Rompiéndole el culo a Mili (13)

Compitiendo por una promesa

Todo parecía ir arreglándose, ese fin de semana Mili conversaría con Javier, mejor dicho cortaría su relación con él, nosotros seguiríamos viéndonos a escondidas mientras los rumores de la ruptura se acallaban, con los exámenes y luego al salir de vacaciones, el chisme iría diluyéndose… como dije, todo parecía ir viento en popa… pero…

Generalmente una semana antes de los exámenes de fin de año, la facultad organizaba un campeonato de futsal masculino, quizás para que los alumnos liberen tensiones físicamente antes de las pruebas académicas… pero ese fin de semana no solo habría tensiones deportivas sino también emocionales…

Hubo un tiempo en que no me perdía estos campeonatos, después de un viaje a las tierras de un tío, y por una lesión, digamos que me retire del fútbol. Deje de lado las AMISTADES deportivas, quizás por ello no me hice muy amigo de Javier, ya que él era infaltable en los encuentros de fútsal todos los fines de semana en cualquiera de las losas deportivas de la universidad.

Así pues, me dispuse a ir a la facultad a entretenerme un poco viendo como mis amigos luchaban por el trofeo del campeonato. También, en parte, quería constatar si Mili cumplía la promesa que me hizo de terminar con Javier… solo que ella había hecho otra promesa mucho antes…

Llegue a la facultad cerca de mediodía, la primera ronda ya había terminado, el equipo de Javier había clasificado a los octavos de final. Lo felicite por ello, a él y unos amigos que teníamos en común. Lejos de verlo con el ánimo decaído, lo note con un vigor poco usual, con unas ganas de llevarse de una vez por todas ese trofeo… y no era el único trofeo que esperaba recibir…

Pensé que tal vez Mili no había querido terminar con él durante plena lid deportiva, quizás al final del campeonato le clavaría la estocada.

Bueno quizás no sea hoy, si Javier no gana el campeonato se va a deprimir, más aun si Mili lo deja. No me importaría que Mili deje las cosa para mañana… si, que deje que el ánimo de Javier se reponga, porque al fin y al cabo su equipo no es tan bueno como para ganar el torneo… me dije.

Estaba de ánimo optimista, lo que contrasto con el rostro pesimista que tenia Mili cuando la encontré deambulando por los pasillos de la facultad.

– Hola… dije y quise darle un beso pero me contuve, podría haber algún curioso por allí.

– Hola… respondió con una sonrisa algo forzada.

– ¿Por qué estas así?… pregunte extrañado, y repregunte algo victorioso… ¿terminaste con él?

– Si… lo hice… dijo aun con rostro de pesar.

– No me digas que te arrepientes de haberlo hecho… dije malhumorado.

– No es eso… es que… si te cuento te vas a molestar…

– No, si no me lo cuentas me voy a molestar… respondí serio.

– Está bien…

Nos sentamos en las escaleras, entonces me comento lo sucedido:

Mili había terminado con Javier el día anterior por la noche. El dolido ego de Javier no la dejaría ir tan fácil. Después de pasar buen tiempo detrás de Mili, cortejándola, y que al cabo de unos pocos meses ella lo termine… es algo difícil de asimilar… quizás no tanto para él mismo, porque como les dije satisfacía sus instintos sexuales con otras, y pienso que quizás gran cariño por Mili no tenía. Ella era más bien su trofeo, la gran conquista que lucía frente a sus amigos, y por la cual era envidiado por muchos.

Así que creo que a Javier no le dolió el corazón sino más bien la cabeza… pensó más en los comentarios, generalmente malintencionados, que estas situaciones generan, sobre todo entre los amigos… palabras subidas de tono como que tal vez lo dejaron por impotente, por eyaculador precoz, por no saber cómo satisfacer a una mujer así… como ven, la situación se presta para estos comentarios y otros más ingeniosos e insidiosos.

Todo ello era de esperarse, imagine que Javier intentaría con mil y una tretas para seguir con Mili, al menos hasta el final del ciclo, las vacaciones… así lo hizo… pero ella no acepto… solo al final de su plática, que termino pareciéndose más a una negociación, acordaron los términos de su separación…

No divulgarían lo de su separación sino hasta después de los finales. Ya en las vacaciones el chisme se esfumaría y el siguiente ciclo lo suyo seria historia vieja, así Javier cuidaba su orgullo. Además él prometería no hacer ningún comentario revanchista o malintencionado sobre ella y sus intimidades. Hasta ahí todo bien… el problema fue una vieja promesa que ella tenía que cumplir…

Hacia mitad de ciclo hubo un campeonato de futsal, Mili como enamorada de Javier fue a alentarlo, pero gran decepción se llevó al ver como su equipo era vapuleado y goleado. Lo que provoco las burlas de varios compañeros y a las que ella también se unió.

Ya en la intimidad, después de aquel trágico día para él, Javier intento al menos SALIR ganador entre las sabanas, quizás para olvidar el mal trago de su vergonzosa derrota deportiva busco en el sexo acallar esos malos momentos… pero no solo buscaba el sexo común, quería sexo anal.

