Mientras me cogía a Mili en el auto, desactive la alarma para no hacer ruido, los seguros de la puerta estaban desbloqueados, cualquiera podría entrar… ese profe que no aguantaba pulgas, que por menos saco a alumnos del salón, si me encontraba con mi verga anclada en el culo de Mili, fácil nos expulsaban.

Ya estaba casi frente al auto, se acercaba poniendo sus manos sobre la vista, como hacen las personas para ver dentro de un auto de lunas polarizadas… este maldito voyerista, habrá visto el auto moverse y sospecho lo que pasaba y quiere espiar seguro… malnacid… pensé, mientras yo volteaba el rostro, al menos para que no vea mi cara, ni la de Mili que yacía enterrada en el asiento.

– Hey… ¿qué hace ahí?…

Mierd… nos descubrieron… pero no, al girar el rostro para que no me vea el profe, note que por el otro lado venia otra persona… que cagad… ¿más gente?, ¿otro profesor?… no, era un vigilante… al oír su voz, Mili reacciono, levanto su cabeza y quiso decir algo, yo le puse una mano en la boca para que se calle.

– Soy el profesor Rodriguez, este auto está en el estacionamiento del decano… dijo excusándose el profe que había sido atrapado queriendo fisgonear en el interior de un auto ajeno.

Caraj… por el apuro de ir a exponer, estacionamos en cualquier lugar y justo en el puto lugar del decano, estábamos hundidos a mas no poder. Mili resoplaba y sollozaba al notar la situación. No podíamos hacer nada, solo quedarnos como estatuas, si nos movíamos el auto se tambalearía poniéndonos en evidencia.

– Bueno, el decano no vino hoy… pero déjeme hacer la guardia para ver a quien pertenece el auto y hacerle la amonestación respectiva… dijo diligente el vigilante.

– Ok… lo dejo en tus manos… dijo el profesor y emprendió regreso a su auto.

Mientras escuchaba el auto del profe alejarse, el vigilante, se quedó rondando desde lejos el auto, esperando ver llegar al dueño para increparle su descuido.

– ¿Por qué no se larga?… murmuraba Mili nerviosa, sentía que mi leche salía de su ano y se desparramaba por sus muslos.

– Ya tranquila… le decía para calmarla, pero en realidad yo intuía que pronto más estudiantes y profesores saldrían y estaríamos más expuestos aun.

Dentro de nuestro karma, tuvimos la suerte que sonó la radio del vigilante, seguro solicitaron su apoyo, porque se fue lentamente de cuando en cuando volteando a mirar… al fin, me dije, respirando aliviado.

– Ay Dany!… ¿por qué nos pasan estas cosas a nosotros?… se quejaba Mili.

– No sé, pero no hay tiempo, hay que cambiarnos… le dije, no había tiempo para teorizar.

Ubique unas franelas que mi viejo ponía detrás del asiento para limpiar sus lunas, con eso me limpie, pero la atolondrada de Mili en su apuro se limpió con el borde de su propia chompa, ensuciándola… y nuevamente se iría perfumada por la fragancia de mi semen.

Para mí era fácil, metía mi pene en el pantalón y listo… pero Mili… tenia rota y jaloneada la malla, su chompa manchada con leche apenas la tapaba porque se la remango para no mostrar la mancha… con todo eso, ella no podía salir del auto así. Solo le quedo escurrirse entre los asientos para pasar adelante, mientras yo salía rápidamente y pasaba al asiento del chofer.

Mili angustiada veía su malla rota, exponiendo toda su intimidad, pero eso lo resolveríamos después, ahora había que huir de la facultad… pero… escuche unos golpes en la luna… caraj… otra vez… voltee a ver… y era el vigilante que había vuelto… no podía bajar la luna porque vería todo el espectáculo de la vagina de Mili al descubierto. Ella solo se tomaba el rostro rojo de vergüenza y casi al borde del sollozo.

– Alumno lo vi entrar, por favor baje la luna e identifíquese… decía el vigilante a un lado del auto.

– Deme un minuto… le dije, mientras buscaba con que cubrir a Mili.

Recordé que mi padre en la guantera guardaba los documentos del auto en un folder grande. Lo saque y se lo puse a Mili sobre sus piernas, tapando su pubis. Ella al sentirse cubierta sonrió aliviada. Baje la luna y era el mismo vigilante que semanas antes deleito con las curvas de Mili al verla salir después de que la cogí en el baño y que también le rompí la blusa.

