
Capítulo 9. la dulce Wayan Me resultó imposible hablar esa noche con Makeda. Humillada, cabreada y preñada se negó en rotundo a darme la oportunidad de explicar los motivos de mis actos. Por mucho que lo intenté, no solo se negaba a verme sino que incluso cada vez que la llamé por teléfono intentando darle mi versión, sin esperar a que empezara a hablar me colgaba. Testaruda como una mula, creía que la había vendido. No era el hecho de llevar a mi hija en su vientre lo que la había sacado de sus casillas, sino el modo, el […]