Un amigo me pasó el contacto de una compañera que andaba con ganas de tener alguna infidelidad o al menos tontear con el whats app ya que estaba muy aburrida en su casa. Así conocí a Lola.

Una mujer hermosa, alta como yo, voluptuosa pero con todo muy bien puesto, morocha, como me gusta a mí, y las charlas por whats app fueron calentándose cada vez más con el paso del tiempo.

Amaba a su marido y a su familia. Estaba 100% segura de lo que quería de su vida, estar junto a él por el resto de su vida. Pero un calor le invadía el cuerpo, quería tener una aventura, ni siquiera llamarla doble vida, porque tampoco iban a ser paralelas, iba a ser un encuentro ocasional, de eso Lola estaba muy segura.

Yo tenía muy claro el propósito de ella y también estaba de acuerdo, quería tener un “toco y me voy”. Pero para hacerlo más morboso y para no romper ninguna armonía, se me ocurrió lo más loco de todo. El sinceramiento.

Y así fue, le dije a Lola que se lo plantee a su marido, que se arriesgue y le cuente su plan, decirle que lo ama profundamente, pero que por las noches se imagina estar bien cogida en mi cama y sentirse toda una puta, deseo de casi todas las mujeres.

Lola en nuestras charlas de whats app cada vez estaba más caliente con la situación, ya que habló con su marido y no sólo aceptó la situación, sino que le sacó fotos desnuda en su cama para mandármelas, así podía conocerla. Que mujer, que cuerpo!

Y llegó el día. Después de muchos nervios quedamos en encontrarnos en una estación de servicio a mitad de camino de nuestras casas. Lola tomó un remis y yo la pasé a buscar en mi auto.

Cuando la ví acercarse caminando hacia mí (no me bajé para recibirla) me encontré con una mujer decidida a todo. Tacos altos, un pantalón ajustadísimo y una remera o blusa corta. Una hembra en celo. Me imaginé la situación tan caliente que habrá vivido en su casa, con el marido mirando cómo Lola se estaba preparando para ir a mi encuentro.

Ya en el viaje hacia mi casa mis manos no daban a basto para hacerla sentir que iba a pasar una noche de las mas calientes de su vida.

Al llegar a mi casa sintió la mirada de un par de clientes que estaban justo comprando en un kiosco que tengo debajo, la imaginación ya no existía, se sabía qué iba a pasar, el andar tan putón de Lola clarificaba todo. Caminaba como toda una hembra yendo a un lugar absolutamente desconocido para ella, al encuentro con un hombre que apenas había conocido media hora antes.

Subimos a mi apartamento y apenas cerré la puerta me abalancé sobre ella para ponerla contra la pared y a decirle que de ahora en más las cosas las manejo yo, que ella es sólo una puta y que encima salió con el permiso de su marido, así que en ese instante, su hombre iba a ser yo.

Alcancé a tocarla y ya estaba empapada, sus besos eran desesperados, Lola quería sentirse usada, cogida, humillada, tenía todas esas sensaciones juntas. Se habrá cansado de ver putas en televisión, en películas, en la calle alguna vez, y su cara evidenciaba que por primera vez iba a cumplir ese sueño.

Le indiqué que se saque la ropa delante mío. Mi atenta mirada la calentaba a más no poder. Se fue sacando la ropa de a poco hasta terminar con su lencería de encaje. Se lo había mostrado al marido en su momento y le había preguntado si estaba linda para mí. Lola era puro juego. No paré hasta que me pidiera que la cogiera, y así lo hizo. Verla chuparme la pija como una verdadera puta no solo me calentó a mí, sino a Lola mucho más. Después sólo alcanzpo con decirle que se prepare para recibir mi pija y a sentirse la mujer más deseada del Universo.

Cogimos toda la noche, en todas las posiciones, le decía que era una puta y me pedía que la siga cogiendo, que por favor no pare. Que buena catarsis es el sexo!

.- Sabés bien que tu marido está imaginando esto? Cómo te estas cogiendo un tipo que te persiguió hasta poseerte, pedazo de puta? Lola acababa de sólo escuchar lo que le decía.

.- Mirá bien lo que estás haciendo conmigo, porque le vas a contar detalle por detalle de todo lo que pasó, ok? Lola a los gritos pedía más y me decía que le iba a contar todo esto a su maridito.

Cuando terminamos, nos quedamos charlando y riendo los dos desnudos en la cama, Lola de a poco iba reaccionando dónde estaba, con quién estaba, qué hizo, y que estaba pasando en su casa. Su maridito estaba esperándola viendo alguna serie de Netflix, quizas?

La charla y el viaje de vuelta fue de lo más distendida y divertida, nos hemos matado de risa charlando de distintas cosas. Pero en un momento le dije a Lola que la quería llevar hasta su casa, no quería dejarla de nuevo en esa estación de servicio a mitad de camino. Estaba tan fuerta y tan puta, que no quería dejarla sola.

Lola accedió y para agregarle más morbo a la situación, y como frutilla del postre, la dejé en la puerta de su casa. Era tarde y todos los vecinos estaban durmiendo, pero igual, que Lola salga de un auto desconocido a esa hora y vestida para el infarto y dirigirse sola a su casa, fue algo tan morboso que por un momento tenía ganas de seguir cogiéndomela.

Unos días después, Lola me comentó que su marido esa noche estaba viendo tele en el living y la estaba esperando, hicieron el amor como bestias y durmieron abrazados toda la noche. Sin dudas, una hermosa pareja.

Lola me agradeció por todo, no sólo por sentirse cuidada y protegida (tuvo algo de miedo en la previa, iba a verse con un desconocido e iba a ir a su propia casa), sino por cogerla de manera salvaje y hacerle sentir el sueño de ser una verdadera puta.

Con su marido llevan la mejor de las relaciones, se entienden y se comprenden. Larga vida a ese matrimonio.

Amigos, esta historia me sucedió hace años, antes de conocer a Mía, la mujer de mis sueños, mi sumisa, la mujer que realmente me ha llenado de sensaciones y emociones. En la imagen de abajo pueden conocernos ya que mis historias con ella, absolutamente reales, están en ese blog. Gracias por leerme.

 

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