
Capítulo 3: La Rendición de Diana Hera no era tonta. Zeus estaba inusualmente alegre esa mañana. Lo vigiló como un halcón mientras pudo, pero no hizo nada fuera de lo común. Le hubiese gustado seguirle a todas partes aquel día, pero a pesar de ser una diosa y estar en el Olimpo tenía cosas que hacer y se vio obligada a dejarle. Zeus esperó, consciente de que mientras su mujer le vigilase no podía hacer nada. Cuando finalmente se quedó solo fijó su atención en Angélica. La relación entre las dos jóvenes se había establecido tan rápida y con tal […]