
Mi prima preñada y su dinero, mis mejores afrodisiacos 7 «Me queda una hora para que Ana llegue», pensé al abrir el agua caliente. Acababa de despedirme de Teresa, dándole instrucciones precisas de cómo tenía que comportarse esa noche durante la cena. Asumiendo que esa noche, mi prima no podría evitar abrirse de piernas ante mí, decidí forzar su sumisión con un pequeño juego. «Se quedará de piedra cuando vea lo que le tengo preparado», me dije muerto de risa al recordar que años atrás, aunque en ese momento no hubiera sido consciente, había sido yo el que la había […]