Obviamente empezó la reprimenda, le explique el apuro de la exposición, aun así quiso retener mi carnet de estudiante. Ahí intervino Mili, el vigilante la reconoció, se puso nervioso recordando las formas de ella, así que moderó su tono y solo nos advirtió que no lo volvamos hacer. Salimos raudos a su casa, me quite la camisa y ella se la puso encima, entro a su casa cubierta y yo me quede con un polo.

Al día siguiente, Mili y yo nos encontraríamos a Vane en el examen. Mili sabiendo eso, en esa competencia femenina, se puso una blusa blanca escotada con un brasier negro que traslucía algo, una falda escocesa rojinegra suelta, a media altura entre su pubis y sus rodillas, y unas panties negras… me hizo recordar, la imagen que fantasee en la cochera de su casa cuando la oí hablarle engreída a su padre… cuando quise verla vestida de escolar y cogerla salvajemente como a una lolita…

En cambio Vane no volvió usar ropa tentadora como en la fiesta, pero tampoco volvió a su ropa recatada… digamos que para disimular las fachas expuestas en la casa de Guille, opto por una vestimenta intermedia, como para que no digan que se vistió así para llamar mi atención sino que era parte de su cambio de look… esta vez usaba jeans apretados, si bien antes los cubría con blusas o chompas largas, ahora las tenía apenas debajo de la cintura, dejando ver su bien formado trasero…

Más de uno al entrar al salón se sorprendió gratamente al verla de espaldas… obvio que a mí como hombre, me jalo la vista más de una vez, pero tenía la vigilancia de Mili cerca, así que trataba de verla disimuladamente. Y bueno, como supondrán, Mili detestaba a Vane, porque le quiso robar su chico, porque la insulto y desprecio… si estuvieran solas fácil se agarraban de las greñas nuevamente.

Por suerte el buen Guille procuraba mantener a Vane alejada de nosotros, le conversaba para distraerla, pero no evitaba que Vane me mande miradas coquetas que enervaban a Mili… eso era lo que buscaba Vane, provocarla como para decirle que no todo estaba dicho… que le podía quitar a su hombre.

Para nuestra suerte, la gente estaba más preocupada en sus exámenes, algunas miradas nos dieron a Mili y a mí recordando el incidente en la fiesta, quizás algún comentario, pero no paso a más… unos conocidos me preguntaron por la hinchazón en mi mejilla y tuve que excusar un incidente en un baño (que en parte era cierto, sin llegar a detalles escabrosos y escandalosos).

Lo bueno era que Javier andaba más atrasado en sus estudios y no compartíamos cursos. Solo los que lo vieron me dijeron en broma que al parecer Javier había querido besar un camión y este lo atropello (el camión tenía mi nombre en la placa)… si mi cara estaba algo hinchada, me imagino como estaría la de él.

Durante el examen, Vane volteaba a verme coqueta y hasta guiñarme el ojo por ratos… esta bruja provocadora… Mili al notarlo le daba unas furiosas miradas… después me diría algo que parecía inculcado por su padre militar: Lo que es mío, es mío y no lo comparto!… yo le hacía señas a Mili para que se calme y continúe su examen, quedaba media hora para que termine la prueba… pero…

– Uds. ¿Qué hacen?… denme sus exámenes… dijo severo el profesor detrás mío.

La cagad… el profesor creyó que estábamos copiando. No pudimos protestar mucho, ya que nos tenía fichados desde hace tiempo por lo irregulares que éramos en el curso. Nos sacó del salón mientras Guille miraba preocupado y la insidiosa de Vane nos sonreía burlonamente… esa maldit…

Dejo a un vigilante cuidando el aula, mientras nos dirigía a su oficina. Nos pidió que esperemos ahí hasta que termine la prueba, luego hablaríamos de las sanciones… nos dejó ahí sentados en su escritorio y regreso al salón, yo de mal humor maldecía mi suerte… ni bien se alejó empezaron sus disculpas:

– Lo siento Dany… es mi culpa… esa perr… me saca de quicio… dijo entre apenada y colérica.

– Caíste en su juego y ya viste donde estamos… le dije resignado.

