
HISTORIAS: Gloria y yo charlábamos relajadamente en el jacuzzi mientras la obediente Rocío me traía la bebida que habíamos pedido. Con un simple gesto, Gloria le indicó a la chica que se arrodillara detrás de ella y le masajeara suavemente los hombros mientras me contaba su historia. Saboreé con placer el refrescante batido, sonriéndole a Rocío para demostrarle que me gustaba mucho. Ella agradeció el gesto con un leve asentimiento, sin dejar en ningún momento de acariciar y masajear la espalda de la otra joven, que continuó con su narración. – Como te decía – dijo Gloria – No hay […]