El caso del torero corneado.

   Hola amigos, me llamo Juan Lucas Torrediente y soy detective privado, trabajo desde hace años en esta gran ciudad nuestra, suelo ocuparme de investigar casos de infidelidades, espionaje industrial y temas de estafas a seguros, como verán es una ocupación un tanto repetitiva y algo tediosa, pues suele conllevar muchas horas de seguimientos y esperas, la mayor parte del tiempo dentro de mi coche siguiendo a espos@s infieles ó estafadores del seguro de accidentes y presuntamente semi-invalidos.
Me describiré brevemente, soy parecido a un célebre detective de películas españolas, con algo más de pelo y algo menos de tripa, la medio casualidad de apellidos es fortuita pero según algunos sospechosa.
   Recuerdo el día en que ocurrió la presente historia como si lo hubiese parido, estaba yo en mi oficina casualmente sin un caso en que trabajar y practicando uno de mis pasatiempos favoritos, un cacheo de narices (hurgándomelas en busca de mocos) pues acababa de pasar un fuerte resfriado, cuando se entreabrió la puerta acristalada donde unas letras pintadas decían J.L. Torrediente. Detective privado. Por allí asomo la testuz de mi casera/secretaria Lola diciendo:
–         Don hose luí, don hose luí, tiene un cliente.
Lola es andaluza, una morena rellenita de boca grande y ojos castaños algo fea de cara, tiene grandes tetas y es ancha de caderas pero no rechoncha, es cuarentona y algo tonta pues no consigo hacerla entender llevando un año de inquilino, que las iníciales de la puerta son de Juan Lucas, en lugar de José Luis como ella insiste en llamarme porque según dice me queda mejor, la tengo que tener de secretaria por narices, ya que al ser mi casera se adjudicó el puesto de secretaria, para poder cobrar la mensualidad a partir de los adelantos que me dan los clientes, a veces cuando es un mes malo se me cobra el alquiler en carne, cosa que sinceramente hace muy bien.
 Describiré brevemente su carácter y personalidad: EX. Ex casada, ex porrera, ex dependienta, ex madre, ex prostituta y un largo etcétera de ex, parece estar siempre dejando algo, espero ansioso el momento en que le dé por dejar de cobrarme el alquiler del despacho/apartamento en que vivo y trabajo.
Me levante de mi silla de oficina gris marengo con lamparones de sustancias diversas, para esperar de pie a mi cliente y así ocultarlos con mi cuerpo mientras decía:
–         Bien Lola, hágale pasar por favor.
Mientras ella se giraba y hablaba con alguien,  yo buscaba ansiosa e infructuosamente un kleenex para limpiarme los dedos, así que mientras me estiraba la camisa decidí dejar allí las muestras digitales de mis pesquisas nasales.
Unos 20 segundos después entro en mi despacho una figura conocida, era “El niño del estoque” el famoso torero, no puedo decir aquí su nombre sin exponerme a una demanda judicial, pero lo describiré 1,80 de alto, peso 70 kilos, de unos 35 años, cuerpo musculoso y sin nada de grasas superfluas, cara atractiva nariz larga y recta, pelo negro abundante y engominado p´atras, tenía sobre sus ojos una sola ceja tipo visera, que llegaba del uno al otro lado de su frente y que me recordó por su forma a la gaviota del pp solo que en negro.
Se situó frente a mí al otro lado del escritorio, tendiéndome su mano y estrechando firmemente la mía mientras decía:
–         Búeno día, don hose luí.
Para mejor comprensión del texto a partir de ahora, traduciré las frases con ayuda del diccionario andalú/castellano, editado por la junta de Andalucía bajo el sabio mandato del ex presidente Chaves y pagado con nuestros impuestos, sin ánimo de lucro o estafa por parte de dicha institución.
–         Buenos días ante todo sea usted bienvenido, mi nombre es Juan Lucas no José Luis pero dígame, en que puedo servirle.
Nos dimos un apretón de manos y le ofrecí asiento, tras observar el estado de mi mobiliario tomo asiento en el borde de una silla al otro lado de mi escritorio y retomamos la conversación.
–         Vera esto es para mí un poco difícil, deseo que investigue a mi actual 5ª esposa, pues sospecho que me engaña.
–         ¡No jo… robe! Excúseme, ¿Por qué cree usted que le engaña?
–         Pues verá, ya apenas jodemos, siempre tiene el móvil ocupado, sale mucho y vuelve tarde, generalmente con las ropas revueltas, a veces con la pintura de la cara corrida y manchas claras alrededor de la boca, suele llevar tanga al salir pero no al volver a casa, muestra irritaciones por prolongado roce de sabanas en la espalda, nalgas, codos, talones y rodillas, habla y gime en sueños, y llama mucho entre jadeos a un tal Oscar que como usted sabe no es mi nombre.
–         ¡Pero bueno, un hombre de mundo como usted sospechando! Eso no son pruebas, son vagas sospechas meramente circunstanciales, ¿dígame maestro, usted le ha dado motivos para serle infiel?
–         Pues no ¡claro que no! No hago nada fuera de lo corriente, sobo algún culete y me insinúo a toda tía que pasa a menos de 15 metros de mi, ¡a sí, lo olvidaba tengo una asistenta que me la chupa los lunes miércoles y viernes a media tarde después de la siesta!
–         Pero maestro, eso es normal en un hombre de su posición, pecadillos, bagatelas indignos hasta de ser mencionados.
–         Ya lo ve usted detective, nada raro pero además que en los círculos de amistades que tengo, la carencia de tales “pecadillos” seria mal interpretada.
–         ¿Cómo que mal interpretada? Ser fiel a tu pareja suele ser lo normal en cualquier matrimonio.
–         Mire señor Torrediente, estamos en un país donde ya se considera casi todo normal, pero si yo no tuviera esos “pecadillos” me tacharían de maricon y tendría que dejar el mundo de los toros, que como usted sabe es muy de machotes, casi igual que el del futbol, y mire que allí sí que… pero bueno, es la ley del mundo de hoy dominado por la propaganda.
–         Le entiendo, pero el “Lobby gay” es poderoso, ocultan a unos y airean a otros a conveniencia, sobre todo en la tele, realmente y pensándolo en serio me parece bien que se permita usted esos “pecadillos de faldas” para proteger su reputación y su carrera.
–         Muchas gracias, estimo y agradezco sus palabras, pero pasemos al motivo de mi visita.
–         Lleva usted razón, tiremos la paja y pasemos al grano, cuénteme el motivo de su visita.
Entonces “El niño del estoque” se incorporo un poco sacando del bolsillo de su chaqueta unas cuartillas de papel y una foto que me tendió por encima del escritorio, sentándose de nuevo mientras decía:
–         Esa es mi actual 5ª esposa, se llama Purificacion aunque en familia siempre la han llamado la Puri y en la empresa donde curraba de secretaria de dirección la decían la Puti, según ella porque sus compañeras eran muy mala gente, con el tiempo he empezado a sospechar que podían llevar algo de razón.
Mientras el hablaba yo miraba la foto, era de medio cuerpo de una morena con el pelo por los hombros y rizado, de cara atractiva y pómulos angulosos, llamaban la atención sus ojazos verdes y la amplia y carnosa boca que parecía pedir ser besada las 25 horas del día (si, la de canarias también)
–         En el folio le he puesto las horas y sitios donde va, en fin sus rutinas habituales para que me entienda.
–         Ya veo ya, entiendo que quiere que la siga y la tenga vigilada de cerca.
–         Si y averigüe todo lo que pueda de ella, quiero un informe detallado y a fondo especialmente si me los pone, quiero días, sitios, lugares y nombre del amante de mi Puri.
–         Entiendo que es para un divorcio o algo asi.
–         ¿Qué divorcio ni que niño muerto? La Puri dice que si intento divorciarme, irá a la tele al programa ese de cotillas el “Jódete deluxe” ya sabe.
–         Hostias, eso es más peligroso que un racista xenófobo armado y con licencia para matar a quien le salga de los coj…
–         Por eso mismo necesito pruebas concluyentes don José Luis, le pagare bien por el trabajo.
–         Será algo caro, por lo que leo en estos folios ella no toma café en el bar de la esquina ni va de compras al Lidl, por no mencionar el tenis ó las carreras de caballos.
–         Le pagare el triple de su tarifa habitual, y además ahora le daré 2000 euros extra como previsión de fondos para gastos, además de otros 3000 al acabar, en compensación por su silencio y discreción si acepta el caso.
Permanecí callado mientras lo pensaba y repensaba metódicamente, sopesando los pros y los contras del asunto que se me venía encima y lo que haría con el dinero, (ir de putas, renovar el abono del Atleti, comprar slips limpios) finalmente tras 10 segundos dije que aceptaba el caso.