Inaugurar el gran trasero de Mili seguramente haría pasar todo lo demás a un segundo plano, además básicamente por esa fantasía seguramente inicio su relación con ella. Mili siempre le había negado esa posibilidad por temor y otras cosas… y esa noche ella siguió con esa negativa… más aun previendo que Javier desquitaría toda su furia con su entonces virgen ano… solo que ella lo expreso en otros términos…

– ¿Crees que te mereces ese regalo luego de haber perdido de esa forma?… le increpo Mili en aquella oportunidad.

– Ósea que de haber ganado el campeonato me hubieras dejado metértelo por el culo… respondió Javier algo enfadado.

– Si, en ese caso creo que sería una justa recompensa… respondió Mili algo aliviada por mantener el pene de Javier alejado de su estrecho agujero.

– Vas a ver… el próximo campeonato lo voy a ganar… y tu culito va ser mió… respondió confiado Javier.

– Ya veremos… respondió Mili en son de burla.

– ¿Apostamos?…

– Está bien… asintió Mili, confiada de que aquello nunca sucedería.

– Pero vamos… no te vas a arrepentir… insistió Javier.

– No…

– Promételo…

– Está bien… lo prometo… sentencio Mili en aquel entonces.

La noche anterior, Javier le hizo recordar su promesa. Era evidente que algún recuerdo suyo quería llevarse, finiquitar aquella fantasía que con esa ruptura se haría imposible… y el caso es que Mili acepto, para no prolongar más aquella discusión que ponía fin a su relación, además porque estaba segura que el equipo de Javier era malísimo.

Pero Javier no era tonto, movió mar y tierra para reforzar su equipo… y lo consiguió, prometió desde cervezas hasta conseguirles citas con sus experimentadas amigas. El equipo de Javier había clasificado ganando por goleada. Mientras hablábamos en las escaleras, su equipo aplastaba a otro rival y clasificaba a cuartos de final.

– Oye, pero no seas tonta… aun cuando gane, tu no vas a cumplir con esa promesa… a menos que quieras hacerlo… dije molesto.

– No, claro que no quiero cumplir esa promesa… ¿Qué me crees?, ¿una cualquiera?… de solo pensarlo me da… no término la frase, pero hizo una expresión graciosa de asco.

– Entonces… ¿cuál es el problema?… no cumples lo prometido, invéntale cualquier excusa y listo… que se enoje ¿qué más da?…

– Es que tengo miedo de que reaccione mal y…

– Si te toca lo mato… dije instintivamente imaginando que Javier podría golpear o intentar obligar a Mili a cumplir su promesa.

Ella me miro sorprendida, algo asustada al inicio pero luego con ternura al notar que estaba dispuesto a protegerla como era debido. Acaricio mi mejilla, me robo un beso que apaciguo en algo mi enardecido animo… Nos separamos al escuchar algunos pasos…

– Danny… es que no es solo eso… me dijo aun confundida.

– ¿Qué? ¿Le has prometido algo mas?…

– No tonto, es que como yo no voy a cumplir lo que le prometí, él me puede decir que tampoco cumplirá lo que prometió… no se… puede divulgar rumores acerca de mi… de la intimidad que tuvimos alguna vez… o inventar cualquier tontera y hacerme quedar como una prostitut… ¿Entiendes?…

– Si, pero quien le va creer, todos saben como es el de hablador, además se darían cuenta de que esta hablando por la herida…

– Aun así los rumores dejan algo…

– Pero esas cosas al fin y al cabo la gente las olvida…

– Para ti es fácil porque eres hombre, si tu terminas con tu enamorada y al poco tiempo te ven con otra chica, tus amigos te felicitan, te celebran como un donjuán… en cambio si una mujer termina con su pareja y al poco tiempo aparece con otro chico, todos la tildan de mujerzuela, de chica fácil, tus propias compañeras te miran con recelo, hasta piensan que les puedes quitar el enamorado…

No podía objetarle eso, era una realidad, algo machista las reacciones no solo de los hombres sino de las propias mujeres cuando ven que una amiga dejo a su enamorado por otro…

Si por esos días alguien me veía con Mili, seguro que me felicitarían, algunos me invitarían cervezas, que les platique como fue la cosa, los comentarios hacia mi serian benignos en gran parte… pero a ella… dirían que es una put…, entre otras perlas… y mas aun si Javier por despecho soltaba algo, y con lo boca floja que él era. Si me contaba sin tapujos sus aventuras con sus amigas, ya me imaginaba lo que podría decir de Mili…

– Tienes razón… bueno, creo que mejor vas a tu casa, yo veo como soluciono esto, cualquier cosa yo te llamo…

– No te vas a pelear con el… me dijo asustada.

A decir verdad, me gustaría amenazarlo, y si eso no funciona darle algunos golpes… pero tranquila… se que eso empeoraría las cosas.

– Entonces ¿Qué vas a hacer?…

– Ya se me ocurrirá algo… o tal vez no tenga que hacer nada, quizás su equipo pierda… ¿Te acompaño o te vas sola?…

– No, me voy a quedarme un rato más, debo encontrarme con una amiga en la biblioteca para estudiar, luego me voy…

– Está bien… entonces nos vemos… me despedí y le di un beso de amigo en la mejilla para no levantar sospechas, solo que mis labios rozaron los suyos, note como se ruborizaba.

