
Entró en su vida por sorpresa. Caminaba distraído por la calle, pensando en las típicas idioteces en las que piensa un hombre cuando no tiene un cigarrillo o una copa en la mano y cuando dobló la esquina se encontró con el hocico de un rottweiler a menos de cinco centímetros de su pierna. Jorge pegó un respingo y se apartó del perro que gruñó sordamente como si estuviese pidiendo espacio. Estaba a punto de soltar un taco, pero cuando levantó la vista todos sus pensamientos se esfumaron de su mente. Frente a él, tirando de la correa, una joven […]