
No era la primera vez que lo hacía pero sí es cierto que había pasado mucho tiempo desde la última ocasión. Muchos meses, por no decir algún año. Pero allí estaba yo, a las 6 en punto aparcado frente al edificio que albergaba las imponentes oficinas de una de las empresas más importantes del país. Le mandé un whatsapp: “¿Hoy saldrás puntual?” Pasaron varios minutos sin recibir respuesta. Era lógico, pues desde que hacía dos años la habían ascendido a adjunta de la responsable del departamento pocos días podía cumplir su horario. Ésta, además, era una amargada que solamente […]