
El frio me despierta y al hacerlo aunque entre brumas, me doy cuenta de que estoy en una postura muy forzada. Estoy casi doblada por la cintura, mis piernas levantadas y los pies apoyados sobre algo que no tardo mucho en darme cuenta de que son los hombros de alguien, y que ese alguien tiene su verga metida en mi vagina. Me están follando!.
Poco a poco me voy dando cuenta de mas cosas, que una gruesa polla no para de entrar y salir de mi vagina, siento algo extraño pero no puedo revolverme, y aunque ahora tenga los ojos abiertos, no reconozco el cuerpo que siento sobre el mío; siento sus envites pero no me siento excitada en modo alguno, tampoco me repugna ni hay ningún rechazo por mi parte, como si fuera lo mas normal del mundo el despertar o soñar, no se muy bien lo que es real o es un sueño, con alguien que no se quien es y que me esta follando.
No siento ni malestar, ni rabia ni extrañeza; soy consciente de que me acaba de follar sin que mi voluntad estuviera puesta en ello, que acabo de tener un fuerte orgasmo y que su semen desborda de mi vagina; tan solo siento una extraña laxitud que me hace aceptar las cosas sin verme afectada por ellas.
Se pone en pie a mi lado y hace que su polla acaricie mi cara, también lo acepto y hasta abro mi boca para que la ponga en ella, pero en un momento me retiro y él toma asiento nuevamente a mi lado. Me ofrece otra copa, que bebo, me hace apoyar mi espalda en su pecho para con sus manos agarrar mis tetas y me habla al tiempo que juega con ellas y pellizca mis pezones.
Me dice haber llamado por teléfono a mi casa e inventado una excusa cualquiera para que le recibiera, como le invité a tomar un café y mientras lo serví, hizo caer una pastilla, igual a la que acababa de tomar, en mi taza y yo la tomé sin darme cuenta, lo que provocó mi total perdida de consciencia en un par de minutos, y una vez inconsciente me desnudó y me folló hasta el despertarme.
Descansamos, aunque con los dedos de una de sus manos no cesa ni un momento de masturbarme. Fumamos y bebemos una copa. Le pregusto, puesto que soy consciente de ello, por que me ha drogado, por que no ha parado de violarme, y lleva horas haciéndolo, pero no me responde con palabras, atrae mi cabeza de nuevo hacia su sexo y otra vez me lo mete en la boca, no mucho rato, tiene ganas de ensayar nuevas cosas y me tumba de nuevo, esta vez para meter su cabeza entre mis piernas y con su boca comer de mi vagina, me mordisquea el clítoris y ahí siento que me muero, no me ha hecho daño pero todo mi cuerpo se convulsiona y mis muslos se cierran sobre su cabeza para retenerle allí donde está, pero se me escapa para ahora jugar con su polla en mi vagina, para metérmela despacio o fuerte, a su entero capricho porque no se si será por el efecto de la droga que me ha dado, o por la cantidad de orgasmos que me ha provocado y él ha tenido dentro de mi, que ahora siento que soy suya por entero, que estoy dispuesta para todo lo que él quiera. Ya casi ni le quedan fuerzas, solo las necesarias para dejarse llevar hasta mi cama en la que le acuesto boca arriba, le masturbo con mi boca y con mis manos para que recupere su rigidez o una parte de ella, y cuando lo hace me siento sobre ella y la hago entrar, pero no por mi vagina, sino directamente por el culo y de esa manera me vuelco sobre él y nos quedamos dormidos, agotados.
No se cuanto tiempo habíamos pasado durmiendo, pero continuaba teniendo la misma sensación de pasividad que antes de dormirme, pese a sentirme ahora totalmente despierta. Sencillamente esperaba ordenes, que alguien me dijera lo que debía hacer, y asi que, cuando me dijo que tenía que revisar mis armarios, le llevé al vestidor y permanecí a su lado mientras revisaba toda mi ropa. Seleccionó algo muy sencillo, un vestido tipo camisa, de lino negro y cerrado en el frente por botones; junto con el seleccionó una escueta tanga del mismo color, y me dijo que me lo pusiera y maquillase en consecuencia con el color del vestido. Una vez hecho y calzada con sandalia de tacón alto, del mismo color negro me ordenó ponerme frente a él para revisar el conjunto al que dio su aprobación, no sin antes desabrochar los tres primeros botones lo que le permitió abrir bastante mi escote, de hecho me dejó el vestido abierto hasta casi mostrar las tetas en un escote en V mas que revelador, sobre todo porque mi talla de sostén es la 95, con lo que mis tetas pese a mi silueta estilizada se veían exageradamente. Con esa vestimenta, los ojos pintados de un negro intenso y un toque de rojo en mis labios salimos de la casa y caminando me llevó hasta un pub lleno de hombres centroeuropeos de todas las edades y casi todos los ojos de los presentes se volvieron a mirarnos. Lo primero que hizo al sentarnos fue recordarme que nada podría hacer para revelarme contra su autoridad y sus ordenes y, como para probarlo, desabrocho el cuarto botón de mi vestido si que yo opusiera la menor resistencia y a sabiendas de que mis tetas iban a estar mas tiempo fuera que dentro del vestido.
Estaba claro que el camarero iba a montar un número impresionante, pero Tony le llamó y sacando un importante fajo de dinero, se lo entregó y con ello cerró su boca, y no solo su boca porque vimos como se alejaba un momento para volver con un biombo que colocó de forma que nos ocultase a las miradas de los clientes mas cercanos. Como premio, además del dinero que ya le había dado, Tony le llamó para que yo a mi manera también le diera las gracias, lo que quería decir que yo abriese la bragueta de su pantalón, le sacase la verga y me la metiera en la boca unos minutos; era un juego para él y me refiero a Tony, estaba disfrutando mas que nunca en su vida con el poder que había adquirido sobre mi, se había convertido en mi dueño y maestro gracias a las pastillas que me había hecho tomar, y allí estaba yo, sin importarme nada, tan solo obedecerle y aceptar ahora que el camarero se corriera en mi boca, que tragase su semen y enjuagase mi boca con el champagne de una de las botellas.
Llegó después el turno de quitarme la braga, cosa que me ordenó de hacerlo lentamente, como lo haría una verdadera profesional, pero sin indicar a que clase de profesión se refería, aunque tampoco era muy complicado imaginarlo. Tambada sobre un sofá jugaba con su verga sobre mi clítoris, la metía y la sacaba en mi vagina, me excitaba y mas aún cuando sentí sobre mi otras manos diferentes a las suyas, me dio la vuelta para ponerme boca abajo, levantando mis caderas hasta casi ponerme de rodillas y de espaldas a él, todo para ponerse tras de mi y meterme su verga hasta el fondo de mi vagina y acariciando mi clítoris con sus dedos; cuando me encontró suficientemente mojada a su gusto, sacó su polla y la puso sobre mi esfínter, presionando hasta haberse colocado enteramente dentro de mi. Otra polla se metió en mi boca y como aún había candidatos, ambos se retiraron para buscar nueva postura. Primeros me sentaron sobre la polla de él, que se metió enteramente en mi vagina y sentí que me llegaba hasta los mismos ovarios, su guardaespaldas presionó para hacerme inclinar hacia adelante y poder metérmela por el culo, y el tercero, el camarero, hizo que se la tomase con mi boca hasta que los tres reventaron dentro de mi y me dejaron llena de su semen.
El resto… la rutina que habían instaurado, fueron llamando gente que directamente me follaron, yo no se cuantos fueron, pero fueron muchos.
