
En un principio Gina, una deseable y cándida jovencita, estaba muy contenta con su empleo de cajera, y así lo notaba también don Rodolfo su padre, ya que con los aportes económicos por parte de ella desde que había comenzado a trabajar en una carnicería de barrio la calidad de vida de ambos fue mejorando notablemente, no como reyes, tampoco con lujos de gente acomodada, pero bastante mejor al fin y al cabo en comparación a los tiempos en que ella era solo una colegiala (de esto hacía muy poco). Sin embargo a ello y al ya haber pasado más […]