– Me puse celosa, porque vi como la mirabas antes del examen… dijo Mili parándose.

– Dale con eso ¿no confías en mí?, una cosa es que me jale la vista y otra que la desee… explique.

– Entonces… a mi… ¿me deseas?… dijo provocativamente, inclinándose para que vea sus senos.

– Como conejo en celo… replique perdiéndome entre sus melones y escote.

– ¿Ahora?… me dijo mientras apoyaba su estómago en el escritorio.

– ¿Estás loca?… le dije sorprendido, casi nos atrapan por descuido pero esto era suicidio.

– Demuéstrame cuanto me deseas…. me pidió como niña engreída.

Ahora no solo veía sus grandes senos, sino su falda levantada descubriendo sus generosas nalgas… me dedique a acariciarlas y jalonearlas embobado, su pequeña ropa interior había desaparecido entre esos enormes cachetes… ella se estaba excitando y en su delirio me hizo su ultimo pedido…

– Si me quieres… me lo harás aquí y ahora… dijo completamente arrecha.

Era un chantaje sentimental que yo no habría aceptado en otras circunstancias, sin embargo esta hembra me tenía embrujado, cachondo al límite… pensando más con la cabeza de abajo que con la de arriba. Por un momento dude, pero voltee a ver sus suaves y gordas nalgas mientras las acariciaba.

Para mi mala suerte detrás de Mili había un espejo y podía ver por completo sus enormes glúteos entre los cuales se perdía una delgada ropa interior… un poco más abajo, donde terminaban sus rechonchas nalgas, empezaban las sexys ligas de sus panties que, a su vez, encerraban sus bien formadas piernas que lucían entrelazadas y se tensaban con cada caricia, más aun cuando le jalaba su tanga y se metía en su conchita húmeda… yo no aguantaba más ver esa escena. Mi pene quería romper mi pantalón…

– Ay no… Dany no, no… yo solo jugaba, solo quería saber si lo harías… decía mientras se retorcía.

Pero era muy tarde, había despertado mis instintos más básicos… ella negaba con palabras lo que a gritos pedía su cuerpo: quería ser cogida como una perra, quería sentirse segura que su hombre solo perdía la cabeza por ella… había jugado sus cartas para provocarme y que le pruebe mi afecto, pero su jueguito y capricho se le fue de las manos y terminaría en su ano…

– No Dany… basta… por favor no… que nos van a… ouuuu…. Uhmmm…. gimió al sentir mi verga ingresando fácilmente en su húmeda vagina.

Se había vuelto mi fantasía en los últimos días cogerla en uniforme escolar contra un mueble, como a colegiala malcriada en la oficina del director… esta vez la castigaría por ser una puta provocadora que no mide las consecuencias de sus celos y de sus chantajes…

– Estás loco… uhmmm… para ya… no… ahhh… reclamaba mientras yo tenía su rechoncho trasero rebotando entre mi cuerpo y el mueble.

Con sus palabras se resistía, pero su cuerpo me esperaba, tenía las manos bien asidas de los bordes del mueble, casi arañándolo, soportando mis embestidas… yo la cabalgaba teniendo un borde su falda como brida y por momentos usaba las ligas de sus panties para jalonearla a mi gusto… mi verga se deleitaba con su vagina, pero no por mucho… Mili en un terrible espasmo contrajo el cuerpo satisfecha… tanto tiempo sin penetrarla por la vagina que ya estaba recontra sensible…

– Ohhh… ufff… exclamo satisfecha.

Pero yo aún estaba en viada… encaprichado por hacerle todo lo que pudiera en esa vestimenta de lolita… espere unos instantes a que se recupere… saque mi verga empapada de su vagina. Ella quiso pararse para darle seguramente su limpieza habitual a mi pene… pero no la deje, con mis manos mantuve su cintura presionada contra el mueble… era mi esclava hasta que me satisficiera.

– Queee… no Dany ya estuvo bueno… ahí nomás… párale si… no más…. me increpo aun agitada.

– No te vas a librar tan fácil… le dije, ella me provoco casi chantajeo, ahora que se aguante.

No di pie a que se queje más… apunte mi verga a su ano, que se contrajo para no permitirme entrar. Yo me incline a ella, la jale del cabello para que sepa quien mandaba en esa cogida y luego le bese el cuello… eso la desarmo unos momentos, que aproveche para incrustarle mi verga hasta el fondo…

– Auuu… ¿Por qué eres así?… sabes que no… uhmmm… gimió nuevamente sometida.