Era ya tarde cuando salimos del bar, teníamos hambre y encontró abierta una especie de taberna, bastante llena de gente del Este, es en una zona donde conviven mucha gente de países eslavos de distintas nacionalidades pero con varias cosas en común, grandes, ciclados, jóvenes y rapados en su mayoría. Tony, antes de entrar en la taberna, había desabrochado nuevamente varios de los botones de mi vestido, con lo cual mis tetas lucían casi a la vista, lo que hizo que al entrar nosotros, la mayoría de los clientes se volvieran a mirarnos. Nadie hizo comentario que pudiéramos entender, pero las sonrisas en las caras de los presentes ya lo decían todo. Avanzamos hacia una mesa vacía, con un brazo de Tony sobre mis hombros, su mano desabrochando un nuevo botón y abriendo el frente de mi vestido hasta la cintura, su mano ahora apretando uno de mis pechos, y cuando nos sentamos, subiendo la falda hasta descubrir la tanga que portaba.
Se acercó uno de los hombres, no era un camarero, se veía que posiblemente fuera el dueño o al menos un gerente, muy sonriente le preguntó a Tony por el significado de nuestra aparición, cuando este le respondió que era para el disfrute de todos, soltó una sonora carcajada, se acercó a mi y me agarró las tetas tirando de mi hasta hacerme levantar de la silla. Debía esperar alguna respuesta de mi parte y su cara se tensó cuando vio que no la había, que yo alzaba mis manos para ponerlas sobre las suyas y aumentar así la presión sobre mis pechos; aún así reaccionó rápidamente y le preguntó a Tony que tipo de droga me había hecho tomar y sin esperar respuesta, me cogió en sus brazos para tenderme sobre una mesa de billar, en la que terminó de desnudarme. Directamente sacó su polla para meterla sin miramientos en mi vagina y en ella estuvo bombeando durante mas de media hora hasta que se corrió en mi interior. Después de decirme que me vistiera, lo hizo él también y se sentó con nosotros en uno de los sofás que había en un rincón del local. Parecía creer que yo era un regalo que Tony le hacía, no se por que motivo y ahora le hablaba con bastante soberbia, se dedicaba a mi casi exclusivamente, haciéndome preguntas sobre quien era yo, que había ido a hacer allí junto con Tony. Había comprendido que yo actuaba así, como lo hacía, condicionada por la droga que Tony me había hecho tomar, quería saber cual era y donde la había conseguido, y a pesar del tiempo transcurrido desde la última pastilla, estaba decidido a saber todo sobre ella, el efecto que hacía y cuanto duraba, hasta donde llegaría yo bajo sus ordenes y, sobre todo, el efecto que pudiera hacer no relacionado con el sexo. Le ordenó a Tony que le entregase todas las pastillas que llevase encima, estaba claro que no saldríamos de allí hasta que él lo decidiera, así es que una vez que hubo recibido varias pastillas, envió a Tony a la trastienda acompañado de uno de sus ayudantes, y me dedicó a mi toda su atención.
El hombre joven me dijo le llamase Ivan, me tendió su brazo y me llevo a otra sala, una especie de gran bar con luces tamizadas y donde alternaban butacas u sofás de piel, mesitas para depositar bebidas etc. Casi todas las mesas estaban ocupadas, por hombres y mujeres en distintos grados de desnudez, que se acariciaban y bebían mientras reían y conversaban. Nos sentamos por fin en una mesa en torno de la cual había varias parejas, chicas bastante jóvenes vestidas tan ligeras como yo, y hombres todos ellos reflejando dinero a espuertas en sus trajes. El ambiente era alegre y todos me acogieron como si yo fuera una habitual del lugar. Ivan les dijo que yo era una nueva adquisición y esa sería mi primera noche entre ellos. Fue quizás eso lo que cambió las cosas, a partir de ese momento todos en la mesa, hombres y mujeres, parecían tener el derecho de tocarme y acariciarme, en un par de minutos ya mis tetas estaban a la vista, si bien cubiertas por bocas y manos que mordisqueaban y besaban mis pezones, otras manos me habían despojado de la túnica y las mías abierto varias braguetas y sacado las respectivas pollas a tomar el aire, el aire y mi saliva, porque la mayor parte de ellas pasaron por mi boca. Nuevamente estaba desnuda totalmente, y nuevamente hubo un primero que llegó con su polla hasta mi alma mientras otro follaba mis tetas y llegaba a correrse entre ellas. Otro después, con una polla gigantesca, tan grande que hasta le costó trabajo conseguir meterla en mi vagina, aunque no paró hasta conseguirlo; el tercero se corrió nada mas metérmela en la boca, cuarto y quinto al unísono, mientras una la tenía clavada en mi vagina, el otro me la había metido por el culo y, ahora como un perro, tenía dificultades para sacarla, pese a que, estoy segura, de que hubiera preferido no sacarla y habérmela dejado metida para siempre. Puede parecer ahora que todo era metódico, ordenado, pero la realidad fue todo lo contrario era una rebatiña en la que todos participaban como podían, manos que me sostenían en el aire o sobre algún apoyo, vergas que buscaban todos mis huecos para meterse por ellos y eyacular sobre o dentro de mi.
