
Si una profesión es propensa a las sorpresas esa es la mía. Un prostituto tiene que estar preparado para todo tipo de situaciones raras y lo que es todavía más difícil, debe de saber salir airoso sin perder el prestigio entre sus clientas. Eso fue lo que me ocurrió una noche que Johana, mi madame, me había concertado una cita con un señora bien entrada en los cuarenta. Lo que en teoría iba a ser un trabajo fácil, se complicó de una manera tan extraña que si no llega a ser por mi experiencia acumulada, hubiera terminado metido en un […]