– Tu empezaste… me justifique, comenzando a cabalgarla esta vez por el ano.

Estábamos en la oficina del profesor que en cualquier momento podía entrar, nuevamente la puerta sin seguro y no nos importaba… vivíamos nuestra sexualidad al límite, que karma ni que karma… ese culo merecía ser ultrajado salvajemente, ese pseudo disfraz de colegiala había llevado mi morbo al límite.

– Ohhh ufff… resoplaba Mili, resistiendo mis arremetidas, evitando gemir para no ser escuchados afuera, sabía que no me iría sin saciarme y ella se preparaba a disfrutarlo también.

Menuda imagen que encontraría el profe si entraba: sus alumnos copulando como conejos sobre su escritorio… Mili que seguro era parte de las fantasías del profe, yacía con su falda en la cintura, su tanga a un lado, sus panties jaloneadas, su gordo trasero martillado por mi ingle, su ano clavado por mi verga vehementemente… y ella con los cabellos revueltos y una expresión morbosa de satisfacción…

– Ohmmm… soy tu mujer, ¿verdad?… me dijo, mirándome entre extasiada y romántica.

– Si… solo tú eres mi mujer… y mi puta… le replique y la vi sonreír satisfecha de mi salvaje respuesta, que alejaba los fantasmas de celos que Vane le infundio desde la fiesta.

En otro momento pasional, Mili volteo y me miro embobada por la fuerza con que castigaba su ano… vio una imagen detrás nuestro, se estremeció pensando que era el profesor… pero se dio cuenta que era el espejo… su curiosidad pudo más y se estiro un poco más para ver mejor… nos vio casi de lado, su enorme culo tambaleando por mi vigor, rebotando, percibió mi verga entrando y saliendo de su ano…

– Que gran culo tengo!… ouuu… y me lo estas partiendo!… uhmmm… murmuro sorprendida, seguro al verse al espejo en otras situaciones no se daba cuenta del morbo que inspiraban sus carnosos formas, ahora ver rebotar su trasero la llenaba de dicha.

– Callate!, que nos van a oir… le advertí.

– Me callo, pero sigue por favor… sigue… ohhhh… decía gimiendo ahora en voz baja.

Con esa salvaje imagen del castigo anal, con el esfínter criminalmente saciado, recupero la excitación que levemente perdió al creer que el profe estaba detrás… el único detrás era yo que le bombeaba el culo con fiereza… tanto que Mili no tardó mucho en llegar a su segundo orgasmo y yo al primero…

– Ahhhh…. Ohhhh…. exclamo finalmente tapándose la boca.

En un último esfuerzo, le incruste mi verga a más no poder, sus infladas nalgas terminaron remangadas contra mi ingle, mientras mi verga ametrallaba su interior con ráfagas de leche que hacían que se le contraiga el espinazo. Luego se dejó caer satisfecha en el mueble. Yo resoplaba feliz de haber cumplido mi fantasía a costa de Mili y de la oficina del profe… pero como nunca tenemos suerte…

Sonó la alarma de la facultad, la que indicaba el cambio de hora y, en este caso, que el examen había terminado… mierd… ya vendría el profe a darnos la reprimenda, si nos encontraba así no solo nos reprobaban, nos votaban de la facu… como dicen, luego del gusto viene el disgusto…

Mili se contrajo toda, apretando sus nalgas y mi verga… auuu caraj… me estaba moliendo el pene… tuve que darle un palmazo en sus abultadas nalgas para que se relaje. Vi alrededor, no había con que limpiarse, solo exámenes, informes y actas de notas… Diablos…

Hasta que divise en un estante un rollo de papel toalla… pero estaba algo lejos… no le podía sacar la verga porque mancharíamos todo: sus panties, su falda, el piso, el escritorio, los documentos… Le hice señas a Mili para movernos juntos… parecíamos nuevamente perros enganchados tras copular, caminamos hacia el papel como un trencito… hasta que…

La puerta chirrió al abrirse… helados como estatuas solo atinamos a voltear las cabezas y ver quien nos descubrió esta vez: ¿el vigilante?, ¿el profe? o peor aún el decano o el rector… pero otra vez vimos un rostro desencajado, decepcionado y colérico… la mierd… que suerte la suya…

– Otra vez Uds.… ¿acaso son perros?… dijo Vane furiosa, saliendo rápido y lanzando la puerta.

