Conociendo a Pamela
Sebastián almuerza con sus tíos, conversan un rato y los acompaña después de comer, sin embargo no haya el momento para que se vayan, solo quiere volver a la habitación de su prima y seguir leyendo su diario de vida para saber que otra aventura ella ha tenido.
Ese día ellos se van a trabajar más tarde de lo previsto, Sebastián se encarga de lavar la loza y ordenar, no quiere ser molestado por detalles. Después se va al living y espera con unas ansias cada vez más crecientes que ellos se vayan. Apenas lo hacen sale disparado hacia la habitación de Pamela.
De inmediato busca el diario de vida y salta sobre la cama para seguir leyendo y pajeandose. Pronto encuentra algo interesante.
19 de junio.
Había prueba de ciencias y yo no había estudiado nada, nada en absoluto, pero si me ausentaba seria peor, así que decidí lanzarme así no más a ver como iba.
Para variar la prueba estaba muy difícil, respondí lo que podía, que no fue mucho, y después me quede haciéndome la tonta tratando de ver si le podía copiar a alguien. En ese momento cayo un papel en mi mesa y después otro. Discretamente los tome y los abrí, eran parte de las respuestas de la prueba. Mire en todas direcciones pero no puede ver quien me los había lanzado, lo importante es que contenían parte de las respuestas.
Ya llevaba casi la mitad de la prueba cuando me di cuenta de donde venían los papeles. Eran dos chicos que estaban sentados tras de mi, Braulio y Miguel, chicos a los cuales yo no les hablaba en absoluto pues son unos nerds, por ello me sorprendió que me ayudaran. No son especialmente guapos, Braulio usa lentes y Miguel parece que no se peinara nunca, en realidad yo los evitaba antes, así que me sorprendió que salieran en mi ayuda ahora en especial considerando las bromas pesadas que les hice antes.
Sebastián sigue con interés el relato de Pamela.
Tenia casi toda la prueba respondida cuando de pronto el profesor noto algo, yo juraba que me había sorprendido y avanzaba hacia mí, pero paso a mi lado y se detuvo, les pregunto a Braulio y Miguel acerca de los papeles que tenían escritos y para quien eran. Ellos no dijeron nada y el profesor les quito las pruebas a ambos, “nota máxima un 3” les dijo, ellos tomaron sus cosas y se fueron, yo me sentí miserable por lo sucedido, mal que mal fue por mi culpa, por querer ayudarme les fue peor.
26 de junio.
A la semana siguiente me entregaron la prueba, el profesor estaba sorprendido al ver mi nota, yo también pero me quede callada. Me di media vuelta y ambos me miraban, yo les sonreí de vuelta y se sorprendieron, quise acercarme a ellos para darles las gracias pero unos chicos se me acercaron antes y no pude pasar, en realidad quería darles las gracias por su ayuda desinteresada no como la mayoría que solo me pedía algo a cambio de cualquier cosa.
Sebastián se sorprende al ver esta faceta de su prima, él creía que por su popularidad era más selectiva con sus amigos.
Durante el recreo fui al patio trasero donde suelen estar, los vi leyendo una revista y les hable, “¡gracias se pasaron!” les dije, al principio ellos no sabían que decir pues normalmente yo nunca los saludaba, les pregunte por que me ayudaron y Miguel me respondió, “te vimos en problemas”, lo dijo con mucha franqueza y honestidad, algo que me agrado en ellos. Me senté entre ambos, claramente los ponía nerviosos con mi presencia, de reojo me miraban las piernas pues mi falda es bastante corta o mis pechos dado el escote de mi blusa, a mi me divertía ponerlos así, nerviosos y cachondos. Ambos resultaron ser bastante simpáticos y bien educados pues en ningún momento trataron de pasarse de listos.
Tras calentarlos por un rato una amiga apareció y me llamo, me puse de pie asegurándome que vieran bien mis piernas luego me di vuelta y les dije, “espérenme después de clases” ellos mi miraron sorprendidos y yo les hice un guiño, después me fui. Decidí darles un premio a los dos.
Sebastián esta más expectante que nunca y sigue leyendo con atención.
Llegado el momento al terminar las clases me separe de mi grupo y fui hacia el patio trasero, ahí estaban ambos con cara de no entender nada, que ingenuos, pensé en ese momento. Antes que me vieran me arregle un poco, solté mi cabello y me abrí un par de botones de la blusa para que mis grandes pechos se vean mejor. Luego me acerque y les hable, los tome por sorpresa y casi los mate del susto. La expresión de sus rostros me hizo reír, ya me imaginaba como estos se deben matar a pajas pensando en mí.
Les dije que me acompañaran a un rincón del patio donde habían unos viejos escritorios botados, durante los recreos los chicos se vienen a fumar aquí pero a esta hora ya no hay nadie cerca. Braulio iba a hablar pero yo lo tome por sorpresa y le di un tremendo beso en la boca, lo deje helado y sin reacción. Miguel nos mira con cara de no creerlo, luego lo tomo a él y también le doy su beso, busco cruzar mi lengua con la suya y le tomo sus manos y las pongo sobre mi cuerpo. Hasta ese momento mi intención era excitarlos, dejarlos que me toquen y hacerles una buena mamada, pero nada más.
