José:

-¿Has hecho alguna vez un trío?- La escena era impresionante. Llego a casa, no parece haber nadie, escucho voces en el cuarto del niño, entro y me encuentro al bebe dormidito en la cuna y en la cama dos mujeres de infarto, desnudas, en posición de estar haciendo un 69.

-Pero… ¿Qué está pasando aquí?

-Hola José- dice la más joven de las dos, un bombón castaño de 19 años, sacando la cabeza de entre las piernas de la otra, una rubia de ojos azules de treinta y tantos.- ¿Has hecho alguna vez un trío?- y las dos se ponen a reír, como si esa ocurrencia fuera lo más gracioso del mundo.

-Sabes que sí. Tú estabas.- digo reponiéndome de mi asombro. Ciertamente Sandra, la que me hacía tan singular pregunta, era mi novia, y habíamos experimentado un par de veces con su hermano adoptivo y con mi mejor amigo.

-No- me corrigió ella desdeñosa- me refiero a un trío con dos chicas- que insistiera en esa idea en aquellas circunstancias, con Lorena y ella desnudas y olor a sexo en la habitación, me estaba volviendo loco.

-No- respondí todo lo serio que pude- sabes que te lo cuento todo, a parte de con Lorena no he estado con nadie más que contigo.

-¡Que mono!- saltó la rubia y las dos rieron de nuevo- Anda desnúdate para que estemos en igualdad de condiciones y ven con nosotras.- Así lo hice. Me quité la ropa tan rápido como pude y salté sobre la cama. Me habían hecho un hueco entre ellas, que ahora estaban sentadas sobre sus piernas- Sandra me estaba contando cuando hicisteis un trío con Javi y nos calentamos, pero ahora que me acuerdo aún no me había explicado el de Manolo. Anda, cuéntalo tú, ya que has llegado.

Como digo Sandra es mi novia, además de mi prima y medio hermana, pero esa es otra historia. Lorena es la pareja lesbiana de mi madre y siempre ha sido mi fantasía, es una mujer impresionante, de una belleza extrema. Sabía que ella nunca había estado con un hombre, hasta que me propuso tener un hijo, juntos. Tanto mi madre como mi novia lo sabían y estaban de acuerdo. Mi familia es un poco extraña, ya lo sé. El caso es que aquellas dos mujeres eran, sin duda, las mujeres de mi vida, y mis sueños sexuales hechos realidad… y ahora estaban las dos juntas, desnudas, rodeándome…

-Manolo es mi mejor amigo. Me daba pena que nunca hubiera hecho el amor, que fuera virgen aún. Sandra y yo le buscábamos citas, le presentábamos chicas, pero las cosas no salían bien con ninguna, hasta que se me ocurrió. Yo estaba acostándome contigo, sabía que ella lo hacía a veces con Javi, a Manolo le habíamos dejado mirar mientras follábamos, era obvio que la adoraba… porque no dejar que hicieran el amor, que perdiera la virginidad con ella.

-¿Le habíais dejado mirar mientras follabais?- preguntó Lorena asombrada

-Pues sí, igual que a ti- respondió riendo Sandra. Era cierto, Lorena nos había espiado en la cama algunas veces, antes de que decidiéramos tener un niño.

-¡Eh! Vosotros lo hicisteis antes- protestó la rubia. También tenía razón. Primero yo solo y luego con Sandra, habíamos conocido el sexo observando a Lorena con mi madre, pero se suponía que ellas no eran conscientes.

-Así que sabíais que os espiábamos…

-Solo yo, tu madre sigue en la inopia. Me excitaba tanto que nos miraseis, que procuraba que no se diera cuenta… Volviendo al tema, le diste a Manolo fotos sexis de Sandra, me ha dicho ella antes, ahora tú me dices que le dejasteis mirar… ¿algo más?

-Una vez le hice una pajita- comentó Sandra

-¡Serás puta!- dijo Lorena riendo y fingiendo indignación- Ese chico debe considerar a José un cornudo…

-¿Puta yo?

Las dos comenzaron a reír y a hacerse cosquillas. El problema es que estaban desnudas y yo estaba en medio, así que su pelo y sus tetas rozándome en sus juegos hicieron que mi polla comenzara a reaccionar. Finalmente sellaron la paz con un beso. ¿Y para mí no hay beso?, me quejé yo. ¡Claro que sí, tonto!, dijo Lorena y me besó. Luego Sandra hizo lo mismo. Esta vez su lengua contactó débilmente con la mía. ¡Eh! El mío ha sido sin lengua, se quejó la primera. Pero es mi novio, dijo posesivamente la segunda. Es verdad, aceptó Lore. ¡Que no, tonta!, gritó Sandra, morréale tu también. Y vaya si lo hizo. Lorena me metió la lengua hasta la garganta. Fue uno de esos besos que quitan el aliento- ¡Eso no vale!- se quejó mi novia- Mira como se la has puesto- añadió cogiéndome la polla que, ciertamente, estaba ya completamente dura con tanto besuqueo.

-No te pongas celosa- respondió la madre de mi hijo- También puedo besarte así a ti- dicho y hecho, las dos unieron sus bocas ante mí. Las tetas de Lorena descansaban además sobre mi pecho y las de Sandra me rozaban el hombro. Las dos se estaban comiendo los labios y juntando sus lenguas con pasión y Sandra aun tenía mi miembro en su mano, aunque no la movía. No lo resistí más y acerque también la cara. Ellas me hicieron sitio y juntamos las tres lenguas.- Bueno- dijo Lorena finamente- sigue contando lo de Manolo.- la mano de Sandra había bajado lánguidamente a mis huevos y los acariciaba con suavidad. Me recompuse como pude y reanudé mi relato:

-Cuando le propuse follar con Sandra el pobre no se lo podía creer, no entendía nada. La gente tiene un concepto posesivo del sexo y del amor que no es nada sano. Así pasan luego las cosas que pasan, corazones rotos, crímenes pasionales… En fin, él es mi amigo, sé que Sandra seguirá conmigo. ¿Por qué no darle ese gusto? Traté de explicárselo sin darle demasiados detalles, pero estoy seguro de que no lo entendió mucho, aún así accedió y follaron… o sea, que sí, seguro que me considera un cornudo- dije riendo- Después, Manolo estuvo algunos días esquivo conmigo. Se sentía incomodo, supongo. Poco a poco fuimos recuperando la normalidad. Sandra le había dicho que yo me acostaba con otra, sin explicarle que eras tú. Cuando me preguntó quién era mi amante misteriosa no supe que decirle, no podía confesarle que era la compañera de mi madre, sería demasiado para él. Le dije que era un secreto. Tanto misterio le confundía aún más.

-También fue incomodo para mí al principio- intervino Sandra- Me había confesado su amor y yo solo había podido darle sexo. Ponía cara de novela romántica cada vez que me veía. No entendía nuestra peculiar relación y yo no podía explicárselo.

-¿Te había confesado su amor?- intervino Lorena- ¡Que tierno!

-¡Que cabronazo más bien!- objeté yo- Encima que le dejo a mi novia intenta levantármela… El caso es que con el tiempo fuimos recuperando la confianza, hasta que le invité a pasar el fin de semana conmigo y accedió.

-Cuando me lo dijo, ya supe lo que iba a pasar. Habíamos hecho el trío con Javi y al ver que mi hermanito me la metía por detrás José se había empeñado en probar mi culo él también, así que últimamente casi siempre lo hacíamos por ahí.

– A ver, que tiene ese culo de especial- dijo Lorena y Sandra se colocó a cuatro patas mostrándoselo- Es un gran culo- añadió riéndose y comenzó a meterle el dedo índice entre las nalgas.

-Esa misma noche lo hicimos pensando en cómo sería ensartarme entre los dos- continuó mi novia. Siguiendo el hilo de sus palabras, metí mi dedo por su coño- Sí- dijo entre jadeos- más o menos así- Lorena dio por concluidas sus comprobaciones con un beso, luego le dio una palmada y Sandra volvió a su sitio.

-Fue un polvazo- retomé la palabra- Como plan para el fin de semana propuse que fuéramos los tres a la playa nudista. Pensé que así rebajaríamos las tensiones, todos desnudos, sin nada que ocultar. Al principio no fue demasiado bien. Sandra y yo íbamos de la mano y él, a una distancia prudencial, visiblemente incómodo, con la desnudez y con los celos que le carcomían. Llegamos a una cala desierta que conocíamos y nos tumbamos en la arena. Sandra me besó- y, mientras lo contaba la aludida me metió la lengua en la boca- Sí- dije cuando pude hablar de nuevo- más o menos así. Como digo me besó y Manolo algo molesto dijo que prefería seguir paseando.

-Entonces yo le dije que no fuera bobo y se tumbara con nosotros. A regañadientes lo hizo, no sabía negarme nada. Cuando estuvo lo bastante cerca tire de él, así- y tiró de Lorena cogiéndola por el brazo para demostrárselo, de modo que quedó sobre mi novia, como Manolo había quedado ese día en la playa- y comencé a darle besitos en los labios, así- y comenzó a besar a Lorena de la forma que decía. La rubia le devolvió enseguida los besos. Sus tetas se rozaban. Mi pene, que estaba perdiendo rigidez, la recuperó de nuevo ante el espectáculo.- Luego besé a José- y me besó. Lorena volvió a tumbarse.

-La estuvimos morreando los dos y nuestras pollas se pusieron duras- proseguí yo narrando- Sandra nos las agarraba una con cada mano, como agarra ahora la mía- así era, me la había vuelto a coger con firmeza, como para que no se escapara- Pronto empezó a comérsela a Manolo.

-Sí, mira, así- interrumpió la aludida y, con algo de sorna, como si Lorena no supiera lo que es una mamada, usó mis dedos como si fueran una polla para chuparlos sensualmente.

-Sí, así- confirme yo- entonces yo me puse detrás de ella y le pasé mi verga por el chocho y el culo.

-¿De esta forma?- preguntó Lorena y se puso a frotar su pubis contra el culo de Sandra tan sensualmente que me azoró.

-Poco más o menos- asentí. Las dos rieron y se tumbaron de nuevo a mi alrededor.- Lentamente- proseguí- metí el miembro en el coño de Sandra. Ella seguía chupándole la polla a mi amigo, que nos miraba sin poder creer lo que estaba pasando. Cogí a Sandra por la cintura para follarla mejor. En cada embestida sentía su culo en mi cadera, el culo que iba a penetrar en unos minutos. Me excitaba verla mamándosela a Manolo y la cara de capullo que ponía él- al recordarla se me escapó una sonrisa.

-Estar chupándosela a ese chico mientras José me follaba a cuatro patas era una pasada- intervino Sandra- Le lamía el tronco, le besaba la punta, me pasaba su polla por las tetas y este semental- aquí me dio una palmada en la pierna- sin parar con el mete-saca, como a mí me gusta- giró la cara tras decir esto y nos besamos. Le cogí la mano que tenía sobre mi pierna y entrelazamos los dedos.

-Tras un rato haciéndolo así Sandra se desencajó de mi pene y fue subiendo con la lengua por el cuerpo de Manolo, restregándose de pasó con la polla del chico, hasta juntar los labios y besarlo. A él se le notaba traspasado por los acontecimientos y se dejaba llevar. Ella misma se metió el cimborrio de mi colega por donde antes había estado el mío y se quedó quieta para que yo se la metiera por el culo. Así lo hice, como Javi lo había hecho en aquella ocasión y sentí temblar a esta cachorrilla entre nuestros cuerpos.

-Duele un poco- intervino la “cachorrilla”- pero no puedes imaginarte lo brutal que es, lo llena que te sientes, como si estallaras de placer…

-Primero metí el glande. Noté que le hacía un poco de daño y me detuve. Sentí que se iba acostumbrando a mi miembro y relajaba el esfínter, así que la metí un poco más. Le acariciaba las tetas y la besaba en el cuello y en la nuca para que estuviera cómoda. Cuando me pareció que lo estaba disfrutando la metí del todo. Nos estuvimos quietos un momento. Nunca había tenido la polla tan apretada como entonces. Lentamente empezamos a movernos. Podía sentir los embates de Manolo a través de los delgados pliegues de carne que separaban su polla de la mía. Los gemidos de Sandra eran ensordecedores. Temí que atrajeran a algún curioso, no hay que olvidar que estábamos en la playa, al aire libre, con la arena metiéndoseme entre los dedos de los pies. Estuvimos follándola entre los dos mucho rato. A veces nos deteníamos agotados, pero enseguida retomábamos el balanceo, arrancándole a Sandra gritos de placer. Manolo tenía menos práctica y se corrió primero. Yo aún estuve dándole por culo un rato a esta nena antes de terminar- y le di una palmada en el muslo, ante lo que ella sonrió.

-Me corrí varias veces- confesó ella- Fue muy intenso. Absolutamente brutal. Me he puesto cachonda al recordarlo, mira.- En efecto, tenía el coño mojado. Le pasé la mano por la rajita, introduje un dedo en el orificio y le acaricié el clítoris con la yema de otro.

-Yo también me he calentado escuchándoos- intervino Lorena. Con la otra mano comprobé que lo que decía era cierto. Sandra me abrazó y nos recostamos de nuevo. A lo tonto estaba masturbando a las dos hembras, una con cada mano, mientras ellas me besaban en el cuello, las orejas, las mejillas o la boca. Junté mi lengua con la de Sandra, luego con la de Lorena, finalmente las unimos las tres. Mi novia había vuelto a tocarme la polla y el movimiento de su mano ya se parecía mucho a una paja. Lorena por su parte me acariciaba los huevos. Sentía sus tetas frotarse contra mis hombros y contra mi pecho. Ver a los dos mayores objetos de mi deseo procurarme juntas tales atenciones me volvía loco.

-Entonces… ¿nunca has estado con dos chicas?- preguntó de nuevo maliciosamente Sandra en un susurro.

-Yo sí- respondió sorpresivamente Lorena. Sandra abandonó mi polla y se irguió para mirar mejor a su interlocutora.

-¿Sí? ¿Con quién?

-Pueeeees… con tu madre y con la tuya…- y después de soltar esa bomba rió inocente con una carcajada cristalina…

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