Recomiendo la lectura de los capítulos anteriores para una mejor comprensión de la historia.
Esta semana está resultando un agobio, Ceci ya está mejor y casi repuesta de las heridas que se ocasiono a sí misma golpeándose contra los barrotes de su celda, fue durante el ataque de los infectados que acabo en barbacoa recordareis que se descontroló bastante, aun dudo si fue por culpa de un ataque de entropía y pretendía unirse a los me atacaban ó bien pretendía defenderme de ellos, de lo que si estoy seguro tras visionar la grabación de la cámara es de que me llamaba, entonces recordé que apenas incendiar el exterior de la muralla y mientras retrocedía, me pareció escuchar mi nombre y pensé que era el diablo llamándome, ahora sé que era ella desde su celda.
Pero retomando el tema, aquella noche la subí al cuarto donde dormían habitualmente los guardias ya que tenia literas, me tire un buen rato haciéndola una cura lo mejor que supe, después la puse una camisa verde de uniforme limpia que saque de un armario, unas bragas y una compresa además de una toalla de baño doblada sobre el colchón por si se orinaba, pase toda la noche preocupado y a su lado menos un momento que dedique a recargar el generador y limpiar las armas usadas, solo tome cafés para estar bien despierto y cerca de ella cuidándola, pues la fiebre hizo que su temperatura aumentara bastante, mientras la observaba recargue mis cargadores vacios y me hice una idea del gasto algo excesivo pero necesario de municiones, contando lo que traje de la ciudad más la que encontré aquí, creía estar bien abastecido para bastante tiempo pero he descubierto que si sufro siete u ocho ataques mas como este, tendré que defenderme a pedradas.
Al amanecer revise la herida y cambie la compresa a Ceci y Salí a retirar los cadáveres quemados al lado de la muralla, me vestí con la ropa interior de invierno de dos piezas que uso para mis “incursiones” nocturnas y sobre ella un viejo mono de mecánico que encontré en el almacén de jardinería de la parte posterior así como unas deportivas viejas, me puse guantes de látex y sobre ellos unos de trabajo hechos de goma que estaban en una taquilla, de la que saque también una mascarilla de fieltro de pintor, unas gafas de plástico de las que se usan en jardinería cuando se recortan setos a máquina, sirven para impedir que esquirlas o ramitas de golpeen los ojos.
Una vez pertrechado me mire al espejo “ridículo pero efectivo” me dijo mi cerebro, el trabajo era sucio pero debía hacerse y rápido, así que aparte de mi estrafalaria indumentaria solo llevaba el cinturón con la pistola cargada y una funda con dos cargadores extra, una hachuela y una soga, aparté un poco mi coche soltándole el freno de mano y abrí el portón de entrada de vehículos, lo justo para salir de perfil encajándolo tras de mí al salir pero sin poner la llave por si había de volver rápido.
Caminé al lado de la muralla, encontrando a los pocos metros al primer muerto junto a ella, este no estaba quemado y lucia un tiro en la cabeza, le sujete el nudo corredizo a una pierna y tire de la soga alejándole unos diez metros de la muralla, le desate y volví a por mas en diagonal, hacia donde las formas oscuras y chamuscadas formaban un montón bajo, al acercarme percibí la peste a carne quemada junto al de la podredumbre de algunos infectados, estos aun con heridas antiguas e infectadas habían conseguido correr hasta sucumbir quemados en su ansia de morderme, el sentido de conservación es una joya, de algún modo me hizo olvidar de la piedad o el asco que sentía ante el cuadro que estaba viendo, asestaba un corte con la hachuela en la nuca o el cuello del caído para asegurarme de que estaba muerto y le sujetaba con la soga en una pierna o un brazo, tiraba de el alejándolo unos metros y volvía a por otro a repetir el proceso, solo un cuerpo se revolvió aun vivo mientras trabajaba tirando de uno de los cuerpos.
