
Mientras escuchaba los pasos de la directora alejándose, respiré profundo, era mi primera presentación como maestra en una universidad nocturna. Tenía 23 años y a pesar de mi juventud, logré ingresar como docente debido a que me había graduado con honores y contaba con cursos de especialización. Vestía un traje sastre con falda hasta más abajo de las rodillas, llevaba mi cabello recogido, y había procurado usar muy poco maquillaje, en realidad tenía casi un disfraz que disimulaba las formas generosas de mi cuerpo, puesto que no quería cargar sobre mis espaldas, más bien sobre mi trasero y mis pechos […]