
―No espero a nadie― comentó la profesora cuando Irene la miró. ―No la mires a ella, es una sorpresa que traigo para ti― contesté muerto de risa. Mi compañera y novia no esperó una explicación y saliendo como dios la trajo al mundo, fue a ver en qué consistía, pero justo cuando iba a abrir la puerta se percató de que andaba desnuda y por eso tuve que ser yo quien lo abriera. Ni que decir tiene que Irene creyó que la preciosa chinita que estaba plantada esperando que la dejásemos entrar le traía el regalo y […]