
HISTORIAS (2ª parte): A veces parece mentira cómo los problemas se solucionan por si solos. Estaba preocupada por cómo justificar ante Mario mi ausencia la semana siguiente para el cumpleaños de Jesús (porque estaba segura de que esa noche volvería tarde a casa) cuando él, mientras desayunábamos el martes por la mañana, me anunció que le habían cambiado los destinos y que al final tendría que marcharse el sábado, teniendo que pegarse por lo menos una semana en ruta. En ese preciso instante afloró mi lado más hipócrita, pues mientras me lamentaba en voz alta por tenerle otra […]