Los papeles se habían invertido, yo la perseguí para explicarle lo que pasó y ella huyo de mi… ahora ella quería hablar y yo quería huir… en realidad no quería irme… solo darle una lección a mi manera… yo le pedí las cosas por las buenas y no acepto… ahora ella me rogaría que la atore, que la satisfaga…

No la iba dejar con el ano abierto, palpitante y las rechonchas nalgas aire en medio del bosque… se imaginan que la deje ahí y aparezca alguna culebra (poco probable) y se meta por donde yo debía… o que algún suertudo perdido en el bosque se aproveche de esa situación… ni hablar…

Yo solo quería aprovecharme de su desventura y arrechura… fui al otro lado del árbol, donde yacían sus senos a punto de reventar y su cara empolvada, cabellos desordenados y rostro enloquecido de éxtasis…

– Vamos Danny… me imploraba que volviera atrás a someterla cruelmente.

No la deje decir nada más, la jale de los cabellos y le clave mi verga hasta la garganta, casi ahogándose, hice que me la mamara… cuando recupero el ritmo de la respiración, se asió a mi verga con las dos manos, luego con una, mientras me jalaba por las caderas para que no me aleje… pero la deje…

– No ¿a dónde vas?… nooo… exclamo roja de pasión.

Sin hacer mayor ruido, me fui detrás suyo y volví a enterrarle mi verga hasta las tripas…

– Ayayayyyy…. Ouuuu…. me desgarraste el ano… ouuu… se quejó exagerando.

No preste atención a sus quejas, en poco tiempo volverían a ser gemidos de placer, agradecimiento, yo le jaloneaba sus las gordas nalgas, abriendo su culo para que mi verga entre sin obstáculos a su ano… mientras que por el ímpetu, caían las hojas de las ramas que la apresaban.

– Asiii… ohhh siii… … uhmmm… ohhhh… exclamaba enloquecida y me gustaba.

Llegue a pensar que hacía varios minutos que Mili pudo haberse liberado, pero no quiso, solo quería someterse a ese dulce martirio que tanto le gustaba. Antes su cuerpo se resignaba a que la violara, ahora ella se había acomodado mejor en el árbol para recibir mis embestidas, con la espalda arqueada y levantando el culo para recibirme mejor y hasta el fondo…

– No puedo más… no aun no… nooo… uhmmm… por más que se resistió, desfalleciente termino envuelta en un profundo orgasmo que la hizo temblar de pies a cabeza…

– ¿Qué?… ¿es todo?… le reclame aun molesto.

– Ay nooo… no doy más… ufff…. uhmm… resoplaba molida, disfrutando extasiada.

No llegue tan lejos para irme sin disfrutarla al máximo… me faltaba poco para satisfacerme, en parte seria caballero y no abusaría más de su culo criminalmente y analmente torturado, Me dirigí de nuevo frente a ella, que reventada de placer me miraba embobada, colorada y jadeante… entonces cometería la última vejación de la tarde…

– Ay… Dany… no sé qué… tiene tu verga… que me deja… sin aliento… resoplaba Mili.

– Ahora lo sabrás… le repuse.

Ella abrió la boca en expresión de asombro… lo que aproveche para nuevamente jalonearle la cabeza e incrustarle mi verga hasta la garganta, casi sentí sus labios en mis bolas… viendo que se ahogaba, la solté un poco porque aún no se reponía del orgasmo y respiraba con dificultad…

Cuando se repuso, otra vez Mili se asió de mi verga, dándole una succión cariñosa, hasta limpieza… pero yo no quería eso… yo quería completar lo que quedo a medias… así que tome su cabeza por los lados… los cabellos por encima de su sien y empecé a pajearme con sus húmedos y carnosos labios…

– Uyyy… cuidado… mierd… quise advertirle pero era muy tarde, mi leche inundo su boca.

Por lo placentero de aquella cogida, con Mili aprisionada dándome su culo para que lo disfrute, con todo el sabor a revancha que me supo esa cogida, sentirme resarcido de lo que me inculpaban… termine en una brutal descarga de semen… que la pobre Mili término tragando en parte…

Creo que en la excitación del momento ella quiso engullir todo… pero casi se ahoga y termino abriendo la boca, dejando escapar parte de mi leche, que se escurría entre sus labios y mentón… mi verga escupió otro poco de leche en su mejilla…

– Diablos!…. ¿tanto votas?… se quejó graciosamente cuando recupero el habla tras tragarse buena parte de mi leche.

Era la primera vez que se engullía mi leche, creo que si ya me la había mamado, conocía su sabor y no se le hizo tanto problema, ni se asqueo por hacerlo… lo que me pareció excitante también…

– Así me tienes… uno vota más cuando disfruta más… estoy exprimido al máximo… le respondí jadeante y satisfecho.

Ella lo sintió a halago, sin decirme nada, sin limpiarse la barba de mi leche ni las gotas de esperma en su mejilla… simplemente me jalo de las caderas, y tomo mi verga como si fuera su juguete y se dedicó a limpiármela con mucho cariño… parecía que la tormenta había pasado… sin embargo…

Escuchamos unos pasos… mierd… otra vez… ni en el bosque nos dejan tirar en paz… pensé.

Mili nuevamente petrificada, no era como antes… que te encuentre Vane, Javier o un profe… no es lo mismo a que te encuentren tus padres… ella ya llevaba mucho tiempo desaparecida desde que dejo a sus viejos en el restaurante… ¿habrían salido a buscarla?…

En ese caso, igual que en la cochera de sus padres, la situación seria chocante… Mili estampada contra un árbol, con el culo empinado, su ano palpitante y abierto, el short y la ropa interior en las rodillas… a todas luces parecería una violación… y hay que agregar que ella tenía mi verga en su mano y mi leche discurriendo por su boca, mentón y mejillas…

Que su viejo me maltrate y hasta que me entierre en el bosque estaba dentro del cálculo de lo posible, pero… ¿cómo reaccionaría su madre?… le daría un infarto tal vez… se le antojaría y terminaría en una orgia todo… pero eso era lo último que pasaría…

Forcejee con Mili para liberarla, pero en su nerviosismo, no colaboraba, se quedaba plantada… entonces opte por guardar mi verga y en mi desesperación intente volver a cubrirla con las ramas, camuflándola… una torpe idea viendo sus grandes nalgas al aire, enrojecidas por el maltrato que les di… incluso si nos encontraban otros padres, amigos o no del viejo de Mili, igual la situación era vergonzosa…

Pero dentro del susto de la situación, afine un poco el oído… mire por el camino tras Mili, por donde vinimos… ni los pasos ni el ruido venían de ahí… entonces ¿de dónde?…

Luego gire la vista al rio… Tras el desnivel frente a nosotros y las piedras, unos metros más allá, estaba la ribera del rio, una orilla arenosa, por donde venían dos jóvenes tomados de la mano y riendo… bueno, al menos no eran los viejos de Mili, pensé aliviado viendo que los jóvenes estaban lejos.

Agudizando más la vista los reconocí… caraj… eran Guille y Vane, ahora se veían más románticos y acaramelados… creo que este Guille más que venir a ayudarme con Mili quería un tiempo con Vane a solas… conquistarla como siempre imagino y no como había sucedido en el depa…

– ¿Son Vane y Guille?… pregunto Mili a mi lado…

Mierd… casi me da un infarto, ¿Cómo se liberó?… en vez de ponerse a luchar con las ramas sobre ella, esta vez opto por deslizarse de lado en sentido contrario al inicio de las ramas, y se liberó fácilmente. Luego me explicaría como llego a enredarse ahí…

Tras huir de mí, dejándome tirado en el suelo tras el rodillazo que me propino, ella tomo ese camino de bajada e instable, a medida que descendía al rio tomaba velocidad, de pronto volteo a ver si yo la seguía y ahí perdió el equilibrio, se fue de largo y termino contra el árbol… quizás por el impulso hizo girar el tronco y destrabo las ramas que terminaron apresándola para mi provecho.

En fin… siguiendo con los hechos… veíamos a Guille y Vane perderse por momentos entre los árboles y salir nuevamente a la orilla, quizás en cada escondida se prodigaban besos…

– ¿Ves?… te dije que Guille la había desflorado, no yo… le enfatice para que se convenza.

– Ay Danny… es que era difícil de creer… ponte en mi lugar… ¿Qué pensarías?… replico Mili como niña regañada, justificándose.

– Bueno ahora convéncete… dije calmado.

– Esos ahora ya están enganchados como nosotros… sentencio Mili.

No respondí, porque ya me daba cosa ver la leche cayendo de su cara, creo que el momento de placer había pasado. Saque de mi mochila agua y un pañuelo para que se limpie. Mientras abajo veía como la nueva pareja se sentaba al borde del rio viendo como el sol se perdía lentamente en el horizonte.

Ahora los fisgones éramos nosotros… yo me recosté contra el tronco, puse a Mili delante de mí, abrazándola para sentir su gran trasero y que no me tape el espectáculo. Ellos se besaban sin sospechar que los veíamos… luego Vane se recostó contra la arena, Guille se recostó de lado encima…

– ¿Lo van hacer?… dijo Mili sorprendida, porque Vane había rechazado mucho tiempo a Guille.

– Sip… creo que hemos sido un mal ejemplo para ellos… le dije.

– Jajaja… si, ahora nos imitan haciéndolo al aire libre sin temor de ser descubiertos… dijo Mili.

Luego vimos como Guille pugnaba por desabotonarle la blusa y ella por soltarle la correa, el cierre y bueno… se venía todo lo demás…

– Creo que ya vimos suficiente… démosle su privacidad… le dije.

– Sip… Me alegro por ellos… dijo Mili y pensé que al fin zanjaba su pelea con Vane.

– Si… yo también… agregue, pensando que ya se venía la tregua y la paz.

– Aunque no tanto por Guille… insistió Mili.

– ¿Por qué lo dices?… pregunte curioso.

– Se nota que Guille la quiere, desde antes, pero ella… no se… dijo Mili desconfiada

– Piensas que sea una ilusión temporal para Vane, y que Guille salga lastimado…

– No se Danny… esa chica es medio bipolar… no confió en ella…

– En realidad a mí no me da tanta buena espina… le confesé.

– Es que dudo que haya cambiado tan rápido… me explico.

– Bueno… es asunto de Guille… le dije.

Al final también podía ser que Guille usase a Vane para satisfacer su ego, su capricho de estar con una chica adinerada como el, pero de mejor posición social, de piel clara y demás… al final cada quien tiene sus motivaciones… pero no conocía tanto a Guille como para saber si lo suyo era amor o capricho.

– Tu eres su amigo… tienes que advertirle que esa chica es engreída, caprichosa, vengativa, chantajista, berrinchosa… decía Mili.

– Oye, me estas describiendo a una mujer promedio… le dije burlonamente.

– Ya, sabes a que me refiero, Vane no es de fiar… dijo Mili hablando en serio.

– Intente decirle a Guille, pero esta recontra enamorado, cree que al fin logro conquistar a Vane y no escucha razones, ni advertencias… le dije.

Tome de la mano a Mili y le dimos espalda al espectáculo que empezaba en el rio… bordeamos el árbol y del otro lado, Mili no me dejo avanzar… recostó sus infladas posaderas contra el árbol y me jalo para que la viera, con el sol ocultándose tras ella… Mili lucia más hermosa que nunca…

– Me perdonas por haber desconfiado de ti… dijo apenada.

– Está bien… pero aprende a controlar tus celos y tus berrinches… le dije.

– Prometo que lo hare… dijo, debí reírme en ese instante, pero quería creerle.

– Si queremos que funcione… dije enfatizando el sermón.

– Ok… si ya entendí… me regañas como mi papa… me dijo sonriendo.

– Si no hay comunicación… dije prosiguiendo, buscando molestarla.

– Ya basta… si… dijo entendiendo la broma, y me dio un golpe juguetón en el hombro.

Luego me tomo de los bordes del polo, mi pequeña pero mandona enamorada, se puso de puntitas y me jalo hacia abajo para que la bese… ahora si podía abrazarla y besarla con libertad, estábamos en medio de la nada… sin temor a ser descubiertos… tanto que los recatados de Guille y Vane tenían relaciones a pocos metros de nosotros, en la orilla del rio…

Luego Mili me soltó un momento… tenía ese brillo en los ojos y esa mirada pasional que ya le conocía:

– ¿Tú crees que tengas tiempo para mí?… ¿para qué me lo hagas otra vez?… pregunto la golosa.

– Claro amor… demostrémosles a esos principiantes… dije en alusión a la pareja del rio.

– Sí, pero, por ahí no… creo que me desgarraste o algo… me arde… se quejó por su ano.

– Está bien preciosa… le dije y empecé a besarla.

No tuve que decir o hacer mucho, Mili solita empezó a bajarse el short, pasándolo de bajo de sus piernas y pateándolo a un lado… yo solo debía aflojar un poco mi pantalón y bajar el cierre.

Ya me la había cogido en cuatro contra el árbol, ahora me provocaba otra cosa… ella había resbalado un poco en el árbol, su baja espalda se apoyaba contra el tronco, sus lindas piernas estaban abiertas y sus muslos desnudos me esperaban así como su nuevamente excitado y húmedo pubis…

– ¿Pero cómo…?… ahhh… exclamo sorprendida.

En rápido movimiento, pase mis manos debajo de sus muslos y la levante, eso iba respondiendo su pregunta de cómo sería esta vez… sus muslos fueron resbalando hasta que la parte posterior de sus rodillas quedaran apoyados en mis brazos, que le iban abriendo las piernas… y acercando su ansiosa vagina y mi erecta verga…

– Ohhh… si… ¡qué fuerte eres!… replico excitada.

Le invadió el morbo el notar que la levante sin mayor esfuerzo, como a una muñeca, algunas mujeres también responden al estímulo de un hombre alto y fuerte que las someta con vigor, al menos al inicio… en parte se sienten protegidas y en parte dominadas… me miraba con rostro ansioso…

– Uhmmm… soy tuya… ohhh… exclamo rendida al sentir mi verga incrustándose en su vagina.

Había entrado sin mayor dificultad en sus bien lubricados labios vaginales. Ella esta aprisionada entre el árbol y mi pecho… me tomaba del cuello, los hombros para no resbalarse… mientras yo empezaba a cabalgarla, embistiéndola contra el árbol.

En cada arremetida, su cuerpo saltaba, ella se había aunado a mi ritmo, haciendo equilibrio con sus piernas en mis brazos, con su espalda y cintura en el árbol, abrazándome… ella me veía por momentos con fascinación, cuando no soportaba me robaba besos jadeantes con su lengua…

– Como me gusta que me folles… uhmmm… exclamo lujuriosa.

En plena excitación, me deba besos en el cuello también, que me provocaban cosquillas y la solté un poco… ella resbalo… al intentar acomodarse, poso su vista en nuestros genitales… extasiada veía como mi mazo de carne aparecía y desaparecía rápidamente en su vagina, esto incremento su placer y locura quería disfrutarlo más…

– Métemela por el ano… uhmmm…. me suplico

– ¿Estas segura?… pregunte, ya que me había dicho que le dolía.

– Siii… por favor… hazlooo…. Reclamo la muy golosa.

Las palmas de mi mano, que se apoyaban en el tronco del árbol para hacer equilibrio con sus piernas, se cansaron y sufrí algunos raspones por la corteza del árbol… así que me di maña para pasar mis manos debajo de sus carnosas nalgas… la levante un poco más hasta que su palpitante ano estuvo a tiro de mi verga… sin mayor preámbulo, para evitar que se arrepienta… empecé a empujársela…

– Ouuu… me partiste el ano… uhmmm…. Exclamo en parte satisfecha y en parte adolorida.

Para transmitirme su dolor, me clavo las uñas en mi espalda… era justo, yo me la clavaba por el esfínter a Mili y ella me clavaba sus uñas… para esto, mis manos se habían acomodado mejor y jaloneaban sus pulposos glúteos… sin dar lugar a mayores reclamos, nuevamente empecé a embestirla contra el árbol…

– Uyyy… siempre dejare que me violes… uhmmm… gemía.

Quería que siempre la enganche por el ano, que siempre la esclavice, que la someta por ese estrecho agujero… sus gemidos, alaridos y frases me excitaban tanto como verla y cogerla… sus labios de nuevo buscaban mi boca, más aun mi lengua… luego me miraba como una viciosa… más aun veía mi verga entrar y salir por su maltrecho ano….

– Ay nooo… nooo… uhmmm…

Ella quería disfrutar más ese empalamiento, pero sumida en todo lo que veía, lo que sentía, termino desahogándose en un brutal orgasmo que hizo que se aferre a mí con fuerza, haciendo una rica fricción con mi verga y sintiendo sus grandes pechos presionándome, tampoco soporte más y le descargue mi leche en sus intestinos…

– Uyyy… que ricooo… ufff…. clamaba satisfecha.

Mili seguía agitada, contraída y aferrada a mi cuerpo, con sus brazos en mi cintura, parecía no querer soltarme… se dedicaba a besarme agradecida por la tremenda cogida que le di…

– Solo tú haces que me venga tan rico… me dijo jadeante.

– Y tú también me provocas lo mismo… le respondí y la bese.

Sentía que mi verga seguía escupiendo esperma dentro de ella, con cada descarga se contraía y su lengua me transmitía sus emociones. Era gratificante tenerla así… con mi verga aun anclada en su ano y sus labios, sus senos, sus brazos transmitiéndome todo su amor…

– Danny… yo… yo… dijo sollozante y jadeante.

– ¿Qué paso?… pregunte, en teoría todo estaba bien, pero con las mujeres uno nunca sabe.

– No te burles… pero yo… dijo a medias, antes no me dejaba hablar y ahora tartamudeaba.

– Vamos dime… le insistí, había que sacarle a cucharadas las cosas.

– Siento que… dijo y yo pensé que se resbalaba.

– ¿Que sientes?… pregunte, aparte de mi verga.

– Te amo… dijo con sus ojos vidriosos.

– Hey… yo también siento que te amo… le conteste.

– ¿En serio?… replico Mili alegre por mi respuesta.

– Claro… sino no hubiera venido hasta acá… le dije.

– Es que nunca sentí esto, es diferente a una ilusión… se siente acá en el corazón, es bonito pero también me da miedo… nunca se lo dije a nadie… me confeso abrazándome.

Yo no podía decir lo mismo, ya le había dicho a Viviana que la amaba. Recordé vagamente las circunstancias en que se lo dije y me dio cierta melancolía. Ella era especial pero de alguna forma no terminamos de complementarnos. La relación se había vuelto monótona y predecible, creo que me animaba más el hecho que mis padres la aceptaran, que hubiera cierta seguridad con ella, sin problemas ni temores respecto al futuro.

En cambio con Mili a pesar de las peleas y enredos me sentía más vivo, más cómodo con la relación. Había más adrenalina, más jovialidad, más energía de juventud, para ir a fiestas o conciertos… teníamos más cosas en común aparte del sexo… a mí también me daba miedo arriesgarme, pero eso es natural, es parte de toda relación… es parte de la vida…

Estaba filosofando tan bien… pero hablando de adrenalina… nunca hay paz… ni siquiera en el bosque…

– Milagrosss…. Hijaaaa…. se escuchó a lo lejos una voz femenina.

– ¿Quién es?… pregunte curioso.

– Mi mama… dijo asustada Mili.

– ¿Dónde estasss?… Miliii… era una voz masculina, la conocía.

– Mi papi… dijo avergonzada.

– Tu viejo… dije palideciendo.

Nos habíamos demorado mucho, ya estaba anocheciendo y como sospeche… sus viejos preocupados habían salido a buscarla por el camino que la vieron desaparecer…

Ya me había escapado una vez de él… espero que después de esta también pueda contarla…

Continuara…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *