
3 Comencé mi primer día de trabajo como Lucía levantándome a las 6:30 de la mañana y siguiendo todas las rutinas que ella habría seguido. El tema del vestuario fue sencillo, pues uno de los armarios de mi vestidor estaba exclusivamente dedicado a los trajes para el trabajo. Elegí uno negro, de tejido veraniego, formado por una falda que se ajustaba perfectamente a mis caderas y muslos para cubrir hasta las rodillas, una chaqueta entallada y una blusa blanca. Para completar, unos zapatos negros, abiertos, terminados en punta y, por supuesto, con un tacón fino de casi diez centímetros. Al […]