
Silvia se había puesto el despertador para despertarse antes que su ama. No quería comenzar el día con una azotaina. Se acercó gateando a la cama y apartó lentamente las sábanas. Ivette estaba completamente desnuda. La visión de su cuerpo y el pensamiento de lo que iba a hacer hizo estremecer a Silvia (¿Durante cuanto tiempo tendré que hacer esto?). Acercó su boca al coño de su ama y comenzó a lamer, lentamente, acariciando cada pliegue de su raja, saborenado, a su pesar, un sabor qe empezaba a agradarle. Los ligeros gemidos que emitía Ivette indicaban que comenzaba a despertarse, […]