Era una mujer y debió haber sido guapa, ahora toda la parte izquierda de su cuerpo era una quemadura inmensa, al quitarla un cuerpo de encima se pudo mover y tambaleándose se incorporo mirándome furiosa, parte de un top lila se destacaba entre la quemadura de su torso, unido a este por los restos de su grasa corporal derretida, una de sus piernas tenía una media de rejilla negra, la otra era solo una gran ampolla oscura que aun soltaba humo, recuerdo su cara porque era lo único más o menos intacto de su cabeza, debió caer de bruces al incendiarse y después el otro la cayó encima impidiéndola moverse, ahora yo arrastraba a ese tipo y ella venia hacia mí.
Su torpe ataque estirando el brazo intentando clavarme sus largas uñas en el cuello, fue esquivado fácilmente al escuchar sus pasos y girarme soltando la soga, di un paso lateral y ella paso junto a mi medio cayéndose por el impulso de su propio cuerpo, la di un empujón según pasaba y la vi caer de bruces, antes de que se volviera a levantarse estaba ya sobre ella, la di un golpe con la hachuela en su cráneo abriéndola la cabeza, su sangre salpicó mis gafas de jardinero y la máscara de fieltro.
Trabaje durante una hora y media apartando cuerpos de la muralla hasta que no quedo ninguno, había parado y vigilado la arboleda circundante frecuentemente para evitar sorpresas, pero mi trabajo fue silencioso y efectivo así que volví al torreón por la puerta de vehículos, recordé que no andaba muy sobrado de municiones, así que volví al cuarto de jardinería y tome un paquete de matarratas de los varios que había, volví a salir mientras lo abría y me pasee entre los cuerpos caídos espolvoreándolos aquí y allá hasta que todos recibieron una rociadita de dicho matarratas, hecho esto regrese al interior de la muralla que pese a perecer vacio y tranquilo no se libro de una buena ronda por si acaso, una vez satisfecho volví a pegar mi coche a las puertas y subí a ducharme para quitarme toda la mugre que había acumulado, deseando mentalmente a los infectados atraídos por el olor a torrezno que vinieran a desayunar, un buen provecho.
Tras la ducha me quede junto a Ceci un buen rato, después subí y charle por el walkie con Julián mientras veía a algunos infectados desayunando en el prado, le comente lo de las municiones y me dijo que tal vez en el otro cuartel más grande de la guardia civil a 30 kilómetros al Sudeste de aquí pues aquel pueblo era mayor, tendrían más armas y municiones de cetme, pues ellos solo tenían rifles carabinas y escopetas civiles con ese tipo de munición, les vendría bien algún fusil de asalto y allí seguramente tendrían más de todo que en este, se ofreció a acompañarme con un par de hombres.
Tras charlar con él, volví al lado de Ceci, esta no despertaba ni estaba tranquila, estaba delirando y la quite la bola de la boca, parecía murmurar entre sueños bastante agitados, pero no conseguí escuchar lo que decía pues ni una palabra salió de su boca, horas después me levante y ande un poco por el torreón, pero enseguida volví junto a ella con una palangana y limpie de nuevo su herida aseándola a continuación, comprobando de paso que no se me había dado muy mal el trabajo de costurero y de aquellos puntos, la quedaría una cicatriz curiosita y no muy grande, entretanto la hablaba de cualquier cosa y la acariciaba la cara y el cuello, aquello parecía calmarla bastante, llame por la noche a Julián y después volví junto a ella, no tenia apetito solo estaba pensando en que no se me muriese y rece por ella, sentado allí mirándola y hablándola me dieron las tantas.
Desperté al día siguiente notando sus dedos en mi rodilla, aquella caricia suave me hizo abrir los ojos aturdido y aun soñoliento, mirándola sorprendido con mis ojos legañosos vi que me miraba con sus ojos verdes de gata, estos reflejaban una expresión de sorpresa al no reconocer el interior de su celda al despertarse, la di un beso en la mejilla y la hablé diciéndola que no se moviera pues estaba mala, Ceci movía la cabeza intentando quitarse la venda que tenía alrededor de ella y entendí que la molestaba, decidí abrir las ventanas pues hacia un día estupendo y dejar que el sol y el aire ayudasen a su curación, mientras la quitaba la venda estuve hablándola como a una niña pequeña, ella me dejaba hacer sin protestar, entonces caí en el detalle de que ella no llevaba puesta la bola, decidí dejarla sin ella mientras estuviera enferma y sujeta a la litera.
Al rato dieron las nueve y subí al piso de arriba donde estaba la terraza a llamar a Julián, tome el walkie y dije:
– Tiroloco para capo, tiroloco para capo, me copias, cambio.
– Adelante tiroloco, capo te copia, cambio.
– Por aquí todo tranquilo, he tenido visita esta noche, se ven más esqueletos y menos chicha, cambio.
– Si son los que rociaste con matarratas no les van a sentar muy bien, cambio.
– Si eso espero, que se jodan, a menos bulto más claridad, cambio.
– ¿Qué tal tu jefa? Cambio.
– Se ha despertado por fin Cecilia, me tenía muy preocupado, hasta he rezado por ella, cambio.
– Entonces es que alguien te a hecho caso, no se si sabes que santa Cecilia es la patrona del pueblo, cambio.
– To…ni.
– Repite capo no te he oído, cambio.
– Te decía lo de la patrona, cambio.
– Después me has llamado, ¿Qué me decías? Cambio.
– Yo no te he llamado, después de lo de la patrona me has dicho que repitiera, cambio.
– Pero yo he oído mi nombre… espera… quiero decir, luego te llamo, corto.
Dejo el walkie en la mesa y bajo aquel tramo de escalones casi de un salto entrando en la habitación, desde la litera Ceci le miraba medio incorporada sobre dos almohadas, el se acerco sin dejar de mirarla a los ojos y la dijo:
– Hola cariño, te he oído llamarme, ¿has dicho Toni?
Ella asintió algo temerosa bajando la cabeza, Toni la puso un dedo bajo la barbilla haciendo que le mirase a la cara y dijo:
– Di mi nombre otra vez por favor necesito oírte, di to… ni, dilo Cecilia.
– To…ni, toni, la salió de golpe la segunda vez.
– Toni, toni, -ella seguía diciéndolo, una vez empezado le salía seguido.
Este no salía de su asombro y la alegría se reflejo en su mirada, dio a Ceci un fuerte abrazo, ella apoyo la cabeza en su hombro y ambos rieron felices.
Una hora después la dijo mientras hacia el gesto que si quería pasear, ella afirmo y Toni la colocó los guantes por delante de su esbelto cuerpo, la quito la braga y la compresa que la había colocado antes de dormirse agotado, echo de menos ver sus pechos ahora tapados por aquella camisa de uniforme, herencia de algún agente muerto que el mismo la puso al meterla en la litera hacia dos días, la coloco asimismo la bola en la boca pero el ya no lo hacía para evitar mordiscos, sino para contenerse de besar a la joven.
Pasearon por el patio, ella husmeaba frecuentemente sobre todo en el lienzo de la muralla donde habían muerto quemados mas infectados, dado que las manchas de sangre y humo estaban en la parte opuesta de la pared, Toni dedujo que la muchacha debía tener el sentido del olfato más desarrollado que el mismo, no la dejaba alejarse demasiado y con la excusa de jugar se mantenía cerca de ella, pues suponía que Ceci no andaría muy fina del equilibrio después del testarazo recibido y dos días de cama, sinceramente estaba preocupado por ella.
