Las apariencias engañan (3)

Después de levantar la mesa me dijo que me acomodara en el sillón, que iría a prepararse. Volvió a los pocos minutos y su atuendo hizo que me le tirara encima como un animal. Estaba vestida solamente con su delantal de trabajo.   – Pará un poco Santi – dijo riendo y frenándome con una mano en el pecho – Viendo como te pusiste creo que va a resultar más fácil de lo que pensé – la miré extrañado – Quiero que te resistas. Vamos a hacer de cuenta que estamos en la oficina y a suponer que tenés novia. […]