“Se precisa mujer seria y respetable para experiencia poco habitual. 30-50 años. Se garantizan aventuras y discreción.”

Este fue el anuncio por el cual Carmen, una decente esposa y madre pero con muchas inquietudes en materia sexual, cae en las manos del Sr Parker, un hombre respetable pero perverso. El juego al que Carmen se presta consiste en que el Sr Parker sería su dueño durante un mes. En ese periodo ella estaría obligada a poner su cuerpo a disposición del hombre para que practicase con ella sus deseos y fantasías. La segunda parte del acuerdo consiste en que ambos se comprometen a que el juego no afecte a sus vidas personales ni profesionales. Es algo clandestino y Carmen toma el nombre falso de Lorena.
Ella nunca habría pensado que sería capaz de hacer algo así. En el capítulo anterior vive su primera infidelidad a su marido dejándose follar por el Sr Parker en los probadores de unos grandes almacenes. El hecho de que él la obligase a tener los ojos vendados, que se lo hiciese desde atrás, tratándola con firmeza, y que al terminar la deje abandonada y follada en ese probador la ha producido una honda impresión “¿cómo ha sido capaz de ofrecerse a ello?” y lo peor “¿cómo ha podido disfrutar tanto?”.Al día siguiente no puede quitarselo de la cabeza. Reflexiona sobre lo que ha pasado: Ese hombe la ha dominado. La ha hecho sentirse como una auténtica puta y ha gozado como nunca. Recuerda como en esos momentos, se moría de ganas por saber quién era realmente el hombre que la estaba follando, cómo eran sus detalles físicos, pero había de reconocer que el hecho de no saberlo y no poderle ver la había puesto especialmente cachonda.
Ahora ya lo sabía. Le había dejado un recorte de prensa en su bolso y, aunque no tenía pruebas, estaba claro que sólo podía ser él. Un importante cirujano. El tipo la encantaba. Maduro, canoso, con una sonrisa de dientes perfectos… inspiraba confianza y seguridad. La típica persona a quien comprarías un coche usado ¿quién iba a imaginar que una de sus mayores pasiones era dominarla a ella? Pero claro, ¿quién iba a imaginar que ella, una respetable mujer, iba a caer en esta aventura?. Y sólo pensar que ahora se había convertido en su amante, en su amante para todo lo que él quisiera, la tenía en un estado de excitación permanente.

Carmen acaba de volver de llevar a su hija al colegio y espera ansiosamente al ordenador iniciarse. Inmediatamente va a la cuenta de correo secreto que se había creado expresamente para este juego. Allí está el mensaje del Sr. Parker.

“Lorena,

Estoy muy contento contigo.
Estuviste un poco tímida y temblorosa pero lo has hecho fenomenal, corriéndote como una perra en celo en un probador y sin saber quien te estaba disfrutando. ¿lo has pensado? ¿no te hace sentir zorra?
En el próximo juego continuaremos e intensificaremos estos efectos en tu mente. Quiero que te sientas puta. Te vas a vestir con el más corto de tus trajes y quiero que lleves unas medias de rejilla negras con costura atrás. No sé si se llevan o no, pero te quiero ver con ellas. Ah y sin sujetador.
Mañana a las 2 de la tarde irás así vestida al sex-shop de la calle Montera. Sí, ya sé que es una zona donde se ponen las prostitutas y sus clientes, pero tú no tienes que entretenerte con nadie. Cuando entres al sex-shop, irás a la zona de juguetes eróticos y preguntarás por un huevo vibrador con mando a distancia. Pedirás que te enseñen varios modelos. Compras uno y sales de allí. Si no recibes mensajes míos te vas a casa que ya te daré más instrucciones.
Lorena, hoy tienes prohibido tocarte ni que tu marido te folle. Quiero que vayas con cierta ansiedad.
