
La teniente Blair: Acababa de terminar el cuadro que me encargó Mari, una de mis clientas, al mirar la hora descubrí que eran las dos y como no tenía nada más que hacer, decidí salir a comer al restaurante de la esquina. Mientras salía de mi edificio, tengo que reconocer que estaba bastante satisfecho con el resultado porque había conseguido plasmar sobre el lienzo sus deseos. Para los que no os sepáis la historia, conocí a esa mujer gracias a que el idiota de su marido me contrató para que me acostara con ella mientras él miraba y con el […]