Vinieron a buscarme para llevarme con el hombre que me había comprado, tuve que pasar por la ducha, nueva sesión de maquillaje y arreglo de pelo, me vistieron ahora con una larga y preciosa falda de seda tan fina que parecía una tela de araña, y una especie de chaleco de estilo torera adornado con piedras y perlas maravillosas pero, claro está, los 95 centímetros de mi pecho impedían que la torera pudiera cerrase de forma conveniente y hubo que abrocharla por debajo de mis pechos y a los cuales servía de soporte, cosa que realmente no necesitaba por su misma dureza y rigidez.
Ya no podía con mi alma, y aún vinieron para asearme, para bañarme y cambiarme nuevamente de ropa, esta vez era la misma de antes pero de diferentes colores y con una blusa mas holgada para que, ahora si, pudiera tapar mis tetas que llevaban horas descubiertas. Me llevaron hasta el salón de juegos, ruletas, mesas de bacarrá, de póker, todo lleno de gente y de humos de los cigarros. La mesa en la que jugaba mi amo era para un póker de 7, en la que las fichas llenaban el centro de la mesa, así como papeles, luego me di cuenta de que se trataba de talones de banco. Mi amo no pareció ni darse cuenta de mi presencia, ni de las reacciones de los demás jugadores al verme, sin embargo y con un solo gesto ordenó que me sentara a su lado y volviéndose hacia mi desabrochó mi blusa, tres o cuatro botones, lo justo para que a cada movimiento que yo hiciese, por pequeño que fuera, se salieran mis pechos y quedaran a la vista de todos los presentes. Todo me pareció muy claro en un momento, mi presencia allí y la manera en que me habían vestido, formaba parte de una estrategia calculada. El amo era un tramposo que pretendía usarme para ganar en la partida, se trataba de que los jugadores estuvieran pendientes de mi y no de las cartas de juego que manejaban. A medida que avanzaba la partida aumentaba también el tiempo que mis pechos permanecían descubiertos, pero así y todo la partida parecía complicarse porque el amo ordenó que me quitase la blusa; parecía que con ello la partida se aclaraba, pero había un jugador recalcitrante al cual no parecía impresionarle lo que yo pudiera mostrar. El amo intentó todo, quitarme la falda y dejarme totalmente desnuda ante todos, agarrarme las tetas a dos manos, hacer que me sentase a su lado con las piernas totalmente abiertas mientras él metía sus dedos en mi vagina y me masturbaba, abrir su pantalón y que le hiciera una felación ante todos los presentes, sentarme a caballo sobre sus piernas para que me metiese su polla y ahí llegó el momento sorpresa, el jugador impávido hablo para decir que apostaba todo el dinero que había sobre la mesa a una sola jugada y con las pujas puestas antes de comenzarla. Si él perdía, el amo se llevaría todo el dinero, si ganaba, se quedaría con todo, incluyéndome a mi, y había otra condición, que durante el juego yo estuviera debajo de la mesa haciéndole una mamada y si se corría, tomase todo su semen en mi boca.
El amo no lo dudó un instante, aceptó el envite, me ordenó meterme debajo de la mesa y que hiciese todo lo que su oponente pedía. Jugaron y en la sala solo se oía el ruido que yo hacía chupándole la polla. Jugaron la mano y perdió el amo, en el momento justo que a su oponente le llegaba un orgasmo, descubrieron las cartas y pasé a tener un nuevo amo, mientras el anterior se retiraba soltando maldiciones.
Al nuevo amo, a todos había que llamarles igual, comenzó siendo un poco mas discreto que el anterior, y en vez de empezar su fiesta particular a la vista de todos, mandó que me llevaran a una suite privada en la que nos quedamos con la sola compañía de uno de sus guardaespaldas, y nos sirviesen una espléndida cena, regada con vinos de verdadera calidad. Dijo querer preservar mi intimidad, decía, algo verdaderamente irónico cuando llevaba horas en aquel lugar, y durante la mayoría de ellas había estado desnuda totalmente y no menos de una veintena de hombres diferentes me habían metido sus respectivas pollas y todos se habían corrido en mi interior, tanto por la vagina, el culo o la boca. También era mas sofisticado y parecía no tener demasiada prisa en montarse encima de mi. Hubo largos preliminares, comenzando por comerse mis tetas y lamer todo mi cuerpo, haciendo especial hincapié en mi clítoris que estaba hiper sensible, los juegos con mis tetas tratándolas como si fueran caramelos, el hacer que le masturbase con mis tetas, jugar con mi vagina metiéndome los dedos, sustituyéndolos por su polla mientras que a sus dedos les daba otras funciones, las de dilatarme el ano para poder sodomizarme a su capricho, jugar a caballito, y era él quien me montaba o era yo misma la que lo hacía, para dar comienzo a tareas mas sofisticadas, como llamar a otra pareja para que participase en nuestros juegos, para repetir la hazaña de meterme dos pollas en la vagina o en el culo de forma simultanea. Yo lo aceptaba todo, como si todo aquello fuera natural, y para mi lo era; las pastillas infernales que me habían dado seguían haciendo efecto, diría que cada vez mas acusado y sin que mi voluntad interviniese para nada, llegó un momento en el que ya era un cuerpo totalmente insensible, llegaban uno tras otro, me montaban como querían, eyaculaban y otro ocupaba su lugar de inmediato para continuar con lo mismo.
No se que mas hicieron, perdí el conocimiento aunque supongo que no por eso pararían, ya que al recobrarlo estaba completamente desnuda sobre una cama, y junto a mi había dos tíos desnudos y dormidos, uno de ellos el ultimo amo que me ganó en una partida de póker.
Con dificultad puede levantarme sin despertarlos, y entrando en el baño me zambullí directamente en el jakuzzi, en cuya agua encontré un poco de alivio para todo mi cuerpo que estaba verdaderamente dolorido. El agua y las burbujas me aliviaron lo bastante para dejarme ir en ella y cerrando los ojos recuperarme. Tampoco demasiado porque no tardé en sentir como alguien entraba en el agua y al abrir los ojos me encontré con los del ultimo amo que avanzaba hacia mi y me fue empujando hasta una de las paredes de jakuzzi y una vez allí buscó con sus dedos mi vagina para meterme varios de un solo golpe y al mismo tiempo me di cuenta de que alguien mas había entrado en el agua, alguien que me levantó en vilo para ponerme horizontal en la superficie y permitir que el nuevo amo abriera mis piernas y se colocase entre ellas, que con su verga hiciera presión sobre mi vagina y nuevamente me la metiera sin contemplaciones aunque ya, pese a su golpeteo, no consiguió tener respuesta por mi parte y ni sentí como otra vez mas mi vagina albergaba una nueva corrida.
Después, alguien me sacó de allí. Tan solo se que me desperté en un hospital en el que he pasado casi un mes internada y después de varios meses continuo en tratamiento psicológico.