
LA CONVIVENCIA La casa se había convertido en una cárcel de solo cuatro reclusos. Se podía decir que incluso había dos pandillas diferenciadas dentro de ella. Por un lado el binomio Madre-hijo, que mantenían una frágil relación sujeta con alfileres. Una relación medianamente estrecha pero llena de altibajos debido, por una parte, al carácter inconstante de Marta, que unas veces veía a su hijo como alguien a quien proteger y otras como alguien de quien protegerse y por otra, a cierto tipo de acciones no siempre muy decorosas de Benito. La segunda pandilla del patio la formaban Fermín y Bea. […]