
4 Allí estaba, en el salón de un hombre que había conseguido llevarme a su casa para destruir mi mente masculina follándome tal y como yo inconscientemente había buscado. Y ahora estaba dándose una ducha, seguro de que aquella mujer que acababa de beneficiarse, ya había conseguido lo que quería y se marcharía. Pero yo era esa mujer, y ahora que había descubierto cuánto me podía atraer un hombre y el placer que podía darme, estaba dispuesta a seguir descubriendo hasta dónde podía llegar siendo Lucía. Estaba sedienta de sexo, y aquel tipo iba a gozar de mi sed mucho […]