Después de un ratito se agacho e hizo sus necesidades esperando en la misma postura hasta que la limpié, el paseo duro un buen rato mas y no la vi gestos de dolor ni perdidas de equilibrio, se me pegaba mucho yo apenas podía contenerme de acariciarla así que la dije que fuéramos a la casa y la bañaría, ella se apresuro a llegar a la puerta del torreón y casi tuve que correr para cogerla.
¿Qué decir? Como imagináis se repitió la anterior escena del baño, solo que esta vez ella lo deseaba y participo más que gustosamente, estaba echada en la bañera después de aclararla y mis manos se perdían acariciando sus pechos, deslice una de ellas acariciándola el vientre hasta su entrepierna y ella abrió ansiosamente las piernas dejándome entrar a la vez que suspiraba ante mi cara, la hice gemir mientras su cuerpo se ondulaba mecido por el placer que recibía, ella ansiaba mas y me lo pedía con los ojos yo no supe resistirme y cogiendo en brazos su cuerpo anhelante y empapado la lleve al dormitorio con la cama grande.
La deje sobre ella estaba excitadísimo y mi erección podía notarse a través de mi pantalón, me lo quite en dos patadas al igual que mi bóxer enfundándome apresuradamente una goma en el miembro, la hice ponerse de rodillas y me situé tras ella, su culito me resultaba provocativamente excitante, guie mi prepucio hasta su vagina y empuje suavemente notando como aquellas paredes se abrían a mi paso, comprimiendo acariciantes mi verga dentro de su húmedo interior, me moví rítmicamente dentro y fuera sin llegar jamás a salir de su chochete, aumentando poco a poco el ritmo de las profundas envestidas, echaba de menos sus suspiros pues sonaban ahogados por la bola y la almohada.
Así que lleve las manos a su nuca y la solté la hebilla de la corea, vi como al tener la boca abierta mientras jadeaba la bola cayo húmeda de saliva sobre la almohada, mientras me movía de nuevo dentro de ella profunamente enviándola el miembro contra la entrada de su útero, ahora la escuchaba jadear de placer mi erección y mi deseo aumentaron al igual que mi ritmo, enviando mi duro instrumento hasta el fondo de su gruta y rellenándola de tumefacta carne cálida repetidamente, su encharcado interior me presionaba en cada vaivén, mis manos tomaron sus pechos haciendo que se incorporara un poco sentándola contra mis muslos y la abrace sin dejar de movernos, bese su cuello ella jadeaba y suspiraba sin poder detenerse arremetiendo con sus nalgas contra mí, la acariciaba los pechos con ambas manos a la vez moviéndome simultáneamente y rellenándola por dentro cada vez más velozmente, resbalando por su cálido túnel hasta el fondo y vuelta de nuevo ,supe que se corría un poco antes de que lo hiciera por la forma en que me apretaba con su túnel vaginal en cortos y rápidos espasmos, deje de contenerme y me solté acertando de pleno mientras ella gritaba entre espasmos de placer, yo eyaculaba en su interior largos y cálidos ríos de esperma.
Estábamos los dos derrengados en la cama ambos bocarriba, nuestra respiración se fue tranquilizando paulatinamente mientras nuestros cuerpos se relajaban, yo la dije:
– Espera a que aprendas a contenerte un poquito, disfrutaremos más del sexo, te enseñare a llegar a punto y parar sin correrte retenerte un minuto y volver a comenzar de nuevo hasta dejarte acabar, se disfruta mucho mas es como dos polvos en vez de uno.
– Toni…
– Si Toni o quien tu…
Me arrepentí o me lo pensé mejor no lo sé, solo recuerdo que me vino a la memoria lo que había dicho Juana, que Ceci era una zorrita liada con el jardinero, no es que me importase el pasado de nadie pues nunca lo ha hecho, siempre he pensado que las parejas anteriores que uno tiene en la vida, solo son un entrenamiento para cuando encuentres a tu verdadero amor, pero decidí poner mi sello de propiedad en la educación que estaba dando a Cecilia, llamémoslo pundonor o egoísmo si queréis, así que me gire mirándola a esos ojazos y dije:
– Ceci escúchame, voy a serte sincero y decirte que no debes acostarte con nadie más que conmigo, porque solo conmigo que te quiero y te enseño en el sexo, alcanzaras orgasmos y te correrás como lo haces ahora, con nadie será nunca mejor que con toni.
