
Domingo. 28 de Noviembre del 2010. Acabo de encender el ordenador de mi cuarto y, obedeciendo al impulso, he decidido plasmar en mi diario los sucesos de la noche pasada. Todavía no me lo creo. Aún alucino. Si alguien me lo cuenta, le llamo mentiroso, o me río en su cara. Escribo esto, no porque necesite pruebas documentales para demostrar qué pasó, pues las tengo mucho mejores, aunque luego volveré a eso. Escribo como lo hago siempre, para plasmar mis pensamientos, mis sensaciones, mis experiencias… escribo… porque me gusta hacerlo. Menuda mierda de prólogo. Espero que nadie lo lea. Pero, […]