Confirmame que lo has entendido. Atentamente,
Sr Parker
Ps. Hice algunas fotos del episodio de ayer con mi teléfono móvil. Espero que no te importe. Son sólo para mi consumo personal aunque puede que, si me lo pides, te envíe alguna. “
El aluvión de sensaciones la abruma de repente. Por un lado se siente excitada y deseosa de satisfacer al Sr Parker. Le gusta el juego y ansía hacer lo que él la mande. Mucho más volverlo a tener pegado a su cuerpo penetrándola y dominándola. Por otra parte, su sentido del deber la angustia. No quiere arriesgar su modo de vida, su familia, su hija que es lo que más quiere… hasta le molesta el daño que pudiera hacer a su aburrido marido si se entera. ¿Cuántas veces ella había criticado a las mujeres así? Incluso a Ruth, una de sus mejores amigas.
Además, la última frase la deja estremecida. A pesar de que algo le hace confiar en el Sr Parker, el hecho de que la tenga fotografiada en el probador la produce sentimientos encontrados. Por un lado temor a que pueda usar las fotos y destrozar su vida, pero por otro se moría por verlas y usarlas. ¿Saldría también él? ¿Se vería su polla? Desde ayer en el probador no hace más que imaginar su polla. Sabe que es grande y ya la ha tenido dentro, pero no la ha visto.  Contesta al Sr Parker.
“Buenos días,
He entendido el mensaje y así lo haré, aunque moriré de vergüenza en esa calle.
Muchas gracias por lo que me hizo ayer, lo necesitaba. Por favor, le ruego discreción con las fotos.
Saludos, Lorena”
Ese día transcurre lento. Todo el juego la tiene muy caliente y en varias ocasiones está a punto de desobedecer las órdenes y masturbarse. Sale a una lencería. Sin saber porque busca una alejada de su casa y compra las medias de rejilla negras. De ese modelo sólo tienen las enteras “tipo panty”. Por la noche, como es de esperar su marido la ignora completamente en la cama. Mejor, porque ella nunca le ha negado nada y hoy se iba a sorprender si lo hace.
A la mañana siguiente, se prepara para salir a hacer el encargo del Sr Parker. Está nerviosa. Excitada. Nunca había salido de casa sin sujetador y, a pesar de que su pecho aún es firme. Se pone un vestido veraniego de talle alto y falda por las rodillas.  Así disimula un poco más su pecho, pero el detalle de las medias no se puede disimular. Su aspecto es provocador. Se pone una chaquetita fina por encima para disimular sus pezones y sale de casa. Afortunadamente el día es primaveral.
Toma el metro para ir al centro de la ciudad y nota como los hombres la miran. Escrutan disimuladamente su cuerpo y ella no puede evitar excitarse. Después de muchos años se siente atractiva, deseada. Va perdiendo el miedo. Incluso junta disimuladamente sus piernas para sentir algún efecto de presión en su sexo.
Llega al centro demasiado pronto y se para a tomar un café. Debe ir puntual a la hora indicada, aunque no sabe si el Sr Parker estará por allí. Con decisión afronta el camino a la calle Montera. Pero su valor se resiente cuando ve que hasta los policías que siempre hay por la zona la miran de arriba abajo. Piensa “¡qué vergüenza si me encontrase con alguien conocido!”.
Y con ese sentimiento de inseguridad entra en el Sex-Shop. Para su decepción, no hay mujeres atendiendo, sólo hombres. A ella la atiende un hombre de unos 45 años, con una camiseta negra del establecimiento y con la cabeza completamente afeitada. Él la ve temblar algo desorientada. Ella mira a un lado y a otro. El hombre ha visto a muchos juegos y mujeres como ella. La atiende con desparpajo y amabilidad. Ella, sin atreverse a mirarle a los ojos, le dice que quiere un huevo vibrador con mando a distancia. Que la saque varios modelos. El hombre sale del mostrador y le indica otra zona de la tienda. Al guiarla pone una mano en su espalda, justo donde comienza la curva de su culito, y la empuja moviéndola sutilmente. El mero contacto hace que ella sienta una descarga, un auténtico escalofrío de excitación que hace que sus pezones reaccionen inmediatamente.
Sobre un mostrador más apartado saca varios modelos. Se los explica con palabras amables e incluso se los pone en sus manos para que sienta su tacto. La mano de él toca la de Carmen y pasa rozando un vibrador por su piel del brazo para que note el tacto. Las mejillas de Carmen están rojas como un tomate y los pezones amenazan con romper la tela.  Inconscientemente frota un muslo contra otro. Le recomienda un gel lubricante excitante pero ella, con timidez lo rechaza. No quiere salirse del guión del Sr Parker. Está deseando irse, aunque también se siente atraída por la situación y claramente deseable para él. Le saca cosas y cosas, “has probado el plug-in anal?” y saca otro trozo de silicona… “¿lo quieres probar?”. Pero Carmen coge uno de los huevos y, sacando decisión, dice “me llevo este y nada más, gracias”… La caja es del tamaño de una de zapatos. Se lo pone en una bolsa de color rosa fuerte y, tras pagar, sale aliviada de la tienda. Sin imaginarse lo que iba a pasar a continuación.
Había previsto coger una bolsa que disimulase el paquete comprado y se mete un poco en una bocacalle para esconder la bolsa del sex shop en la que ella, prevenida, llevaba. Pero súbitamente alguien la toma del brazo y la dice… “vamos que tengo ganas de echar un buen polvo…” y la arrastra hacia el callejón. Ella se resiste, pero no sabe como hacerlo sin llamar la atención. Es un chico joven, alto y fuerte, algo grueso, de unos 25 años y con aspecto de trabajador. Lleva un piercing en la ceja y su mirada es intensa. Se puede decir que es atractivo, a pesar del aspecto de macarra que le dan algunos tatuajes. Huele bien. A desodorante y a hombre. Ella trata de soltarse, pero no puede. Las manos del chico son rotundas. Grandes y fuertes con gruesos dedos… la arrastra a un portal… ella lucha, pero él dice algo que hace que su resistencia desaparezca…
“Vamos putita, él me ha dado permiso para usarte… así que OBEDECE”.
El comentario la paralizó. El Sr Parker lo ha solicitado… entonces se deja hacer. El chico la mete en un portal y la hace subir las escaleras. Le nota realmente muy cachondo y, en un hueco la aplasta contra la pared y se pone a manosearla y a llamarla de todo… Se siente abrumada por la situación. No la esperaba, y piensa que quizá debería huir, pero algo la paraliza y se deja hacer incluso cuando él mete la mano dentro de su falda y nota la humedad que rezuma al presionar sus dedazos sobre sus pantys y sus braguitas. “Eres una cerda… tanto resistirte y mira como estás… pero yo sé lo que te gusta… ¿eh?” dice con una sonrisa de triunfo.
A ella no le cuadra lo que está pasando, siempre ha odiado ese tipo de situaciones, pero la manera en la que la soba, en que la habla… lo que la hace, la presión de su miembro duro y grande contra ella, la humillación, el mando, la hombría… sin poder evitarlo Carmen empieza a jadear. … el chico la manosea… sobre las medias… sobre las bragas… y entonces con las dos manos bajo su falda le rompe las medias lo suficiente para introducir los dedos en ella.
Al principio lo hace bien… masajeando su clítoris… y metiendo y sacando uno de sus dedazos… pero luego empieza a profundizar y empieza a meter dos… se le escapa alguna queja entre sus gemidos… y él dice “¡calla puta!” lo que la hace sentirse aún más guarra… incluso se sorprende acompañando con sus caderas los rudos movimientos de él. Se siente aterrorizada de conocerse así, pero no puede parar. Ya está rozando el orgasmo cuando el chico dice “ya sabía yo que el negro de esta calle tiene siempre buenas putas”… “nada más verte entrar en el sex-shop le pedí precio por ti”…
Entonces el momento se rompe ¡No ha sido el Sr Parker el que la ha mandado a ese degenerado! Sacando fuerzas de flaqueza empuja al chico con todo su ser… y sale corriendo escaleras abajo. No sabe como pero lleva su bolso en la mano y la bolsa con su compra.

Seguramente no lo ha soltado en todo el episodio. “¡Hija de putaaaaaa! ¡ven aquí!” El chico sale corriendo detrás pero se oye cerrarse una puerta… sale un matrimonio de ancianos que hacen que el chico se detenga. Ha tenido suerte. Sale asustada del portal y, por suerte un taxi la espera a la puerta. Lo toma y no sabe qué dirección decirle. Entonces suena su teléfono de nuevo. y justo suena su teléfono… ella lo coge. Es el Sr Parker:

– “Lorena… que has hecho ahí en ese portal… ya puedes tener una buena explicación si no quieres que demos por finalizado el juego en este momento… eres una puta… y yo pedí una mujer seria. Si quiero compartirte con un degenerado lo decidiré yo”
– “Por favor, no… por favor no… Sr Parker… ha sido un error… no puedo hablar ahora…”
– “Vete a casa. Me vas a tener que explicar todo lo que ha pasado. Con todo detalle. Todo. La verdad. Por escrito.”
Con lágrimas en los ojos por las distintas emociones vividas en 20 segundos… llega a su casa.
Estimado Sr Parker…
Creo que he cometido un error… y le cuenta con pelos y señales todo lo ocurrido…” Entonces Carmen describe cómo se sintió vestida con las medias de rejilla y costura atrás, cómo le miraban los hombres en el metro, cómo se notaba los pezones excitados en esos momentos, cómo compró en el sex shop el juguete que él había pedido… describe sus sensaciones dentro de la tienda, con los comentarios del dependiente… describe lo ocurrido al salir, las palabras del chico que la llevó al portal, incluso aclaró lo que estaba gozando con las gruesos dedos de él pensando que se lo había enviado el Sr Parker… También las lágrimas en el taxi pensando en todo lo que había pasado… La sensación de sentirse engañada, manipulada por un jovencito… dejándose hacer en el portal, ella que siempre ha sido una mujer respetable y decente.
… por favor, deme otra oportunidad. No me volveré a equivocar… haré todo lo que usted me diga.
Lorena
15 minutos después, el Sr Parker contesta a su correo… ya en otro tono… el también ha respirado. Había llegado a tiempo de observar a Lorena entrar al Sex-Shop y lo ocurrido a la salida le había dejado completamente desorientado.
Vaya Lorenita… así que te has dejado tocar por un jovencito salido y encima te ha gustado… ummmm eres una putita caliente… creo que tienes muchas cosas que descubrir de ti en este mes, así que viendo que todo ha sido porque pensabas que era yo el que dirigía el juego te voy a dar otra oportunidad.
Mañana a las 3 y media de la tarde quiero que vayas a los grandes almacenes del primer día, y en el probador donde te follé, me dejarás el mando del huevo vibrador bajo el taburete pegado con cinta adhesiva. Me dijiste que a las 4 has de recoger a tu hija al colegio y yo no puedo llegar antes. Así que mañana no lo usarás aún el vibrador, pero el mando ha de estar en mi poder para cuando te lo mande usar.
Sr Parker.
Ps. Tienes permiso para masturbarte pensando en lo puta que has sido hoy dejándote manosear. Pero me lo tienes que contar que estaré aún media hora en el ordenador
Lorena respiró al ver el mensaje del Sr Parker. Se relajó.
El único inconveniente es que al día siguiente sería jueves, y ella tenía las clases de sevillanas junto a sus amigas Ana y Ruth. No quería que ellas sospechasen nada raro en su conducta. Se lo dice al Sr Parker.
Estimado Sr Parker,
Muchas gracias por la oportunidad que me da. No le defraudaré.
En cuanto termine de escribir esto me tocaré… pero pensaré en que los dedos que entraban en mi cuerpo eran los suyos. Tengo un deseo tremendo de que me exploren. También me muero por complacerle, por sentir su miembro en mí de nuevo.
Mañana es jueves y por tanto es un día un poco distinto. Por la tarde voy a clase de sevillanas con mis amigas Ruth y Ana. Después del colegio dejo a la niña en casa de mi madre. A las 5 y media, quedo con ellas para tomar café. Una hora antes de la clase, que es de 6 y media a 7 y media. Como mi madre se queda cuidando a la niña, si me invento una excusa para evitar a mis amigas a la salida, puedo estar hasta las 9 o así a su disposición.
Espero sus instrucciones. Ya me estoy bajando las braguitas. Voy a tocarme ahora mismo.
Atentamente, Lorena
Carmen – Lorena se masturba lenta e intensamente. Disfrutando de cada roce en cada punto y cada pliegue de su cuerpo. Hoy ha experimentado muchas emociones contrapuestas, pero ahora está relajada. Incluso contenta. El Sr Parker la ha perdonado e incluso se siente curioso por su comportamiento y sus sensaciones. Sin darse cuenta, este juego está siendo una parte importante de su vida y tiene miedo de perderlo.
Por su parte, el Sr Parker siente curiosidad por las amigas de Lorena. Como en la gran mayoría de los hombres, una de sus grandes fantasías es hacer un trío con dos mujeres, y el mensaje de Lorena, así como su estado total de sumisión, hace que su cabeza empezase a maquinar. Cuando Carmen arranca el ordenador la mañana siguiente encuentra las instrucciones que el Sr Parker le ha puesto:
“Buenos días Lorena,
Como te dije, tienes que ir por la mañana a dejar el mando a distancia del vibrador en el sitio convenido. Te lo recuerdo: Pegado con cinta adhesiva bajo el taburete del probador de los grandes almacenes. Luego harás tu vida normal e irás al café con tus amigas y a la clase de sevillanas.
He estado pensando en el café con tus amigas… y quiero que lleves puesto en vibrador puesto en él. Necesito que me digas el lugar exacto, porque yo estaré en las proximidades observandoos. No tengas miedo, no lo pondré al máximo. Por lo demás, quiero que te comportes con naturalidad, pero quiero que vuestra conversación sea de hombres y de sexo. Cuando termines la clase de sevillanas, te despides de tus amigas y me llamas a mi teléfono móvil.
Atentamente, Sr. Parker”
Carmen sabe que no le será difícil mantener ese tema de conversación. Con Ruth casi siempre es el único tema. Tiene dudas de cómo se utlizará el vibrador, pero dedica la mañana a probarlo ella misma. Las instrucciones dicen que puede necesitar un gel lubricante, pero ella en el estado que tiene de excitación, no lo va a necesitar. Tampoco tiene. Cuando lo sitúa dentro de su coñito siente una sensación extraña. Pero cuando pulsa el botón, una corriente eléctrica recorre todo su cuerpo. No quiere apagarlo. Las sensaciones que experimenta son desconocidas para ella, ya que la vibración se produce en un lugar muy muy sensible… sin poder evitarlo, se deja llevar recostándose en el sofá y pasando sus manos sobre sus pechos… segundos antes de llegar al orgasmo pone la intensidad al máximo y su cuerpo se contrae en torno a su sexo. Carmen, la intachable esposa, se corre entre grandes convulsiones e incluso gritos, mientras tira salvajemente de sus sensibles pezones. Un rato después, más calmada, piensa “¿pero qué he hecho yo todos estos años? ¡cuántas cosas me quedan aún por conocer de mí misma!”.
Cumpliendo las órdenes del Sr Parker, se desplaza al Centro Comercial a dejar el mando a distancia en el sitio convenido. Luego se prepara para el encuentro con sus amigas. Está un poco nerviosa… no sabe si va a poder aguantar la vibración si su dueño hace uso del mando a distancia. Al llegar, mira a un lado y a otro pero no ve al Sr Parker. Se sientan las 3 en una mesa de la terraza. El día es casi veraniego.
– “Hola chicas… os tengo que contar lo que me ha pasado con el piloto que conocí el mes pasado… ¡es un salido!” dice Ruth que es la más activa de las 3.
– “Vaya!” dice Ana irónica “sí debe serlo para sorprenderte a ti, jaja”.
– “Mejor no os lo cuento, que no os interesa…” bromea Ruth
– “Vamos cuenta, ¿qué te ha hecho? ¿cómo la tenía? ¿la tenía grande?“ Salta Carmen ayudando a la conversación.
– “Anda, mis dos decentes amigas deseando que les cuente los detalles escabrosos…” Bromea Ruth… “pues sólo hablaré si me contáis como es la de vuestro maridito, jajajajajajaja”
– “¡jajajajajajajajajjajajaja!” Las tres ríen escandalosamente… Carmen está loca por hablar de pollas… la tiene obsesionada el tema estos días. Pero, justo en ese momento, empieza a notar una vibración entre sus piernas y las cierra presionando los muslos y sujetándose a la mesa. Su cara lo dice todo. Ahora sí que hay un hombre maduro, unas mesas más allá que las mira mientras sostiene un periódico entre las manos. La mirada de Carmen hacia él es de súplica. No va a poder aguantar este nivel de vibración. Parker lo nota y lo baja.
– “Venga Ana, cuéntanos tú… ¿es tu marido tan perfecto como parece?”
– “¿la verdad? ¿queréis la verdad?… pues os la digo… Manuel es un tigre en la cama, siempre lo ha sido. Tiene aguante y tacto… pero no está muy dotado. Siempre me he preguntado cómo sería tener un pollón dentro.” dice Ana divertida pero con un punto de amargura en su voz…
– “Pues sal de copas una noche con Ruth y sales de dudas jajajajaja” dice Carmen…
Carmen está mucho más activa de lo normal en las conversaciones… incluso Ana y Ruth se miran entre ellas asombradas. También se sorprenden de ver cómo cambian las expresiones de su cara mientras cuenta lo rutinario del sexo con su marido. Ello es debido a que el Sr Parker está jugando con su juguete. Se divierte pero tampoco fuerza demasiado la situación. Luego la clase de sevillanas discurre con normalidad.  A la salida se ducha con extrema rapidez y se despide, dejando a sus amigas sorprendidas. El Sr Parker la ha citado en un lugar no muy alejado, a 5 minutos andando. Donde comienza un parque y cerca de la casa de Ana. Allí la recoge con su coche. Son las 8 de la tarde y aún es de día… Carmen sube al coche con timidez. Es un coche grande. Un todoterreno de los lujosos, de esos que miras a la gente de la calle a su altura. Se dan dos besos como si fueran amigos. Ella percibe la esencia de su colonia. La misma que sintió en el probador.
– “Hola Lorena ¿qué tal las clases?”
– “Bien gracias…” contesta automáticamente… pero luego se da cuenta y le dice la verdad “se me ha hecho eterna la clase… sólo de pensar en lo que oculto entre mis piernas y que ahora iba a verle… casi tengo que salirme al aseo a tocarme…”
– “Jajajaja Lorena… ¿y por qué no lo has hecho?” Contesta divertido Parker mostrando su sonrisa perfecta tipo George Clooney
– “El próximo día lo hago” dice Carmen decidida “¿qué vamos a hacer hoy? Me muero por saberlo”.
– “Hoy no tenemos mucho tiempo. En una hora nos tenemos que ir, así que  primero cuéntame la conversación de antes… y luego te dejaré que elijas lo que deseas hacer. Tiene que ser algo sucio…  ¿qué quieres hacer Lorena?”
Lorena le cuenta cómo son sus amigas. La sensata Ana. Madre, esposa y subdirectora de sucursal bancaria. Siempre impecable. Hoy las ha confesado que su perfecto marido no está muy dotado. Por otra parte, la loca Ruth. Con una aventura detrás de otra. Salida y divertida. Parker la escucha mientras su mente maquina fantasías con ellas dos. Lo cierto es que las ha visto mientras tomaban café las 3 y son atractivas mujeres. Dice a Lorena “Bien, entonces ¿qué quieres hacer ahora?
Lorena se acobarda un poco… realmente es la primera vez que le ve cara a cara y no se atreve a decir que lo que desea es tener su polla ante ella. Observarla, masajearla… meterla en su boca… Lo cierto es que están aparcados en medio de la vía pública. No pasa demasiada gente, y su coche es alto. Aún así, ella se siente algo expuesta… eso la pone nerviosa… no sabe qué decir.
– “¿Pero te vas a cortar ahora? Lorena” y saca el mando a distacia poniéndolo en marcha dice “a ver…” y lo pulsa al mínimo
Lorena se contrae cerrando las piernas sobre su sexo y poniendo sus manos entre ellas… mira traviesa al Sr Parker… entonces él dice con autoridad.
– “Abre las piernas Lorena” e insiste “¡vamos! Yo te lo pido y tú has de obedecerme, es el trato”.
Lorena comprueba que no pasa nadie por la calle y las abre lentamente mientras le mira a los ojos… Parker se siente desafiado y divertido. Sube la intensidad súbitamente y ella cierra las piernas en un acto reflejo bajando la mirada…
– “Abre las piernas Lorena, vamos, quiero ver como estás
Ahora sin mirarle, Lorena abre de nuevo las piernas. No mucho, pero lo suficiente para que él introduzca su mano entre ellas por dentro de su falda. Lo que nota le sorprende… Lorena está absolutamente empapada y un calor intenso se concentra en su coñito.
– “Ahora que sé lo zorra que eres… ya no tendrás apuro ¿vas a decirme lo que quieres Lorenita?” e incrementa un poco más la intensidad de la vibración del huevo
– “Ummmmmm” a Carmen se le escapa un gemido… pero le mira desafiante y dice “¡No me llamo Lorena!”
– “Ni yo Parker, pero para mí eres Lorena… mi sumisa Lorena… mi zorra morbosa. ¿Y ahora me lo vas a decir?… espera que te bajo la intensidad, no quiero que te corras aún Lorenita”.
Una vez más, Carmen nota cómo se incrementa su excitación por la forma en que le habla. Es una manera dominante pero amable… no es forzado. Ella sabe que se puede ir cuando quiera y él no lo impedirá, pero no desea hacerlo. El tiempo va pasando y sabe que se va a tener que marchar en poco tiempo… La mano de él sigue entre sus piernas… dentro de su falda, apoyada sobre el interior de su muslo, pero presionando su coñito con la parte lateral… sus braguitas están empapadas y ella no puede evitar mover un poco sus caderas rozándose contra su mano. Lo hace discretamente, están en la calle.
– “Estate quieta Lorena… no quiero que te corras… quiero que por tu boca de respetable mujer casada digas lo que quieres hacer.” Para la vibración con el mando, pero continúa con la provocación con las palabras “lo que quieres hacer mientras estás con un desconocido al que has dado el mando a distancia del vibrador que llevas metido en tu coño, que por cierto, está tan empapado y me va a manchar la tapicería del coche…
– “Quiero verle la polla, tocársela, jugar con ella… meterla en mi boca” Se atreve a decir, aunque le sale una voz débil.
– “¡Ah! ¿era eso?” dice divertido Parker, provocándola… “pues me parece muy buena idea… ya es hora de que tu boca la pruebe la polla de su amo” y sacando la mano de entre sus piernas se abre el pantalón… mirándola…
Ahora no hay nadie por la calle, pero aún así Carmen se debate entre el reparo de hacer eso en la vía pública y las ganas que tiene de inclinarse sobre él. Además están bastante cerca de la academia, no muy lejos de su casa y realmente próximos a la casa de su amiga Ana. No se atreve y se queda mirándo el bulto que se adivina bajo los calzoncillos de él. Lleva su mano hacia su polla y la pone encima, siempre disimulando su pose y sin atreverse a nada más. Parker la deja hacer unos momentos pero luego la toma de la nuca y suavemente la empuja la cabeza hacia su miembro.
– “Vamos Lorenita… ¿no querías cuidarme la polla?… pues a ver cómo lo haces”
Carmen está excitadísima. No ha opuesto resistencia al gesto del Sr Parker mientras la empujaba por la nuca hacia su polla. Ahora la tiene a pocos centímetros y aún enfundada en sus blancos calzoncillos deportivos de algodón. Se adivina grande, gruesa, aún no ha llegado a su máximo pero está excitado como demuestra la mancha de humedad que se ve claramente rodeando el extremo. Nunca había visto en vivo otra polla que no fuera la de su marido y ésta le parece genial… brutal… pasa su mano abierta sobre los calzoncillos y la acaricia suavemente… arriba y abajo…
Parker la contempla unos segundos. Es una mujer fantástica, rotunda… toda una señora, y está en su poder. Dispuesta a hacer lo que él desee y acariciando su miembro. Pero quiere más, su ansiedad le puede. Entonces se la saca de los calzoncillos y tomando a Carmen de nuevo de la nuca dirige su boca a la cabeza de su polla. Ella se resiste débilmente. Aún así, todo lo que él hace la excita y esto aún más. La polla le parece bonita… distinta a la de su marido, y algo más grande. La piel la recubre casi entera y, aunque se notan algunas venas, no son demasiado irregulares. Es preciosa. Empujada por él, no le queda otra opción que abrir la boca e introducirse una polla en la boca por primera vez en su vida. Su sabor es extraño… algo saldado, pero también dulce y amargo a la vez. A pesar de que nunca se habría imaginado a sí misma haciéndolo, no la desagrada. Quiere hacérselo muy bien. Siente que es su dueño, que le ha abierto a un mundo maravilloso y quiere corresponder. Ha visto algunos vídeos de cómo hacerlo. Incluso lo ha leído en una revista femenina con cierta indignación. “¡que tonta he sido!” piensa.
Y recuerda lo que ponía en la revista “has de pensar que es un helado… y con la mano has de envolverla desde la base y moverla suavemente arriba y abajo acompañando a la lengua…”. Se pone a hacerlo… ansiosa pero metódica. Pasando su lengua por toda la punta… envolviéndola… y tragando los líquidos preseminales que emanan de él. Parker sigue con la mano en su nuca… la marca el ritmo y ocasionalmente susurra gemidos y palabras sucias. Carmen está concentrada en la labor y se había olvidado de su propio placer cuando siente repentinamente que Parker arranca de nuevo la vibración de su huevo. Casi se atraganta. Pero él incrementa el ritmo de su mano sobre la nuca e incluso la acompaña de un movimiento de caderas…
Carmen se da cuenta de que literalmente la está follando la boca. Incluso se lo dice mientras incrementa la potencia del vibrador casi al máximo… “muy bien Lorena, ¿no te gusta como follo tu boquita de niña bien?” e insiste incrementando el ritmo de sus caderas “ah… que no puedes hablar… pues no hables y sigue con tu lengua que lo haces como una profesional Lorenita”.  El comentario y el vibrador la ponen completamente fuera de sí. Entonces, más ansiosa, y mientras sigue haciendo la primera felación de su vida, lleva su otra mano a sus braguitas y se frota su sexo hasta que nota cómo empiezan a entrarle escalofríos que parten de su coño y recorren todo su vientre… todo su ser… entonces nota como la polla de él también empieza a convulsionarse y a expulsar su semen caliente.
Su cerebro no puede procesar en esos momentos. Parker la sujeta firmemente con la verga en su boca y ella traga como puede todo lo que sale de la polla de él… se esfuerza en ello… en que no caiga nada, en no atragantarse, mientras su cuerpo independiente de la labor de su boca, o quizá también influenciado por su comportamiento, sigue contrayéndose en un orgasmo brutal… se muere de placer y desearía que bajase algo la potencia de la vibración del huevo, pero no puede hablar… toda la fuerza de su cuerpo está dirigida a presionar sus piernas juntas atrapando su mano sobre su coño.
Se mantienen así un tiempo que Carmen no acierta a concretar, hasta que Parker saca la polla de su boca y dirige su cabeza cariñosamente dejando su mejilla sobre el muslo de él. Ella no dice nada. No puede hacer nada más que seguir experimentando suavemente los últimos efectos de su orgasmo, con un sabor extraño en su boca y notando como hasta lágrimas se escapan de sus ojos. Son de placer. Se van tranquilizando. Ninguno dice nada. En el coche hay un olor característico de sexo. Sexo puro. Se da cuenta de que sus braguitas están completamente mojadas, e incluso ha llegado la humedad a su falda. En este momento no le importa nada. Está relajada. Adora a su amo. Adora lo que le hace. Cómo le hace sentir tanto física, como psíquicamente. Nunca pensó experimentar sensaciones así.
La hora ha pasado muy rápido y ya es casi la hora de irse. Ya casi ha anochecido. Carmen se incorpora en su asiento. Baja el parasol para mirarse en el espejo y recomponer un poco su peinado. Está tan centrada en lo que ha pasado que no se da cuenta de lo que sucede a su alrededor. Su amiga Ana está en el parque, al otro lado de la calle. Está sujetando a su perro por la correa, pero mira hacia el coche con cara de asombro. Parker sí se da cuenta. Sin duda es Ana, lleva incluso el mismo vestido que llevaba mientras tomaban café las 3 amigas. Antes de que Lorena se dé cuenta, pone el coche en marcha y suavemente abandona el lugar con una extraña sensación “¿les habrá visto lo que hacían? ¿sabrá que era su amiga la que está en el coche?”.
Muchas gracias por todos los mensajes. Carlos López.
diablocasional@hotmail.com

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *