
Don Pedro solía tomar medicación para conciliar el sueño y por ello no podía despertarse sin alarma. Cuando sonó la alarma a las 8 AM, lo primero que pensó es que Mirna no estaba ahí como su desayuno como debía. -¡Mirna! -gritó molesto. La chica no tardó en aparecer con una bandeja con una paila de huevos revueltos preparados para él. Llevaba el mismo delantal de ayer. -Lo siento, Don Pedro. El agua aún no termina de hervir. La mujer ya se había duchado, seguramente la noche anterior tras su candente encuentro. -Te pedí ayer el desayuno […]