Enfile hacia las losas deportivas para averiguar cómo iba el campeonato y si el equipo de Javier ya había sido eliminado. Pero las noticias no eran buenas, como comente su equipo paso a cuartos de final y su rival sería un equipo que a duras penas logro clasificar… así que fácilmente podría avanzar a semifinales…

Mientras tanto yo maquinaba como evitar la oleada de acciones y reacciones que podían suceder si Javier ganaba el campeonato… pensé en unirme a alguno de los equipos clasificados, total había ido a la universidad en ropa deportiva… solo que todos los equipos estaban completos, y de haber algún cupo muchos dudarían en dármelo, debido a que yo llevaba buen tiempo alejado de los campos deportivos.

En menor medida, también sería un poco sospechoso que yo insistiera a como dé lugar en ingresar a un equipo. Hasta el poco sesudo de Javier podría empezar a sospechar de mis motivaciones, podría empezar a asociar cosas, mi reciente amistad con Mili, nuestras amanecidas estudiando, su reciente ruptura, mi reciente interés por jugar fútbol…

Solo me quedaba esperar una oportunidad, o tal vez fingiendo un accidente, un tropiezo o algo, caerle encima, lesionarlo… ¿Qué se yo?… pero ¿Cómo hacer que parezca algo casual? ¿Cómo lesionarlo de tal forma que no juegue?… meditaba esto mientras veía clasificar a semifinales al equipo de Javier. Las semifinales y la final se jugarían en el coliseo.

¡Diablos!… ¿Y si les invito una bebida con un purgante fuerte?, todos terminarían en el baño y no jugarían… sería muy llamativo y ¿dónde consigo un purgante así?, que haga efecto rápido y que me lo den sin receta médica…

Creo que mejor lo lesiono… no sé si funcione, total su equipo sin él también puede ganar y él podría pedir su recompensa… pero Mili podría argumentarle que el no estuvo en el equipo jugando la final… si puede ser… me dije viendo que no tenía más opciones.

Los equipos calentaban en las zonas auxiliares al campo principal del coliseo, por el momento había poca gente en las tribunas. Vi a Javier separándose de sus amigos y dirigiéndose a los baños, decidí seguirlo… es solo cuestión de pisarle el tobillo de manera casual, no provocarle un esguince, pero si dejarlo adolorido como para que no juegue… estaba por alcanzarlo, no me enorgullecía de lo que iba a hacer, era algo sucio… pero algo tenía que hacer…

Estaba cerca, iba a pisarle el tobillo, iba a lesionarlo… solo que el lesionado fue otro…

– Ay caraj…

Javier volteo instintivamente y yo también, se sorprendió al verme detrás suyo casi acechándolo… pero más le llamo la atención la persona que profirió el quejido… el lesionado…

Era el arquero del equipo de Guillermo, durante el calentamiento había recibido un balonazo en la CARA, mejor dicho en la nariz, y por la fuerza que tenía el disparo lo estaba haciendo sangrar a borbotones.

Nos acercamos a ayudarlo, parecía que tenía el tabique desviado, se le empezaba a hinchar la nariz… un compañero que no era del equipo había sido el culpable del potente remate que casi deja sin olfato al arquero de Guille. Era evidente que no podría continuar. El causante del problema compungido y entre reproches acompaño al arquero al servicio médico de la universidad.

– Uy Guille… jajaja… que mala suerte… se reía Javier viendo que el único equipo que podría quitarle el trofeo tenía una baja en sus filas.

– Maldita sea… inscribe a Sergio como refuerzo… que juegue para nosotros de arquero… bramo Guillermo.

– No, el ya jugo para otro equipo, y los refuerzos solo pueden ser jugadores que no hayan participado en ningún equipo… le explico un compañero.

– Entonces llama a David… él no ha participado…

– Sí, pero está en su casa, hasta que venga va a pasar más de media hora y el partido es en menos de 10 minutos… repuso otros preocupado.

Yo escuchaba la plática haciéndome el desentendido, mientras Javier, celebraba para sus adentros su suerte…

– Si quieres yo juego para tu equipo… propuse, como quien no quiere la cosa, como quien le hace un favor a un amigo desesperado.

– ¿Tu?… repuso aún más burlón Javier.

– Oye Danny aprecio tu ofrecimiento, pero hace tiempo que no te vemos jugar fútbol, y que yo recuerde tu eres medio campista no arquero… dijo Guille incrédulo.

– Si… pero bueno… en mis tiempos en el colegio jugaba en el arco y no lo hacía mal… repuse mintiéndole, era la única forma de que me aceptara en su equipo y de intentar evitar que Javier ganara el trofeo.

– Está bien… dijo y volteando a uno de sus compañeros agrego… denle la camiseta del arquero.

Tenía unos 5 minutos para calentar mis oxidados músculos deportivos y recordar lo básico sobre como cuadrarse en un arco de fútbol. Javier de regreso del baño, risueño observaba mi torpe calentamiento, mis adormecidos reflejos… la siguiente vez lo vería en el campo de futsal, en el equipo rival…

– Suerte… me dijo y agrego socarronamente: la vas a necesitar.

¡Caraj…! en que líos me meto, puedo quedar en ridículo frente a la facultad, primero si es que me como una goleada espantosa y segundo si perdemos, Mili no va a cumplir su promesa, van a saltar los chismes, la habré defraudado… pero ya veré que hago pensé mientras entraba al campo deportivo, atendiendo al llamado del árbitro…

Durante el primer tiempo no tuve mayores problemas, algunas torpes intervenciones, pero que nos salvaron, además la defensa del equipo de Guille sabia que yo no era buen arquero así que redoblaban esfuerzos en ayudarme… el problema era que el equipo de Javier también se dio cuenta que yo era un improvisado en el arco, y en el segundo tiempo atacarían con mayor fuerza.

En el entretiempo, Guille se me acerco:

– Eres un buen amigo, gracias por la ayuda, resiste un tiempo más, no te preocupes si pasamos a la final no tendrás que jugar, antes que empiece el partido mandamos llamar a David… por si las dudas…

Lejos de ofenderme, me sentí aliviado, un partido era suficiente. En lo que a mí respecta esta era mi final y no podía perderla…

Empezó el segundo tiempo y el equipo de Javier se volcó con todo a mi arco. Casi todo mi equipo estaba en nuestro campo defendiendo, solo quedaba Guille para el contragolpe…

Ya durante los primero minutos mis reflejos habían despertado, producto de la adrenalina de las situaciones que tenía que evitar (los goles y los chismes)… solo hubo un pequeño incidente que termino en gol…

De pronto en el coliseo empezaron a silbar, como lo hacen cuando hay chicas guapas… ¡diablos! ¿en que momento se llenó el coliseo? pensé primero y luego, hombre al fin, fije mi vista hacia la zona en que todos divisaban a una agraciada muchacha, en mallas deportivas, ¡Caraj…! ¡Esa apretada ropa no dejaba nada a la imaginación!…

Mayor fue mi sorpresa al descubrir que aquellas curvas las conocía, pertenecían a Mili… ¿De donde demonios saco esa ropa?… me preguntaba esto cuando un remate desde fuera del área paso por sobre mi cabeza, sacándome de mi abstracción… ¡Mierd…!… se me fue…

El disparo hizo retumbar el travesaño del arco, en tardía reacción logre saltar y tomar a duras penas el rebote… pero prácticamente todo el coliseo estaba más pendiente de las monumentales curvas de Mili, que ahora se agachaba criminalmente, dejando ver todo su voluminoso trasero…

Tanta fue la conmoción y el barullo que esto genero entre el público, que los propios jugadores, con natural curiosidad voltearon a ver… el equipo de Javier estaba tan embelesado con las carnosidades de Mili, que ni siquiera protestaron que el balón había sobrepasado la línea de gol… aleje el balón del arco para no levantar sospechas, me quedé atónito un momento por la sugerente posición adoptada por Mili… hasta que…

– Psss… psss… Danny… el balón… era Guille que quería aprovechar la distracción del rival.

No lo pensé dos veces, le lance el balón, él lo recibió cerca del medio campo, avanzo sin mayor problema, otro compañero se unió al ataque. Cuando el equipo rival se dio cuenta, ya estaban en desventaja, todo su equipo estaba en mi campo, un defensa suyo quiso regresar, pero al final entre Guille y su compañero terminaron por someter al arquero… fue sencillo… ¡Gol!

Mili ya estaba sentada en sus abultadas nalgas y creí ver que me sonreía… hasta creo que casi salta de su asiento para celebrar el gol que la salvaba de su promesa… solo que disimulo… bandida, creo que ya había logrado su cometido, había captado la atención necesaria que nos permitió anotar… quizás por ello se vistió así… vino a darme una mano para salvar su ano… nuestro rival perdía cuando faltaban menos de 5 minutos para que termine el encuentro.

El equipo de Javier se fue contra el árbitro, para que invalidara el gol, pero él no cedió, la pelota estaba en juego, el nunca paro las acciones… el gol era legítimo. A mí me convenía que protestaran más, porque así quemaban más tiempo.

Maldición, debo aguantar unos minutos más… con más confianza y con una bella dama que con su mirada me alentaba, me di tiempo de lucirme un poco, con algunas atajadas felinas. El rival perdía los papeles, quedaba un minuto, una pelota al córner… Javier estaba desesperado.

Vino el lanzamiento desde la esquina y Javier se abalanzo con todo a cabecear. Yo iba a coger el balón pero fui empujado por los codos de Javier y nuevamente la pelota se fue al córner… Así que te gusta jugar rudo, me dije furioso por lo poco leal de la acción, ahora veremos…

Nuevamente vino el balón desde la esquina, otra vez Javier se lanzó como si su vida dependiera de ello… solo que esta vez yo salté con la rodilla en alto y los codos desplegados en legítima defensa.

Fue tal el impulso que llevaba Javier que, al chocarme, su cara se estrelló contra mi codo, al igual que sus costillas contra mi rodilla levantada. Yo caí de pie, pero mal, me torcí el tobillo… aun así no solté el balón… en cambio Javier cayó estrepitosamente, tomándose la cara y haciendo un show que logro convencer al árbitro… penal…

– ¡Mierd…!.mi tobillo!… son ironías del destino, por desear torcerle el tobillo a Javier para que no jugara, al final yo termine torciéndome el mío.

Mis compañeros se fueron contra el árbitro, yo cojeaba… pero él no iba cambiar de opinión, era penal. Yo había traspasado el área chica (zona segura para los arqueros) en mi afán de tomar el balón y supuestamente había lesionado al jugador del otro equipo.

Guille preocupado me miraba… se ofreció a atajar el penal, pidiendo un cambio para mi… no acepte, tampoco lo aceptaría el árbitro…

Obviamente adolorido pero con una sonrisa de oreja a oreja, Javier tomaba el balón… creo que ya se imaginaba el desenlace del partido: el anotaba el penal, nos íbamos a tiempo extra, teniéndome convaleciente, el equipo de Guille no aguantaría y él pasaría a la final, donde tendría a un rival menos resistente que nuestro equipo…

En su rostro se veía que ya saboreaba todo eso… yo me paseaba adolorido esperando que colocara el balón… intentaba caminar derecho, pero no podía… algunas muecas de dolor surcaron mi rostro.

A lo lejos una expresión de preocupación de Mili, sentí que era más por mi estado que por el desenlace de ese partido. A mis lados veía rostros de preocupación, mis compañeros bajaban la cabeza, daban por perdido todo… solo Guille me tenía algo de fe… o al menos fingía bien… y frente a mí la sonrisa casi triunfal de Javier… ya se imaginaba detrás de Mili… partiéndole ese culito que solo yo había saboreado… y yo quería que así se quedara…

Puso el balón en su sitio, yo me cuadre a duras penas, intuía que lanzaría el remate hacia mi lado derecho, porque ahí era que mi tobillo estaba lesionado, prácticamente apoyado en un pie estaba decidido a lanzarme hacia el balón… el silbato sonó…

Javier enfilo al balón… hizo la “paradinha”, es decir se detuvo antes de disparar, con ello logro que por los reflejos y la inercia yo me lanzara a un lado… y con el arco desguarnecido… él hizo un potente disparo… ¡Por la put… madre! ¿Cómo me deje engañar de esa manera?… me lamentaba adolorido en el suelo, cuando escuche retumbar el arco.

– Ohhh… escuche el murmullo en el coliseo.

Lance mi vista al otro lado del arco, que aun vibraba, el balón dio un fuerte rebote que llego casi al medio del campo, nuevamente Guille corrió enloquecido en su búsqueda, mientras Javier se arrodillaba frente a mi tomándose la cabeza… había hecho casi todo bien, solo al final, producto de su propia ansiedad había estrellado el balón contra el arco…

Al otro lado del campo Guille sellaba, con su segundo gol, la suerte del partido… no había tiempo para más… ganamos 2-0.

Todos sus compañeros se acercaron a abrazarme como si hubiéramos ganado la final. Entre la amontonadera de gente busque a Mili… había desaparecido… al igual que Javier… ¡Mierd…! Creo que se quiere cobrar su apuesta si o si…

Si la toca, lo masacro, no importa le daré una golpiza con un solo pie, le haré la grulla a lo karate kid, pensaba enardecido…

Caminando a duras penas me disponía a salir del coliseo y buscarlo para ajustar cuentas… pero observe que el equipo de Javier se había agolpado a un lado, y él en medio. Todos le reprochaban por la manera tonta en que desperdicio el penal… le decían que de todas maneras le cobrarían lo prometido, ya que por su culpa habían perdido…

Me sentí un poco mal por Javier, pero aliviado de que mi relación con Mili continuase sin problemas, ahora que ya estaba totalmente desvinculada de él.

No pude dar un paso más, me dolía el tobillo, me senté en las gradas, los compañeros de Javier me alcanzaron una bolsa con hielo y por ahí alguna pastilla para el dolor, vendas y esas cosas que siempre cargan por si acaso…

Busque por todos lados no veía a Mili, había desaparecido, quizás presagiando alguna mala reacción de Javier, quizás aliviada, se fue a quitar esa llamativa ropa y luego regresaría…

Como no tenía nada mejor que hacer, espere…

Ya iba a empezar el partido de la final y ni señales de ella… bueno, veré el partido y la llamare mas tarde, me dije cuando sentí que algo me hincaba… Mierd… debe ser el hijo del conserje, ese niño del demonio tiene la costumbre de fastidiar.

Por entre los tablones que conforman las gradas del viejo coliseo, existen pequeñas rendijas, por donde ese niño solía pinchar a los espectadores con palillos… más de una vez se había ganado un coscorrón, pero aun así insistía en su travesura… yo no estaba dispuesto a aguantar pulgas.

Menos adolorido, pero aun cojeando flanquee las tribunas, por debajo de ellas, el espacio era utilizado como almacén: colchonetas, mallas, balones, etc. eran apilados allí. Encontré la puerta de ese almacén semi abierta… Mocoso del diablo, ahora vas a ver… pensaba sorprender al niño in fraganti mientras fastidiaba a otros… pero el sorprendido fui yo.

