brazos ni las piernas y todo el cuerpo le dolía, se dio cuenta que su captora la había esposado a una altura que únicamente podía tocar el suelo de puntillas. Un fluorescente era toda la luz que tenía la habitación y su única salida una puerta metálica.

– Dormías como un angelito cuando te saqué de la bolsa, debiste estar realmente agotada. Ni notaste como el agua caliente derretía el azúcar de tus brazos. Ni siquiera reaccionaste cuando te esposé de esta forma. No te preocupes, aún tenemos un poco más de cuatro horas de noche para nosotras antes que tenga que liberarte según nuestro acuerdo.- Dijo Felina.

Su captora ya no vestía la indumentaria táctica que recordaba sino que vestía un conjunto deportivo color gris consistente en top que mostraba un generoso escote y unos shorts que mostraban más de la mitad del culo de Felina. Amy se sorprendió al verse contemplar la figura de su captora en lugar de pensar en su situación. Felina aún conservaba su máscara, que simulaba la cara de un gato negro, que dejaba entrever una melena rubia. No debía tener más de cinco años más que Amy, pensó la cautiva.

Una sensación en su espalda que le puso la piel de gallina sacó a Shadow Angel de sus pensamientos. Giró su cara y vió (notó más bien) que Felina estaba lamiendo los restos de azúcar, bajando su lengua en zig zag por toda su espalda hasta llegar a su culito, donde se entretuvo un buen rato.

– Eres la gominola más deliciosa que he probado nunca.- dijo Felina divertida mientras agarraba su trasero.- Y tienes un cuerpo, eres toda un ángel.

Shadow Angel, sin poder hacer nada para evitarlo notaba como Felina recorría todo su cuerpo con su lengua, pasando ahora por su delantera, primero por su barriguita, lentamente subiendo hasta sus pechos, lamiendo sus pezones con delicadeza y luego chupándoselos. Amy notaba una sensación que nunca había sentido con nadie y que mucho menos esperaba notar estando atada y en manos de su enemigo. Notó como su clítoris se endurecía y como su vagina se humedecía. Apretaba sus labios para sofocar cualquier gemido, esperando que Felina no se percatara de su excitación. Pero su captora estaba muy atenta.

– Vaya vaya, así que nuestra heroína se lo está pasando en grande eh?- Dijo mientras recorría su clítoris y su vagina con los dedos, mostrando una habilidad asombrosa estimulando su cuerpo.- Seguro que debes ser una de esas asiáticas a las que les encanta el bondage y las ataduras, ¿verdad? Tu maestro nunca te ató y jugó contigo para que aprendieras escaparte de las ataduras en caso que te capturaran?

Amy recordó el entrenamiento con su maestro, como muchas veces la había atado con todo tipo de cuerdas y cadenas para que aprendiera habilidades de fuga y escapismo. Aunque ella había disfrutado y se había excitado estando atada, su maestro nunca había ido más allá del entrenamiento y no había intentado aprovecharse de su alumna. La sangre real de Amy se había impuesto sobre los deseos que pudiera haber tenido su maestro, y Amy había tendido que buscar salida a la excitación que le provocaba ese entrenamiento masturbándose disimuladamente mientras fingía dormir.

– Eh! No te me vayas que estoy aquí!- dijo Felina pellizcándole un pezón y devolviendo a Amy a la realidad.- No hace falta que me respondas, tu cuerpo me da las respuestas que necesito.-

Las manos de la villana, y su lengua, recorrían cada rincón del cuerpo de Shadow Angel, desde las orejas hasta los dedos de los pies mientras lamia todo el azúcar de su cuerpo.

Amy nunca había sentido nada igual, Felina exploraba cada rincón de su cuerpo, Amy deseaba que se detuviese en su vagina, que dedicara más atención a su clítoris, pero Felina solamente se detenía allí el tiempo suficiente para mantenerla encendida. Al poco rato Amy no podía disimular sus gemidos de placer, intentaba desesperadamente liberar sus manos pero ya no para escapar sino para poder darse a si misma el orgasmo que Felina le negaba.

– Por… por favor.- suspiró Shadow Angel con un susurro.

– Por favor, ¿qué?- Preguntó Felina deteniendo momentáneamente sus caricias.

– Ya sabes lo que quiero…- Respondió Shadow Angel mientras se estremecía con todo su cuerpo buscando, hasta donde sus ataduras le permitían, el roce con el cuerpo de Felina.

– No, yo no lo sé, si no eres un poco más clara, creo que me iré y te dejaré así el resto de la noche.- Dijo Felina con una sonrisa.

– Por favor, hazme llegar al orgasmo, no lo resisto más, esto es una tortura, necesito llegar.- Suplicó Shadow Angel.

Felina estaba divertidíssima, por fin tenía a Shadow Angel justo donde ella quería, ese era el momento que había esperado toda la noche. El momento de pedirle que ella hiciera lo que en cualquier otra circunstancia nunca aceptaría.