Los jale a ambos para quedar atrapada entre ellos, les comencé a sobar sus bultos que ya estaban más duros que nunca, al principio ellos estaban incrédulos, no creían lo que sucedía, que yo estuviera ahí, pero poco a poco fueron ganando confianza y comencé a sentir sus manos en mi cuerpo. Me empezaron a sobar el culo y a levantarme la falda y a acariciarme mis pechos. Me empezó a llamar la atención la forma en que me metían mano, no era de una manera torpe y brusca, lo hacían con suavidad usando bien sus manos y sus dedos al punto que comencé a gemir con bastante intensidad cuando los dedos de Braulio se deslizaron entre mis muslos.
Sebastián ya esta verga en mano, el solo imaginarse a su prima entre dos tipos lo hace hervir.
Rápidamente Miguel me desabrocho la blusa, se lanzo como loco sobre mis pechos, me quito el sostén y comenzó a devorarlos, a lamer mis pezones y a chuparlos de una forma increíble, me sobresalte cuando sentí como se metía una lengua entre mis nalgas, Braulio se agacho detrás de mi, me subió mi falda y deslizaba su lengua entre mis nalgas mientras sus dedos hurgaban en mi coño, a estas alturas estaba más que claro que mi idea de solo hacerles con mucho una simple mamada se había ido al trasto.
Sobre unos escritorios abandonados ahí Braulio se recostó y me hizo ponerse encima de su rostro, así puede sentir mejor su lengua paseándose por mi ardiente sexo, ¡rayos realmente sabia usar su lengua! Miguel se abrió sus pantalones y saco su miembro, de dimensiones nada despreciables, de inmediato empecé a degustarlo con mis labios, se lo chupaba y le pasaba mi lengua por su deliciosa y roja cabeza, después lo puse entre mis tetas y lo empecé a pajear con ellas. Su verga se perdía entre mis pechos y se lo hacia con más cada vez, todo esto mientras mi coño no dejaba de ser lamido por Braulio, pero esto apenas comenzaba.
Ellos se pusieron de pie y le dije a Braulio que era su turno, le abrí los pantalones y saque su miembro para empezar a atenderlo como se lo merecía, me incline frente a él y le hice la mejor mamada de su vida, Miguel no se quedo de ocioso y tras hacerme delirar haciéndome sexo oral decidió usar su verga la cual sentí poco a poco como me la fue metiendo hasta recibirla toda. Me sujeta de mis caderas y me folla con fuerza, como a mi me gusta, siento su verga moverse dentro de mi sexo, lo hace tan bien, además me gusta esta situación, recibir un miembro en mi boca y otro en mi coño a la vez, si bien antes me había besado con dos chicos al mismo tiempo esta es la primera vez que tengo sexo con dos.
El miembro de Sebastián esta que explota, con una mano sujeta el diario de vida y con la otra se masturba.
Entre ambos me pusieron de espaldas sobre aquel escritorio, Braulio no tardo en empalarme con su miembro, puse mis piernas sobre sus hombros y comenzó a darme bien duro, mis gemidos se escuchaban por todo el lugar, si alguien nos descubría me importaba un cuerno, hombre o mujer me lo follaba igual. A Miguel no tuve que decirle nada, de inmediato me la metió en la boca hasta el fondo, casi no me deja respirar al principio pero pronto le tome el ritmo, ¡me daba rabia conmigo misma, tanto tiempo despreciando estas dos vergas solo por que ellos se veían raros!, que idiota de mi parte.
Mis pechos no dejan de agitarse mientras entre los dos me cogen, se turnaban para follarme, yo pasaba de verga en verga y eso me encantaba. No dejaban de follarme y yo de mamar sus vergas, follamos como animales, sin parar. Braulio me dijo que se quería correr en mi boca y Miguel en mis tetas, decidí concederles a ambos lo que quieren. Me acosté en el suelo para hacerlo más fácil, Miguel se puso encima mió y su verga entre mis pechos de inmediato comenzó a hacerse una paja con ellos aprentadolos con firmeza contra su miembro, Braulio se hinco a mi lado y recibí su miembro en mi boca, y con mis manos le estimulaba sus testículos.
Me excitaba de manera increíble no solo lo que hacia y lo que ya habíamos hecho, la expresión de placer en sus rostros me calentaba aun más, estaba decidida a sacarles hasta la ultima gota de semen. A Braulio se la chupaba con todo, recorría su verga con mis labios y de pronto sentí que palpitaba, que se convulsionaba, entonces un torrente de semen inundo mi boca hasta rebosarla, sabia delicioso, casi al mismo tiempo Miguel cubrió mis senos con su semen el cual chorreaba sobre ellos.
En ese momento Sebastián se corre sobre la cama de Pamela, la descarga fue tal que salpica sus sabanas y este se escurre en su mano.
Tras recuperar el aliento y limpiarme un poco me ayudaron a ponerme de pie, jamás me habían follado, así fue algo increíble y digno de repetir en otra ocasión. Pasamos al baño y aproveche de lavarme y ordenarme la ropa. Los tres salimos del colegio y ellos me dejaron en el paradero, les di las gracias por tan excitante momento y me despedí dándoles unos ardientes besos, desde entonces ya no los considero unos nerds y en realidad somos ahora íntimos amigos.
Sebastián respira profundo, entre extasiado y cansado después de pajearse de esa forma. “¡Sebastián, Sebastián ya llegue!” escucha en ese momento. Él abre sus ojos espantado al ver el desorden, “Pamela, ¿a esta hora? No puede ser” se dice a si mismo, además escucha otras voces, las amigas de Pamela también están aquí, si no hace algo pronto se meterá en un tremendo lió.