
10 Al día siguiente de mi aventura en casa de Pedro, desperté sintiendo en mis propias carnes los efectos de los excesos de la noche anterior. A parte de un poco de resaca alcohólica, tenía los pechos más sensibles de lo normal, sentía algo doloridas las ingles por haber pasado demasiado tiempo abierta de piernas, y mi coñito también estaba hipersensible, sin llegar al dolor, pero resentido tras el delicioso homenaje que se había dado alternando entre tres jóvenes pollas. Lo que sí era más notable, era el dolor de mi culito. Tampoco es que fuera insoportable, y si fuera […]