Las apariencias engañan 2

No sé en qué momento se quedó dormida. Me dio pena despertarla y la llevé en brazos a la cama. Me dormí abrazando su cintura. Aún en sueños debió haber sentido mi erección. Cuando abrí los ojos no estaba a mi lado. La encontré preparando el desayuno. Se había puesto el cullote rojo y una remera blanca. Su pelo aún estaba húmedo, demostrando que se había duchado. Sin tener la sensualidad de la vestimenta de la noche la encontré igualmente excitante. Yo estaba vestido con una camiseta de dormir y boxers. Me acerqué y la rodeé con mis brazos. Le […]