–         Gracias muchas gracias, – dijo el torero levantándose y dándome una tarjeta con su teléfono añadiendo:
–         Me encontrara en este número.
Me levante y recogí la tarjeta mientras el sacaba del bolsillo y me tendía un fajo con 2000 euros en billetes de 50, recogí el dinero y nos estrechamos las manos cerrando el trato, tras de lo cual se giro sin pedirme recibo y salió diciendo:
–         Esperare ansioso su llamada cuando tenga listo el informe, no olvide sacar fotos o videos.
–         Descuide le llamare lo antes posible.
“El niño del estoque” salió de mi despacho cerrando la puerta, le escuche despedirse de Lola y salir de la oficina, unos diez segundos después mi casera/secretaria abría la puerta diciendo:
–         Vaya vaya, José Luís así que tienes dinerito fresco para pagar tus deudas, pues me debes dos meses de alquiler y varios “extras”
–         Mira Lola este dinero es para los gastos de la investigación ¡no se toca! Y con respecto al alquiler y los “extras” te recuerdo que precisamente es con esos “extras” con lo que te pago el alquiler, es decir en carne de barra.
–         Yo me refiero a comidas y lavado de ropa, necesito al menos 200 euros para ir al híper y comprar algo, ¿tú comes verdad?
Sabia de sobras como era Lola de insistente y sardónica cuando se ponía a ello, dado que tenía razón en lo del dinero y que hacía tiempo desde que se cobro el último alquiler en carne, decidí zanjar la cuestión a satisfacción de ambos, separe 200 euros del dinero recibido y se los tendí diciendo:
–         Está bien, llevas razón toma y compra lo que necesites de comida… y hablando de comida ¿no te apetece un anticipo de la siguiente mensualidad?
–         ¡Pues claro que si, sigue sentado machote!
Entonces Lola se agacho entre la mesa y mi sillón, con mano de experta desabrochó mi bragueta y saco mi polla, sobándola como hacia siempre es decir suavemente y con toda su experiencia de sus años de prostituta, en pocos segundos mi miembro alcanzó sus 19 cm y sus calientes manitas lo aferraban ansiosas iniciando una lenta paja mirándome a los ojos y sonriendo traviesa.
Al ver sus dientes irregulares (y alguno desaparecido) reaccione rápidamente y la empuje suavemente por la nuca para que comenzara a mamármela, era simplemente divina cuando lo hacía con toda su experiencia, para mí en ese momento era una diosa pues solo sentía placer viendo su melena negra moverse mientras ponía su feílla cara contra mi vientre y sentía su prominente barbilla contra mis pelotas.
En pocos segundos me tenia palote perdido y como la tengo de cabeza gorda, me hacia dar saltitos mezcla de placer y miedo cada vez que me arañaba con los dientes, según mamaba arriba y abajo con vicio, arte y salero sureño, decidí cambiar de postura antes de que me hiciera un surco en el miembro por culpa de sus irregulares piños, así que la separe un poco de mi haciéndola levantarse del suelo y dándola un ligero giro, la hice agacharse en ángulo sobre la mesa de despacho, ella se dejaba hacer moviendo su culo intentando parecer una niña traviesa.
Levanté el vestido y aparté su tanga rojo, veía su chochete medio peludo y su ano no muy prieto después de tantos años de putear por las calles, dirigí mi gordo nabo a su agujero marrón y empuje con ganas sin delicadezas pues sabía que a ella le gustaba así.
–         Ayyy cabroncete, hoy no me apetecía por ahí.
–         Bueno pues a mi si y como soy el que suelta el dinero… te callas pendón.
Un par de azotes en su culo reforzaron mi autoridad y la hicieron gemir, a la vez que se movía con más alegría.
–         Joder tía que suave se nota por dentro, ¿Quién decía que este bujero no se lubricaba solo?
–         No es lubricación don Hose luí, es que voy suelta, por eso hoy no me apetecía por ahí.
–         Pero mira que eres guarrilla Lola, ¡en fin ya que hemos empezado acabemos por el mismo lado!
Empuje a fondo sintiéndome hundir en sustancias diversas, en un momento dado entre dos vaivenes ella soltó un pedete húmedo y me salpico ligeramente la camisa, yo arremetí con más ganas follándola el culo con fuerza mientras ella gritaba entre jadeos:
–         Aaahhh mee mataaas hose luuui, que bieeeen me fooollaas rey morooo.
–         Jodoo tia deja de escandalizar o me paro.
–         Teee la cortooo a bocaadoos si te paraas ahora, maricooon mierdosooo.
–         Asi que maricon eh, pues toma cabrita, te voy a rellenar todita de leche. – yo embestía cada vez con más ganas y me sentía estallar de placer.
–         Aaaggg siii dameloooo todooo.
–         Toma y toma golfa mía. –Seguia dentro y rápido dándola rabo por el culo.
–         Me voooyy a correr hose luuuuui, no aguantoooo maaas.
–         Esperame puton que voy contigoo, damee un minuutooo.
–         Me voy me voyyy me voyyyy a chorrooos.
–         Y yo cerdita miiiia, mee corrooo en tu culoooo ahoraaa.
Mis chorros de blanco esperma llenaron su esfínter, pero como el hueco ya estaba ocupado parte de ellos salieron rebosando, manchándome las pelotas y el slip de una sustancia mas… distinta.
Pasamos al pequeño cuarto de baño y nos aseamos un poco usando el bidet de mano (cubo con agua) una vez seco con mi toalla de dos colores (blanca en los bordes, gris y algo todo lo demás) me cambie de camisa y saque un slip medio limpio de mi archivador (están en la letra S) me puse otros pantalones y tras recoger mi documentación, los datos de la maruja del matador, mi cámara digital y el dinero, después me fui a la calle.
Como lo primero es lo primero, pase por el bar a liquidar los casi 300 euskos de cubatas que debía al Manu, ya de paso me tome un par de cañas y unas tapitas por recuperar fuerzas, luego me fui a la tienda de ropa de los “Primos Heredia” donde me agencie un estupendo traje oscuro y una camisa a rayas por 50 eurazos, seguidamente me pase por un chino y compre una de esas corbatas guais de un euro, ya de paso y curioseando me eche un poco de colonia de un expositor de muestras.
Salí de allí hecho un señor, trajeado, encorbatado y bien follado, oliendo a… ¿lavanda? Decidido a tirar la casa por la ventana, pare un taxi y le di la dirección del club de campo donde paraba a esas horas la churry de torero, apenas ponernos en marcha el taxista dijo:
–         Yo tenía un coche antes, que olía por dentro igualito que usted por fuera.
–         Que gracioso eres, ¿sabes? conocí una vez a un taxista al que le partieron los hocicos por bocazas, apea la charla que no soy guiri y tira donde vamos sin dar vueltas.
En 15 minutos estábamos en la puerta del club de campo, pague al taxista y le pregunté:
–         Oye ¿admites propinas?
–         ¡Si claro!
–         Pues toma, para que fumes. –Dije poniéndole en la mano mi mechero viejo y gastado.
–         ¡Gilorio, capullo!
Según salía del taxi le mostré mi corbata diciendo:
–         ¿Ves esta?
–         ¡Si qué pasa?

–         Es regalo de tu mujer.
Cerré de un portazo que hizo bambolearse el coche, mientras el taxista juraba hasta en arameo de puro cabreo, entre en el club y me dirigí al bareto de lujo que tenían allí montado, apenas había gente en el local a esa hora pues la mayoría estaban jugando al tenis o al golf, no tardo en acercárseme una tía vestida de pingüino con pajarita y todo diciendo:
–         Buenos días señor, ¿qué le pongo?
–         Jodoo si la verdad es que si. –Respondí mirando el bulto que la formaban sus dos enormes tetas por debajo de la camisa.
–         Quiero decir de beber. -Dijo ella sonrojándose al notar donde se dirigía mi mirada.
–         En eso estaba pensando precisamente pero entretanto… ponme un cubata con mucho ron y poco hielo.
Mientras volvía mi chica-pingüino con mi bebida, me entretuve viendo la fauna local, vi entrar a una vieja cacatúa bien vestida acompañada por su animal domestico de compañía, el típico chulito cachas con gafas enormes y pelo en crestita, mas allá un sesentón haciendo la rosca a su nueva secretaria de no más de 25 añitos, tan bien puestos como sus operadas tetas y mas allá dos cuarentonas feíllas, muy enrolladas y riéndose tontamente de algo de una revista.
 Continuara…
———————————————
Perdón si he molestado a alguien con el rollo escatológico, pero va con el personaje.
Además ya sabéis la frase: “El sexo solo es bueno si es sucio”
Se admiten comentarios.…¡SED FELICES!
 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *