
MARTES. VENGANZAS Eduard Brucel era un hombre temido por su rectitud y carácter intransigente y, sobre todo, por su tamaño y apariencia. Pero al lado de su hija aquel animal fiero, grande y peludo se había convertido en un osito de peluche. -Te he perdido perdón cientos de veces. -Tu perdón no me va a librar de un embarazo seguro. -Ya te he dicho que no sé qué me pasó. Nunca creí que pudiese tener una erección contigo. Fui el primer sorprendido cuando mi polla se puso dura. -Eso no es lo malo. Era […]