Ni bien mi mano toco el marco de la puerta, fue tomada y jalada hacia adentro… de repente me vi en el interior de aquel recinto semi oscuro. Estaba desorientado, casi sin equilibrio por lo rápido de la acción, mi vista aún no se acostumbraba a la poca luminosidad que se filtraba por entre las bancas.

Mi primer pensamiento fue que un niño no pudo haberme jalado de esa forma, quizás era alguien que quería una revancha… si, tal vez era Javier que quería arreglar cuentas con el que le quito la posibilidad de poseer el culito de Mili, o quizás por la treta que hizo Mili el logro darse cuenta que yo era la razón por la que Mili termino con el…

Todos estos pensamientos cruzaron rápidamente por mi cabeza mientras recuperaba mi equilibrio e instintivamente me ponía en guardia con los puños… dado que él era el cornudo podía darle la ventaja del primer golpe… y así fue… me dieron el primer golpe… solo que no fue como yo lo esperaba…

Aun como murciélago intentaba descifrar en la oscuridad la ubicación de mi agresor, cuando me tomaron de la solapa y me jalaron nuevamente, sus brazos rodearon mi cuello en una extraña llave… su pecho golpeo el mío… y sus labios tocaron los míos con fiereza… ¿Qué? ¿Javier se volvió gay?…

No nada de eso, no era él… por la lujuria impresa, por esa pasión que irradiaban sus besos, era ella… si, era Mili…

Mis torpes reflejos buscaron autentificar que fuera ella, mis manos ladearon su estrecha cintura y como no, se deslizaron por sus esplendorosas caderas… si, era ella, esa voluptusiodad solo podían ser de ella… recorrí a gusto todas sus redondeadas formas, ella no protestaba solo me besaba con mayor candor…

Era una delicia recorrerla con mi tacto, la ropa que llevaba, aquella infartante malla deportiva (de aeróbicos), era prácticamente su segunda piel, se amoldaba correctamente a sus formas, podía sentirla…

– No puedo creer que hayas hecho esto por mi… me susurro al oído con cariño, casi extasiada por los besos.

– Por ti haría eso y mucho más…

Mi vista, ahora si acostumbrada a la penumbra, al fin veía el agradecido rostro de Mili… tan solo su sonrisa podría iluminar aquel ambiente.

– No puedo creer que te hayas vestido así para distraerlos…

– Jajaja…

– ¿Cómo sabias lo que pasaba?…

Entre al coliseo para ver cómo iban las cosas, durante el primer tiempo te vi haciendo enormes esfuerzos por no perder, pensé en darte una mano, por suerte encontré a Erica, le pedí prestada su ropa de gimnasio y en el descanso me cambie.

– ¿Pero cómo entraste aquí?

Cuando termino el partido y todos estaban distraídos, me fui al baño a cambiarme y en el camino vi la puerta semiabierta, entre por curiosidad… y luego se me ocurrió buscarte… me demore, pero por suerte te encontré.

Pero no has dicho nada acerca de cómo me queda esta ropa ¿te gusta?… pregunto como niña engreída, aunque me la comía con la mirada ella quería escucharlo de mi boca.

– Te queda fenomenal… le dije y la bese con mayor lujuria.

Mis manos instintivamente se pasearon por sus gordas nalgas hasta terminar prácticamente dentro de aquella quebrada que separaba sus abultados cachetes… ella excitada, correspondía con su lengua mis manoseos…

Pero, cómo fue que te inclinaste, me gustaría verlo de nuevo… dije incentivando mi morbo, que no necesitaba mucho, porque mi verga estaba súper dura.

Ella se apartó de mí, entendiendo mi intención, sus ojos le brillaron de ansiedad, casi de regocijo al intuir en lo que iba a terminar ese juego… No importaba que sobre nosotros hubiera un mar de gente, resguardados por los tablones de las gradas, podríamos dar rienda suelta a nuestros instintos.

Fue más o menos así… dijo Mili sensualmente, al mismo tiempo el barullo se incrementaba afuera, la final iba a empezar.

Mili se fue inclinando lentamente, dejándome saborear en todo su esplendor las apetecibles curvas de su cuerpo. Con las piernas semi abiertas y la espalda encorvada, empinando su jugoso trasero me dejo sin aliento…

¡Diablos!!Todo eso era mío!… pensé no dando fe a la magnitud de los atributos físicos que Mili me mostraba. Ella me miraba desde su posición, sonreía coquetamente, por momentos se mordía los labios, quizás por ansiedad.

Me dio una especie de ataque de ansiedad, como un niño que por primera vez va tener sexo, el morbo que la posición adoptaba por Mili, me generaba era insoportable… y no lo soporte…

Me abalance sobre ella, no fue difícil bajarme el pantalón deportivo y con mi verga en ristre apuntaba mi camino, ella se sorprendió por la vehemencia con que me adelante, no atino a moverse. Cuando quiso reaccionar, mis manos ya habían desnudado sus enormes nalgas. Solo un pequeño hilo de lo que aparentemente era su diminuta ropa interior, se interponía entre mi verga y sus intimidades.

Hice a un lado su pequeña tanga, entonces ella interpuso su mano entre mi verga y sus labios vaginales… quizás temerosa por lo sorpresivo y alocado de mí accionar… pero no fue eso…

– Tu ganaste el partido… te mereces el premio mayor… dijo con malicia, apuntando con uno de sus dedos a su estrecho ano.

Al ver mi reacción sorprendida, ella sonreía con lujuria. Acto seguido sus manos apartaron sus abultadas nalgas para que yo pudiera divisar mejor su arrugado anillo. A estas alturas yo no sabia para quien era el premio, para mí o para ella, ya que era evidente que el sexo anal era una recompensa también para su apetito sexual…

A pesar de mi arrebato inicial, ahora un tanto atónito por las iniciativas de Mili, yo no atinaba a reaccionar, entonces ella fue retrocediendo. Así torpemente por su excitación y sin quererlo, mi verga fue resbalando por su agujero… no quise moverme ni ayudarla, me gustaba verla desesperarse, angustiada por ser penetrada por detrás… pensar que semanas antes no daba mucho crédito a lo que el sexo anal podía provocarle, y ahora se había vuelto adicta a este placer…

Tanta fue su insistencia que por fin mi verga fue haciendo diana en su esfínter… aliviada de ese cosquilleo fue relajándose, saboreando la fricción que la cabeza de mi pene ejercía en su arrugado ano… sin embargo no era suficiente, empujaba y empujaba para insertarse más mi verga, pero sus movimientos eran dificultosos y no lograba ser penetrada con la rapidez que su excitación le exigía…

Yo disfrutaba observándola, viendo su estrecha malla apenas por debajo de su húmedo pubis, con sus colosales nalgas abiertas de par en par, su rostro deseoso y encendido por el esfuerzo que hacia…

Notando que no la ayudaría a insertarse mi verga y no queriendo suplicarme que lo haga, seguro por temor a ser escuchada por alguien sobre nosotros (en la tribunas), Mili no pudo mas, simplemente se incorporó un poco y paso una de sus manos hasta agarrar mi verga con firmeza y ella fue jaloneándome y empujando su trasero… ella misma fue insertándose mi verga…

– Uhmmm… fue soltando cálidos suspiros de alivio al sentir que mi verga iba llenando su cavidad anal.

Con cada tramo que ingresaba a su goloso trasero, ella cerraba los ojos y abría su boquita en mueca de dolor por momentos y placentera en otros, como disfrutando cada pedazo de carne que se le iba incrustando…

– Vamos… ¡Por favor!… ¡Ayúdame!… me dijo suplicante, casi llorosa.

Sonreí al verla en tan sumisa posición… yo siempre era el que iniciaba las acciones, solo en el cine ella me propuso hacerlo, pero esta vez ella prácticamente se había metido mi verga endurecida en su pequeño agujero, que una chica haga algo así es por demás excitante.

No la hice sufrir más… le incruste salvajemente toda mi verga.

– Ahhhh… exclamo cual alarido mientras se retorcía de placer, luego agrego volteando, con rostro febril, casi si poseído por la lujuria: Graciasss…

Ahora si quise retribuirle sexualmente la ayuda que me presto durante el partido… la toma de la cintura como a mi potranca, masajee sus abultadas nalgas y empecé a cabalgarla duramente…

– Ohhh… uhmmm… ohhh… escuchaba sus sonoros gemidos que afortunadamente no se oían afuera por los vítores deportivos de las tribunas.

Lo mejor que podía hacer en agradecimiento a ella, era castigarla analmente para satisfacer toda su morbosidad, todo su apetito sexual recientemente descubierto, y también para desfogar la tensión sufrida en las últimas horas por aquella apuesta que tenia con Javier.

– Si así, así… más… mas… mas… suplicaba Mili tambaleante con la apretada malla deportiva sobre las rodillas.

Ella estaba con los codos sobre las rodillas, resistiendo mis embates, intentaba mantener el equilibrio y a la vez dejar todo su voluminoso trasero en una adecuada posición para que la penetraran con fuerza, solo que no resistió mucho y tuvo que apoyar las palmas de las manos en el sucio piso, sin dejar de vociferar y gemir como loca.

– Sigue por favor sigue… rómpeme el culo asii… asi… ahhh…

Sus nalgas vibraban con mi empuje, así como los tablones de las tribunas con cada jugada en el campo deportivo. Empapados por el sudor nos resistíamos a decaer por el cansancio, mas bien incrementábamos le ritmo.

Mili quiso liberar sus senos, que saltaban torpemente, parcialmente aprisionados por el pequeño top deportivo. Con una mano logro zafar sus melones, que ahora temblaban desnudos a placer.

Pero en esta acción, dejo de apoyarse en el piso con sus manos, y por la vehemencia con que sometía a su trasero, ella perdió el equilibrio. Casi se fue de bruces y en su caída me jalaba a mi. Así trastabillo unos pasos, con mi verga en su ano y la apretada malla apenas sobre las rodillas.

