
Los días siguientes volví a mis encuentros matinales con Viviana, estaba un poco cabrera, tenía celos de su madre, temía que le dejara de dar bola a ella. Así que me esmeré en atenderla como se merecía, todos los días teníamos una buena sesión de sexo mezclado con algunos castigos y humillaciones. No estaba seguro como reaccionaría si le contaba que su madre la castigaba de niña para complacer su placer morboso, así que preferí no hablarle del tema por el momento. El viernes a la noche llamé a Mierda para informarle que pasaría por su casa la mañana siguiente, […]