Me miraba extrañada recordé que aunque los hubiera experimentado (y mucho) ella no sabía que era esa palabreja de orgasmo, así que la toque el clítoris y ella suspiro haciendo:
– Hummmp.
– Gusto, placer, eso es lo que sientes ¿te gusta?
Ella cabeceo afirmativamente, lo hacía tan rápido que pensé que se desnucaría, separe la mano y la toque entre los pechos luego a mí y de vuelta a ella diciendo:
– Toni quiere a Ceci, si.
– Toni.
Volvió a cabecear y me abrazo muy fuerte, aquella tarde solo nos levantamos de la cama para cenar.
Llame a las 21 a Julián para comunicarle que Ceci estaba mejor, cenamos y volvimos a la cama.
El día siguiente amaneció cubierto y anunciaba lluvias, estábamos gozosamente cansados nos levantamos y tomamos una ducha, luego llame a Julián el cual me insinuó algo de prisa en el tema del combustible, después la puse sus cosas de paseo y salimos a dar una vuelta entre juegos y risas, estábamos felices aunque cada día me reventaba mas atarla y amordazarla, en la cama se revelaba como una autentica fiera, yo evitaba sus labios siempre lo cual nos fastidiaba a ambos por distintas razones, hasta que la explique como parte de su educación, qué éramos novios y solo podíamos besarnos en la cara aunque folláramos, más adelante cuando fuéramos una pareja real de casados, dentro de cinco ó seis meses podríamos besarnos en la boca y haríamos el amor, que es lo mismo pero con un anillo. No creo que lo entendiera pero capto la idea.
Ahora un año y pico después estando solo en esta azotea recapacitando, recuerdo aquel momento, sinceramente quería formar pareja y casarme con Cecilia y tener hijos, ¿Qué había de malo? La rescate, la protegí, me jugué la vida por sus medicamentos y hasta por compresas para ella, etc. Además ella tenía 22 añitos y estaba muy, pero que muy bien, era como una cría y me ocupe de su educación, moldee su personalidad, empezábamos a ser un poquito felices, si… honestamente la quería solo para mi, ¡pero estoy divagando! volvamos a la historia.
Volvimos al torreón y desayunamos, había puesto tranquilizantes en su plato de tortitas y un rato después estaba dormida, la espose a la litera y cerré la puerta, saque los dos bidones de carburante vacios y los metí en mi todo terreno además de dos garrafas de gasolina normal para rellenarlas en el surtidor, me pertreche con mi ropa de incursiones y mis trinchas con cuatro cargadores para fusil donde metí además la pistola en su funda con los dos de reserva, otee desde la azotea los alrededores del torreón y no vi nada sospechoso, así que tomando el walkie avise a Julián de que salía a por combustible indicándole que le llamaría de camino a su casa, para que fuera despejando la entrada del garaje, baje al patio dando marcha atrás al coche y abrí el portón de entrada, sacando el coche y cerrando este tras de mi me puse en camino.
Repetí la operación de hace semanas, un giro amplio alrededor del pueblo hasta más o menos el vehículo de la otra vez, ahí se complicó la cosa pues el primer coche en el que intente tocar el claxon no tenia batería, localice otro algo más cerca de la gasolinera y conseguí hacerlo sonar, el único problema era que tendría menos tiempo para rellenar los bidones mientras se acercaban los infectados, de todos modos me di prisa metiendo una rama entre el techo y el volante, mientras el claxon sonaba partí veloz hacia la gasolinera.
Llegue enseguida, todo seguía igual y el cierre aunque sin llave seguía echado, entre muy atento por si acaso pistola en mano y conecte los surtidores, al salir me di cuenta de un detalle, centrando el coche entre dos de ellos podía rellenar los bidones a la vez y ahorrar tiempo, así lo hice pues en un minuto había realizado la maniobra, desenrosque las tapas y metí las mangueras, mientras se llenaban los bidones fui a la tienda a por dos garrafones de agua como regalo extra para Julián, así como algunas revistas, dulces para los críos y pasatiempos, metiéndolos en una bolsa grande, metí mas golosinas y bollos así como unos pasatiempos y algo para colorear además de una caja de pinturas en otra bolsa para casa, llevándolos al coche.
Antes de irme rellene las dos garrafas de gasolina normal, dejándolas en el coche y no olvide apagar los surtidores fue al salir de la tiendecita y bajar la persiana, cuando el ruido que hice alarmo a dos infectados que se acercaban por la carretera, estos se dirigieron rápidamente hacia mi dándome tiempo apenas de sacar la pistola y meterle una bala en el pecho al primero y una segunda directamente en la cara al segundo a un metro de mi, este cayó muerto al suelo pero el primero al que había dado en el pecho aunque había caído, no estaba muerto todavía y me consiguió sujetar de un tobillo al pasar a su lado camino del coche haciéndome caer, rápidamente rodé a un lado mientras pataleaba dándole en la muñeca y consiguiendo que me soltara dicho tobillo, como pude me levante mientras el lanzaba gritos inarticulados pero que alertarían a los infectados próximos, tome impulso y lance mi pierna con todas sus fuerzas chutando su cabeza, mientras decía:
– Ya, cállate.
Las vertebras cervicales se partieron como remas secas, yo subí al todo terreno y lo puse en marcha saliendo de la gasolinera camino del pueblo, por el camino me encontré con otro infectado en dirección contraria, este se abalanzaba corriendo contra mi coche, frene y le deje llegar gritando golpeo con sus manos el capó y no hice nada salvo meter la primera, fue cuando contorneaba el coche dirigiéndose a mi ventanilla cuando me fui despacio, un doble bote delante y otro detrás me indico que había pasado sobre sus pies, el pobre animal gritaba cayendo al suelo y de paso llamando a todos los infectados de la zona hacia él y dejándome el camino libre.
Estaba a dos manzanas de Julián cuando le llame por el walkie:
– Tiroloco para capo, me recibes, cambio.
– Capo para tiroloco, te copio, adelante.
– Estoy cerca y cargado, llegare en tres minutos, ¿todo listo? Cambio.
– Ya te estamos esperando, en cuanto veamos el coche te abrimos, cambio.
– Recibido, corto.
Efectivamente fue enfocar la calle y vio como la puerta del garaje, pintada de rojo y blanco a grandes franjas se abría hacia arriba plegándose sobre sí misma, bajo la rampa y entro disminuyendo la velocidad, encendió las luces del coche enseguida pues los que estaban junto a la puerta las cerraron rápidamente, dejándolos prácticamente a oscuras.
– vale encended ahora, -retumbo la voz de Julián.
Las luces del parking se encendieron de golpe una vez que cerraron la puerta, hasta que yo saliera cuatro personas se quedarían allí de guardia.
– Bueno, bienvenido seas. –dijo Julián.
– ¡no sabes cómo me alegro de verte! –dijo Toni.
– ¿para meterme la Vuvucela por el culo?
– ¡me cachis! Ya decía yo que se me olvidaba algo.
Todos se rieron y Toni se apeo del coche con una gran bolsa en la mano izquierda, se estrecharon las manos mientras uno del bloque ocupaba el sitio de Toni al volante moviéndolo para acercarlo al depósito donde descargarían el combustible, Toni le dijo a Julián:
– Quédate los dos bidones y pásame dos vacios pero que estén en buen estado y limpios, así será más rápido, debo volver al torreón antes de que vuelvan los infectados.
– Vale muchachos, empezad a descargar.
Mientras hablaban pasearon por el patio un momento, muchos saludaron a Toni este metió la mano en la bosa y llamo a los críos que llegaron en tropel hacia ellos, el sacó los caramelos y los repartió entre la chiquillería que reía alborozada, entrego la bolsa a Julián para que se encargase de repartir los comics revistas y dulces que contenía como quisiera, llagaron a su casa donde tras saludar a Juana tomaron una copa y un puro, Julián le entrego una caja que contenía 50 inyectables de antibióticos diciendo:
– Me ha dicho el farmacéutico que son antivirales muy potentes, que te andes con ojo.
– Tranquilo que me leeré las indicaciones del prospecto, ¿solo 50? Traigo dos bidones.
– Mira pensaba que solo trias uno, no seas desconfiado que en la siguiente entrega ajustamos y ya está.
– No es desconfianza Julián es preocupación por Ceci, entiéndeme.
– Ya lo sé hombre, por cierto ¿Cómo se encuentra?
– Esta mejor gracias, se va poniendo mejor cada día ya dice mi nombre.
– Pues cuando tu creas que pueda la bajas a vernos, he hablado seriamente con la parienta y vecinos, borrón y cuenta nueva, es como si viniera de la capital y aquí solo tiene amigos, ¿me entiendes?
– Te copio capo, gracias amigo.
Toni acabo la copa y salieron del piso, bajando al final del parking donde estaban descargando el todo terreno, allí le esperaba un cajón con comida que estaban cargando en el coche junto a los dos bidones vacios, el dijo que bajaran también los dos garrafones de agua pues era un regalo extra para todos de parte de Cecilia, así se haría más popular entre los vecinos que por una simple orden de Julián.
Montó en el coche se despidió y salió del edificio había estado casi una hora en compañía del alcalde, como por allí no podía salir hacia torreón en coche, callejeo por el pueblo encontrando mas infectados que intentaban interceptarle, eso le dio una idea y pensó que si ya estaban de vuelta en el pueblo no habría ninguno o casi ninguno en la gasolinera así que volvió allí.
En la carretera seguía el tipo al que había pasado por encima de los pies, pero haciendo de buffet libre para cuatro colegas suyos que parecían algo liados con sus intestinos, no queriendo cortarles el rollo los esquivo hábilmente haciendo un desvió por el arcén y siguió adelante, un momento después llego a la gasolinera esquivo los dos cadáveres que aun seguían intactos, aparcando el todo terreno donde estaba antes, encendió los surtidores y recargo los bidones de combustible, la operación no le llevo mucho tiempo pero se sintió inquieto deseando volver al torreón con su chica, sabiendo que llevaba mucho tiempo fuera y de día, pero tuvo suerte y nadie le molesto mientras repostaba así que al terminar apago los surtidores saliendo y cerrando la tienda de nuevo, ansiando llegar a casa siguió camino al torreón sin que nadie le molestara.
Una vez allí metió el coche y como siempre reviso el patio a fondo antes de nada, después lo descargo y lo apoyo contra el portón, metió las cosas que había traído en el almacén y se cambio de ropa lavándose a continuación y liberando a Ceci la dejo en la cama grande, seguidamente coloco las provisiones y el combustible en su sitio, al acabar fue junto a ella y la despertó con suavidad y cariño.
Por la tarde llovía y Ceci no tuvo paseo, pero… tampoco se aburrió, jugaron a los novios.
Continuara…
Bueno amigos, dejemos un momento a estos dos tortolos arrullándose, pregunta ¿el Julián es realmente un despistado? Y Cecilia, ¿su recuperación está siendo demasiado rápida ó dará alguna sorpresa inesperada? Además, ¿creéis que Toni la educa adecuadamente?
En todo caso seguirán pasando cosas y si, habrá algo más de sexo.
¡Sed felices!
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javiet201010@gmail.com