Hasta que en su desequilibrado camino se encontró con un tubo metálico que servía como columna para las graderías del coliseo. Fue allí donde pudo apoyar sus manos y levantar parcialmente su espalda. Sin embargo, por el impulso que yo traía no pude equilibrarme y con toda mi inercia me fui a estrellar con ella…

– Ayayay… me partiste el ano… auuuu… vociferaba Mili adolorida.

Parecía cierto, mi trastabillar fue amortiguado por las nalgas de Mili, mi propio peso había hecho que mi verga se le incrustara criminalmente en el ano, abriendo sus jugosas nalgas de par en par, empujando su tórax contra el frió metal que ahora separaban sus henchidos senos.

– Ay mi culito… se lamentaba Mili, casi sollozante.

Así, estampado su pecho contra el tubo de acero, y su espalda semi inclinada, Mili se reponía de aquel choque… pero a mí me causo shock su imponente posición: con sus redondas nalgas arremangadas contra mi ingle, con su ropa ajustada apenas sobre su vagina, su estrecha cintura, su espalda sudorosa, su brillante cabellera y sus manos aferradas a la columna… parecía una esclava esperando su suplicio… y eso le iba a dar…

– Ayy… auu… espera que aun duele… no seas tosco… auu… se quejaba.

A mi no me importaba, nuevamente estaba con el morbo a mil, con aquella ansiedad de aquel que por primera vez experimenta el sexo. Mis manos aferradas a su cintura y mi verga clavando a placer su pequeño ano, sus gordas nalgas rebotando contra mí y ella sin escapatoria… solo le quedaba resistir…

– Ya no Danny… ouuuu… más despacio… Ayyy… Uhmmmm…

– ¿Ves? Sabía que te iba a gustar…

– Ayyyy… si… pero más suave… uhmmmm… gimoteaba a un adolorida.

Nada que más despacio, pensé y continué castigándole el ano sin piedad… sus abultadas nalgas vibraban como las graderías con la gente saltando.

– Que rico culo tienes… exclame embelezado observando su fenomenal trasero.

– Ohhh… si, si, es tuyo… haz lo que quieras con el… Destrózalo… uhmmm… pero no pares… sigue por favor…. Acábame…. Ahhhh…

Incremente el ritmo de manera infernal, y así ardían nuestras intimidades, un calor propio del averno, que nos proporcionaba un placer demencial… Llega el punto en que ella también, a pesar de su estrecha posición empezó a empujar su escultural cuerpo contra el mió, chuleándome a rabiar… loca de lujuria y gozo.

– Ahhhh… ooohhh… ahhhh… era tan fuerte el placer que Mili sentía que ya no alcanzaba a gesticular palabras.

– Ufff…. mientras mi verga disparaba violentamente semen en su estrecho esfínter.

Mili transmitía al tubo metálico, con su cuerpo tembloroso y rígido por momentos, todo el placer y los espasmos que le provocaban cada chorro de esperma.

Poco a poco, nos fuimos dejando caer de lado hacia una colchoneta de gimnasia, exhaustos pero satisfechos, sudorosos, adoloridos por el esfuerzo… pero con ganas de prodigarnos caricias aun…

Yo aún seguía detrás de ella, pegado con mi verga aun deshinchándose dentro suyo… abrazándola por detrás, acariciando sus palpitantes senos, dándole uno que otro beso cariñoso que no podíamos prolongar porque aún no recuperábamos el aliento.

– Ohhh… Se escuchó rugir en las tribunas sobre nosotros, luego las protestas y otros improperios.

– No lo hiciste tan mal… me dijo Mili sonriendo.

– Jajaja… creo que silban y se quejan porque terminamos nuestra función… dije bromeando.

Pero no era por eso… entre el barullo sobre nosotros logre escuchar que al parecer en el campo de deportivo se había desinflado el balón de fútbol con el que jugaban, y al parecer los coordinadores del campeonato no tenían otro de repuesto a la mano.

Hasta que a un infeliz, en las tribunas, justo encima de nosotros se le ocurrió la gran idea, o ideota, para mí era un tremendo idiota… en fin, el tipo este propuso que sacaran una del almacén…

Mili y yo nos miramos helados… Caraj… ahora el problema no era que Javier nos descubriera, sino que todo el coliseo lo hiciera…

Caraj… que se calle este imbecil… pensaba en voz alta.

– Ojala no lo escuchen… decía Mili temblorosa.

Pero este tipo parecía empecinado en darnos la contra y cada vez gritaba más fuerte y se ofrecía a buscar una pelota en el almacén, lo que no se imaginaba era que nos iba a encontrar en pelotas a Mili y a mi.

Pero ese tonillo de voz me era familiar… Mierd… era su voz… era él…

– Es la voz de Javier… me dijo Mili asustada.2

No se que será, instinto, sexto sentido, habrá presentido que le estábamos poniendo los cuernos justo debajo de el… que estábamos celebrando sexualmente su derrota… o que se yo… el asunto es que en pocos minutos o segundos, Javier entraría al almacén… esta vez no podría retenerlo porque seguramente no entraría solo…

Ahora si parecía que no había escapatoria, el secreto de nuestra relación se haría publico… y ante un numeroso público en las tribunas… ¡que cagad…!…

Continuara…

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