
CAPITULO 2 (El regalo) Después de tanta tortura pero ¡bendita tortura!, al sentir de lleno los cuerpos de mi madre y de mi hermana, primero sus respectivos culos sobre mi regazo y después bailando con ellas aquella música tan seductora es algo que me tiene realmente loco. Aprovecho para acariciar zonas impensables días atrás en el cuerpazo de mi madre. No me atrevo a tocar el culo directamente pero sí que rozo muy cerca. − ¿Qué tal te lo estás pasando hijo?, ¿Te gusta tu fiesta de cumpleaños? – me pregunta al oído juntando aun más su cuerpo al mío. […]