– De acuerdo, pero….- Dijo Felina mientras volvía a lamer el clítoris de Amy lo justo para encenderla pero para evitar que llegara a su orgasmo.- …antes deberás hacer tu una cosa, al fin y al cabo representa que tú eres la prisionera, debería ser yo quién te pidiera cosas y no al revés.

– Lo que sea Felina, pero por favor, no lo aguanto más.

Felina salió un momento de la habitación, dejando a Amy pensando en qué le pediría a cambio. Amy estaba tan excitada que haría cualquier cosa que Felina le pidiera a cambio de su anhelado orgasmo. Al cabo de unos segundos, que a Shadow Angel se le hicieron eternos, Felina entró en la habitación con una cámara de video, un trípode y un objeto que no identificó. Felina encendió la cámara y se dirigió a Amy.

– Así que quieres un buen orgasmo?- dijo mientras Shadow Angel asentía sumisa.- Pues bien, te daré lo que necesitas, pero antes te desataré y tendrás que arrastrarte como la gatita sumisa que eres hasta delante de la cámara y quitarte tu preciada máscara.

Era tal el control que Felina sabía que tenía sobre Shadow Angel que no temía que intentara atacarla cuando le quitara las esposas, seguramente ella antes intentaría masturbarse que intentar escapar. Felina sabía lo desesperada que estaba su adversaria en ese momento por llegar a su orgasmo. Y además seguía manteniendo el collar eléctrico en el cuello de la ninja.

– Por favor, eso no… cualquier cosa menos eso.- suplicó Shadow Angel.- Me prometiste que no me quitarías la máscara si aceptaba ir contigo.

– Exacto, y pienso mantener mi promesa. No te quitaré tu máscara, te la quitarás tu misma. Salvo claro, que prefieras estar sufriendo por tu orgasmo unas horas más.- Respondió Felina mientras hábilmente estimulaba el clítoris de su rival con la mano.

– No te preocupes, esa grabación no saldrá de aquí. Será mi seguro de vida, tu no intentas cobrarte venganza por lo de hoy y solamente mis ojos verán esa grabación. Intenta algo contra mí y te aseguro que todo Detroit y todo internet te verán.- Añadió mientras besaba los labios de Shadow Angel.

– De… acuerdo.- Shadow Angel no tenía otra salida y lo sabía, Felina había jugado bien sus cartas y su deseo era tan intenso que no podía negarse a nada. Absolutamente a nada, aunque eso implicara su total humillación.

Felina quitó las esposas a la ninja, primero las de los pies y finalmente las de las manos. Shadow Angel cayó casi a peso muerto a los brazos de Felina, agotada, y la villana delicadamente la recostó en el suelo. Cuando Shadow Angel estuvo en el suelo, sin importarle que la cámara estuviera grabando dirigió su mano hacia su vagina, no podía aguantar más, necesitaba su orgasmo ya. Cuando una descarga eléctrica sacudió su cuerpo.

– No, no, no. Portate bien Dijo Felina.- Solo yo te daré ese orgasmo. Y ya sabes lo que tienes que hacer.

Completamente derrotada, Shadow Angel se puso a cuatro patas y fue gateando hacia la cámara.

– Ponle un poco de ganas, mueve tu culito.- ordenó Felina.

Totalmente sumisa, Shadow Angel obedeció, acompañando cada movimiento de cadera con un maullido.

– Perfecto, así me gusta.- Felina no podía creer que realmente la ninja hubiera aceptado esa orden tan rápidamente.

Shadow Angel se acercó a la cámara maullando como si fuera una gatita. Mirando el objetivo, se sentó sobre sus piernas y lentamente se quitó la máscara, revelando completamente su rostro. Felina no pudo salir de su asombro.

– Vaya vaya ¡qué sorpresa! ¡Si te conozco! Eres esa princesa japonesa, vi tu foto en el periódico.- exclamó realmente sorprendida.

– Ahora ya sabes porque insistía tanto en lo de mi máscara. Por favor, solo te pido que esto no salga de aquí y haré lo que me pidas.- Dijo Amy derrotada.

– No te preocupes, siempre cumplo mi palabra.- Dijo Felina mientras se desnudaba ante la atenta mirada de su cautiva, se colocaba un cinturón con un consolador y se tumbaba encima de Amy.

Felina besó a Amy en los labios mientras la penetraba con el consolador y ella apasionadamente le devolvió el beso. Los gemidos de Amy se sumaron a los de Felina que nunca había experimentado nada igual.

Felina había practicado el bondage y el sadomasoquismo con parejas anteriores, siendo a veces la sumisa a veces la dominante. Pero nunca había experimentado nada igual como lo que estaba sintiendo con Shadow Angel. La sensación de estar realmente dominando a una prisionera la llenó de placer. Felina ya no podía parar, sabía que en ese momento si la ninja luchaba le sería muy fácil derrotarla y lo perdería todo, su guarida, su identidad, el vídeo, las fotos… Pero Amy estaba disfrutando tanto como ella y ni siquiera se planteó la posibilidad de luchar e intentar vencer a su enemiga, solo le importaba el intenso placer que recorría su cuerpo. Mientras tanto, la cámara seguía grabando.

Ambas chicas tuvieron multitud de orgasmos hasta que finalmente, agotada, Felina quedó tumbada encima de Shadow Angel. La ninja no hizo ningún gesto para apartarla, y así quedaron varios minutos que podrían parecer horas.

La mente de Felina fue la que primero se activó. Y quizá eso la salvó de cualquier intento de Shadow Angel de inmovilizarla y hacerse con el control. Se levantó y recuperó el pulsador que activaba el collar de Amy. Paró la cámara y se la llevó de la habitación, cerrando con llave la puerta.

Shadow Angel/Amy aún estaba extenuada en el suelo cuando Felina volvió a entrar, llevando esta vez un pequeño maletín. Se acercó a la derrotada heroína y la besó en los labios.

– Antes de despedirnos, una última cosilla.- Dijo Felina con una sonrisa.

– Qué, qué quieres ahora?- Respondió Shadow Angel un poco asustada.

– Nada, una pequeña travesura mía. Como sé que lo has pasado en grande quiero que recuerdes durante un largo tiempo, que has sido mi prisionera y que tengo el control absoluto sobre tu cuerpo y tu mente”.

– No te entiendo.- Dijo Amy.

– Muy fácil, voy a hacerte un pequeño tatuaje sobre tu fina piel, que además será tu primer tatuaje por lo que he visto. Tú escogerás el lugar, podrá ser un sitio discreto pero íntimo o algo más visible si no te avergüenza llevarlo. Sabes que si o sí saldrás de aquí con ese tatuaje, así que decide bien.

Amy al principio dudó entre rebelarse y luchar contra Felina, aquello iba más allá de lo que ella estaba dispuesta a tolerar. No permitiría que también humillara su piel de esa forma. Pero luego recordó la grabación y como se había humillado ante la cámara. No, luchar no era una opción, Felina tenía el control absoluto de la situación, Amy solo podía escoger la salida menos humillante. La preguntó a Felina qué tipo de tatuaje le haría y la villana se lo susurró en la oreja. Amy entonces le susurró una parte de su cuerpo.

El lunes siguiente. Vestuarios del gimnasio de la universidad de Detroit

Terminado el entrenamiento físico, Amy se dirigió al gimnasio a ducharse y prepararse para las clases. Siempre le gustaba someter su cuerpo a una dura disciplina cardiovascular antes de empezar las clases, la ayudaba a estar más atenta. Como siempre, era la que más fuerza y resistencia tenía entre todas las chicas del gimnasio y superaba en cualquier ejercicio a la inmensa mayoría de chicos.

En el vestuario se encontró con Claire, la chica que había conocido el viernes, para Amy, hacía toda una eternidad.

– Estuviste desaparecida todo el fin de semana. ¿Dónde estuviste? ¿Estudiando a fondo?- Preguntó Claire.

– Algo así, el viernes fue una noche larga y necesité el sábado y domingo para recuperar las horas de sueño.- Respondió Amy mientras se desnudaba y se dirigía a la ducha.

– Caramba, ¿y ese tatuaje? Parece nuevo.- Dijo Claire dirigiendo su mirada al pubis de Amy.

– S..Sí, me lo hizo una… amiga hace unos días. Me dijo que me daría más autoconfianza en mí misma.- Respondió Amy, a la derecha de su monte de venus, tenía tatuada una pequeña pero detallada huella de gato.

– Según me dijo el gato significa la fuerza interior, autoconfianza para afrontarlo todo.- Dijo Amy, para decir algo a modo de excusa.

– Uau, pues te queda muy sexy. ¿Lo sabe alguien más?- Preguntó Claire llena de curiosidad.

– No no, eres la primera en verlo, por favor no se lo cuentes a Tom y a los chicos vale? Aún no estoy segura de que fuera una buena elección.

– Por supuesto, seré una tumba, aunque te da un look muy atrevido que nunca hubiera dicho de una princesa japonesa.- Dijo Claire con una sonrisa.

– ¡NO soy una princesa!- replicó Amy.

– Da igual, para nosotros eres nuestra princesa. Venga espabila que llegamos tarde a clase. Por cierto, has leído el periódico de esta mañana?

– No, por qué? Algo interesante?- Preguntó Amy mientras se enjabonaba el pelo.

– Parece ser que este misterioso Shadow Angel no estuvo ocioso el fin de semana. Ayer capturó una banda de atracadores. Los dejó atados a una farola a disposición de la policía.

CONTINUARA…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *