¡Putos universos paralelos!
Carlos se despertó en la cama aquel día de primavera, se estiró y bostezó mirando la cama revuelta, su mujer Eva se había ido al trabajo hacía rato y él se levantaba a media mañana, como casi siempre desde que al casarse su mujer le prohibió trabajar, pensó que debería ir a hacer la compra y poner una lavadora, suspiró y se levanto para ir al servicio a vaciar la vejiga.
Un rato después y ya vestido con un pantalón vaquero y una camisa a cuadritos azules que le marcaba su musculoso pecho, se sentó a desayunar mientras veía en la tele un programa científico, allí un tipo que se las daba de sabio charlaba de universos paralelos, dando mil y una hipótesis e ideas de cómo serian estos, el bueno de Carlos atendió un poco pero al final se canso, así que se pasó al canal de cotilleos, donde una mujer empresaria se quejaba de que su marido le ponía los cuernos con la bajista de un grupo musical de moda, siguió viendo el programa un rato mientras acababa de desayunar y lavaba los cacharros de la cena de ayer.
Finalmente casi a las 12 salió de casa y se dirigió al mercado con el carrito de la compra, se cruzo por la calle con los vecinos de su escalera y su amiga Juani al pasar por la puerta del bar le llamó invitándole a tomar algo:
– Carlos majéte, pasa que te invito a una cañita, guapetón mío.
– No puedo ahora, pero gracias luego a lo mejor me paso.
– Vale chato, aquí te espero.
El siguió andando mientras pensaba que la Juani cada vez iba mas lanzada, últimamente parecía tirarle los tejos más a menudo, el caso es que estaba buena la condenada a lo mejor si se pasaba por la tarde y aceptaba la invitación.
Una vez en el mercado Carlos notaba las miradas de las mujeres que atendían en los puestos, el era guapete y se mantenía en forma, alguna que otra hacia algo más que mirarle y exclamaba al verle pasar:
– ¡Ese culete, que no me entere yo que pasa hambre!
– No se pase señora Puri, que me voy a por las chuletas a otro lado.
– Chuletas muy buenas te daba yo a ti con ese cuerpazo, además de alguna que otra cosa más parecida al yogurt.
– Déjese de historias y póngame medio kilo de solomillo para la cena, ande.
– Te lo pondré muy agusto cielo, pero si yo fuera tu mujer y quisiera comer solomillo esta noche, te mordería el culo para cenar, ¡tío bueno!
Mientras la lanzada de la señora Puri la carnicera le ponía el pedido, miro a su alrededor y vio a un niño de unos 15 años que se acercaba a la pollería, la dependienta una homosexual llamada Marisol le atendió:
– ¿Qué va a ser chaval.
– Hola, que dice mi padre que me ponga un pollo asado y además que si tiene huevos me ponga media docena.
– Que…pues claro que tengo huevos, ya verás si tengo.
Carlos dejo de prestar atención a la conversación, la carnicera le tendió su pedido y pagó para dirigirse a otro puesto, cuando paso al lado de la pollería el chaval de 15 años ya se iba a su casa, cargado con dos bolsas que contenían ¡seis pollos asados! Carlos meneo la cabeza, de sobras sabia como se las gastaba Marisol la pollera.
Tras pasar por varios sitios y acabar con la compra, volvió al bar donde aceptó la invitación de la Juani y se tomo un vermut seco con una aceituna, ella le miraba con ojos melosos y se le insinuó bastante descaradamente, se la notaba excitada a simple vista, el solo contestó que si algún día se divorciaba la tendría en cuenta para festejarlo, acabada la bebida se dirigió a casa a comer solito pues su mujer no llegaba hasta las 18:30.
Al llegar a casa se preparo una ensaladita para comer, lo cual hizo viendo las noticias y deseando que su mujer tuviera el detalle de llamarle por teléfono, al acabar recogió y lavo los platos, seguidamente puso la lavadora y se tumbó en el tresillo dormitando un poco ante la tele, a las 17:10 se despertó y tendió la ropa ya lavada, seguidamente empezó a preparar la cena para dejarla lista y a la hora de cenar darla un calentón y al buche.
Eva su mujer llegó a casa cerca de las siete de la tarde, venia cansada según dijo y no tenía ganas de salir a dar una vuelta, Carlos se abstuvo de protestar pero al darle el beso de bienvenida noto olor a alcohol en el aliento de ella, Eva se fue a la ducha donde permaneció un rato, al salir se puso una camisola larga y se sentó en el tresillo, a Carlos le pareció ver que no llevaba ropa interior y dedujo que esta noche habría juerga, se sentó junto a ella y charlaron un poco, a él le gustaba su mujer y la quería de veras pero tenía que reconocer que últimamente no se cuidaba mucho, pero si hasta estaba engordando un poco y ya no se pintaba apenas para salir con él, se consoló pensando que sería un bache pasajero de autoestima y decidió no dar más importancia al asunto.
Eran casi las 21:00 cuando se pusieron a cenar, Eva le dijo que el solomillo le había salido estupendamente, fue una cena agradable para ambos, el recogió los platos y los lavó, ella se le acerco por detrás y le acaricio el cuello y los hombros mientras metía uno de sus muslos entre sus piernas, diciendo:
– La cena ha estado muy buena, me apetece un buen postre cariño.
Carlos se giro hacia ella y la dio un beso, luego mientras pegaba su cuerpo al de ella dijo:
– Bueno cari, puedo ofrecerte algo, nos comemos un buen plátano y un yogurt, el otro un albaricoque bien abierto y con un pistachito dentro, naturalmente bien empapado en esa salsa brava tan rica. ¿Qué te parece?
– Me parece cielo, que estamos perdiendo el tiempo delante de la tele, ¡vamos a la cama a tomar el postre!
Así lo hicieron y tras unas caricias y besos pasaron del precalentamiento a la pasión, mientras una boca recorría los pliegues de la vagina, la otra se abría rodeando el miembro gordo y vigoroso empapándolo de saliva, los movimientos y gemidos de pasión aumentaron cuando los dientes mordisquearon suavemente el clítoris, recibiendo a cambio una garganta muuuy profunda, los cuerpos de ambos se estremecían de gusto e inconscientemente aumentaron la cadencia de sus respectivas caricias, los pechos de Eva le rozaban el vientre a cada momento y Carlos supo que no tardaría en correrse en la ávida boca de ella, además la notaba temblar sobre él y eso era señal de que su orgasmo no tardaría, refreno su orgasmo lo que pudo a fin de correrse juntos y dos minutos después finalmente, consiguieron ambos llegar al orgasmo entre grititos y suspiros pues sus bocas estaban empapadas de flujo y esperma.
Naturalmente esto no acababa aquí, cuando Eva se ponía en marcha no paraba hasta correrse tres o cuatro veces, naturalmente eso a Carlos le ponía mucho así que tras descansar un minuto para cambiar de postura, se dedicó a chupar los pechos de ella, que sin perder tiempo se sitúo sobre el, la penetración fue rápida debido a la gran lubricación del chochete receptor y se oyó una voz en la habitación diciendo:
– ¡Oohh es como meterla en un tarro mermelada caliente, que bien entra en tu chochete!
Se abrazaron un instante besándose mientras los vientres, las caderas y sus jadeos aumentaban de velocidad debido a la intensidad de ambos follándose frenéticos sin tregua, en pocos minutos Eva llegó a correrse otra vez provocando que él se corriera a su vez sintiéndola estremecerse de placer sobre él.
Pero Carlos no se detuvo y es más, chupo ferozmente los pechos de la mujer que le montaba y mordisqueándola los pezones la retó a conseguir otra orgasmo en la misma postura, Eva no podía resistir un desafío, nunca había podido y se esforzó en cumplir con Carlos aunque sabía que el miembro habría perdido algo de rigidez tras la segunda y aun abundante eyaculación.
Sus cuerpos se rozaron, pecho contra pechos manos acariciando el culete de la persona amada, decidieron cambiar de postura aunque a Carlos le molesto un poco pues le gustaba más sentirse montado por ella, finalmente se pusieron en cuatro y el miembro entro en el chochete desde atrás, se movieron a la vez disfrutando de la penetración y de aquel miembro llenando a la persona amada, movimientos rápidos y certeros, gemidos y gritos de placer salieron de sus bocas, finalmente Eva dijo:
– Me corróoo cielo me llegaaa
– Yo también Evaaa, dentrooo todo dentrooo.
Ambos llegaron al unísono otra vez, tres corridas cada uno era una buena marca, se dejaron caer en la cama reposando agotados pero felices.
Cinco minutos después alguien dijo: – Hay que ir al baño y lavarnos antes de dormir, !venga!
Ambos se ducharon, frotándose y limpiándose bien de los restos de flujo, esperma y sudores mutuos, Eva se secó primero y volvió a la habitación, Carlos tardo un poco mas pero finalmente se puso el pijama y volvió a la cama, mirando a su mujer Eva ya estaba dormida, feliz y roncando suavemente, le vino a la cabeza sin saber porque el programa que había visto por la mañana en la tele, Universos paralelos ¡vaya tontería! pensó mientras se acariciaba a sí mismo el chochete: “pudiera ser que en algún otro universo, fuéramos los tíos los que tuviéramos esa gorda polla de 20 cm, que se puede correr abundantemente hasta seis veces en una noche soltando esperma con sabor a horchata y ellas un coño como el mío con un clítoris de 3 cm, a lo mejor seriamos los que currásemos y trajéramos el dinero a casa, como sería el mundo si fueran ellas las que parieran niños, !insoportable! si tuviéramos que ser nosotros los hombres los que hubiéramos ido a la luna en lugar de Joanna Aldrin, la primera mujer que puso sus pies en nuestro satélite, ¿habría tal vez una Alberta Einstein? Ó allí seria un hombre, puertos así a lo mejor todas las mujeres que han luchado como soldadas en las guerras de nuestra historia, serian hombres en el otro universo paralelo”
– ¡Menuda tontería!- exclamó en voz alta, lo cual hizo que Eva se moviese y medio gruñese dormida.
Se tumbó en la cama mirando a la durmiente mujer que estaba relajada a su lado, sus medianos pero firmes pechos, su vientre firme y terso y su gordo pero ahora fláccido miembro, Carlos se excito mirándola y mientras se acariciaba el clítoris y se metia dos dedos dentro del chochete, agacho la cabeza para darla a Eva una buena mamada y dormirse con una buena dosis de horchata calentita dentro del estomago, su ultimo pensamiento fue: “menuda tontería, putos universos paralelos, con lo feliz que somos en este”