
La chica no podía ni mirar a su madre a la cara, pasaba los días evitándola. El pensamiento de que habían compartido al mismo hombre la hacía sentir como una zorra, ¿Deberia hablar con ella? No, eso no… No sabría ni como decírselo, además, no estaba segura de lo que sentía… ¿Estaba enfadada consigo misma? ¿Con su madre? ¿Con Frank? Estaba… ¿Celosa? Lo que si se convirtió en rutina fue la compañía nocturna de Manolo. Cada noche se masturbaba con el vibrador hasta saciarse, a veces incluso se había quedado dormida con el en la mano. Los días siguientes en […]