
9 ― ¿A qué hora me quiere ahí? ― preguntó apenada al despedirme de ella. ―No quiero que afecte al negocio tu nueva condición y aunque me apetece que presentarte a la que ejercerá también de tu dueña, es mejor hacerlo una vez hayas cerrado la tienda. ―Mi señor es muy comprensivo con su núli― contestó no demasiado contenta. No en vano había insistido en acompañarme. ―Te estaré esperando― le dije y a modo de despedida, amasé su trasero mientras le dejaba un chupetón en el cuello para que recordara quien era su dueño. Tras lo cual, cogiendo […]