
Si ya de por sí trabajar es un coñazo, el tener como jefa a una hija de puta con tetas es una auténtica guarrada. No sé si será vuestro caso pero imaginaros lo mal que llevo el qué la directora de mi departamento sea una zorra malnacida de pésimo carácter pero que cada vez que me hecha la bronca, además de bajar la cabeza en plan sumiso, no puedo evitar sentirme excitado. Os preguntareis porqué. Bien sencillo: ¡Esa cabrona tiene un polvo descomunal! Con treinta años recién cumplidos, Doña María es una morenaza de casi un metro setenta con un […]