Relato erótico: “Ritual de masturbación” (POR LEONNELA)

Tengo el brasier a medio caer, rebosan mis pechos grandes y se desabrigan mis pezones, la  bombacha despernancada realza mi  cuerpo que sin tener medidas perfectas mantiene esa forma de venus que da la cintura estrecha y las caderas salientes, con un vientre casi plano, como una sábana extendida que termina en un pubis desértico de vellos. Dibuja también la silueta de mis lomas traseras, sostenidas por un par de muslos fuertes que protegen la estrechez de un sexo que no ha parido hijos pese a sus 33. Me miro detenidamente, una cabellera rizada, larga y oscura da marco a […]

Relato erótico: “De profesión, canguro (010)” (POR JANIS)

Les recuerdo que pueden comentar o contactarme en  la.janis@hotmail.es La primera tijera. Tamara rebuscaba en la ruleta perchero de la tienda, repleta de largas camisetas estampadas con rostros de cantantes de moda. Buscaba uno en particular, el de Bruno Mars. Sería ideal poder llevarse su ídolo a la cama, de forma platónica, claro. Al moverse, chocó con alguien a su espalda. Se giró para excusarse y se encontró con unos ojos oscuros que emergían del pasado. —    ¿Tamara? ¿Eres tú? – le preguntó la mujer, con una mirada inquisitiva. —    Elaine… ¡Dios mío! ¿Cuánto tiempo hace? – sonrió la joven. […]

Relato erótico: “Una jovencita y sus problemas trastocaron mi vida 7” (POR GOLFO)

Esa tarde al salir de la empresa, estaba con ganas de ponerme el mundo de chistera y aceleré para llegar con mis mujeres. Cuando digo mujeres en plural no se debe a un lapsus, en ese momento sentía mías a la dos y estaba dispuesto a olvidar que solo era un medio con el que podían conseguir sus metas. Por eso, cuando María salió a recibirme no lo pensé y levantando su falda, directamente la empotré contra la pared sin darle opción a quejarse. – ¡Como vienes! – exclamó divertida al sentir sus bragas hechas trizas. Mi respuesta fue apoderarme […]

Relato erótico: “Una jovencita y sus problemas trastocaron mi vida 6” (POR GOLFO)

La sensación de derrota no me dejaba ni respirar mientras las esperábamos. No me quedaba duda que esa hija de puta se había salido con la suya al propiciar de una manera tan ilusa que el enemigo se metiera en nuestra cama. Era tanto mi cabreo que María se dio cuenta y mientras me desnudaba, me preguntó qué me ocurría. Como no podía ni debía confesar que la pelirroja era una espía del gobierno americano, le respondí que lo raro que me resultaba que una hembra semejante un día apareciera en nuestras vidas y al siguiente, nos la fuésemos a […]