– Envidiosa… murmuro Mili en tono revanchista, triunfalista, casi feliz de que nos encontrara así para demostrarle que ella era mi única hembra.

– Seguro va en busca del profesor… le dije a Mili, devolviéndola a la realidad.

Nos apuramos en alcanzar el papel, nos limpiamos tan rápido como pudimos… pero la habitación olía a mi semen y los jugos de Mili. La oficina parecía más celda, solo tenía ventanas superiores, las que abrí como pude para ventilar el ambiente… Mili saco un perfume de su cartera y lo roció, casi fumigo la oficina, para eliminar el olor a sexo de hotel que despedía la habitación.

Poco después llego el profe, se demoró porque tras el examen tuvo preguntas de un tal Guille lo retuvo un rato. Ese Guille nos salvó de varias. Creo que Guille ya sospechaba lo que hacíamos y lo que Vane quería hacer al salir del salón antes que termine el examen, así que retuvo lo más que pudo al profe.

Obviamente el profe nos reprendió, aunque fue gracioso porque se la paso estornudando porque Mili exagero con el perfume y le activo su alergia… Luego amenazo con llamar a nuestros padres, lo que lo contuvo fue notar que nuestros exámenes no eran iguales, es decir no habíamos copiado… después nos sermoneo sobre las parejas y las relaciones, que no debe interferir eso en nuestra vida universitaria… a Mili más bien le gusto lo último, que reconocieran que éramos pareja… en fin, cosas de mujeres…

Por momentos veía que se le iban los ojos al escote de Mili, algo de celos me dieron pero estábamos en las manos del profe… Al final nos dejó ir sin anularnos el examen… nos disculpamos por lo sucedido y nos fuimos. Una vez fuera de la oficina, notamos que casi no había alumnos en la facultad.

Salimos aliviados, fácilmente estábamos aprobados con lo que habíamos avanzado al momento que nos quitaron el examen. Pasamos por el estacionamiento donde vimos un auto deportivo… ya lo había visto antes, de pronto salió del interior una figura conocida… Era Vane, parecía esperarnos para decirnos algo, insultarnos o que se yo que le pasaba por la cabeza caliente de vernos otra vez fornicando…

Mili no dejo que nos diga nada, simplemente me jalo del brazo, me estampo contra una pared y me planto un beso pasional casi sexual. De reojo vi a Vane, roja de cólera, no aguanto más, se subió a su auto y se fue… maliciosamente me dije: pensar que con Vane pude tener ese auto… pero prefería tener una chica con buena carrocería y gran desempeño como Mili.

Esta era una terrible guerra de féminas, que no terminaría bien… lo peor que yo estaba en medio y sabía que empeoraría. Mili había ganado la batalla, pero intuía que Vane para ganar la guerra haría lo impensable. Creo que Mili se confiaba porque Vane no había contado nada de lo que vio hasta el momento… era jugar con fuego seguir provocándola… pero no importaba, esa noche Mili era feliz.

Me tomo de la mano y en cada esquina que le provocaba me besaba y salimos como pareja de la universidad. Igual en el viaje a su casa, me prodigo besos, caricias, etc., se mostraba enamorada y no me disgustaba, me sentía bien. Regrese a casa y mi padre pregunto cómo me fue, estuvo satisfecho de que apruebe. Luego pregunto por Viví, no quise dar detalles, solo dije que ya no iba más esa relación.

Me fui a mi cuarto con el recuerdo de mi ex, vaya forma de mi padre de bajarme el buen ánimo y traerme recuerdos. Viví siempre fue orgullosa, alguna vez me dijo que lo único que nunca pero nunca (así lo enfatizo) nunca perdonaría era la infidelidad… y bueno yo peque de eso, dudaba que me volviera a llamar… sin embargo en ese momento sonó mi teléfono… ¿la llame con la mente? Pero ¿qué le diría?

– ¿Alo?… ¿Quién es?… pregunte curioso porque no me era familiar ese número.

– ¿No reconoces mi voz?… me dijo seductora y al no responderle ella agrego: soy… Vane…

Se me helo el cuerpo, recordé su insinuación en la fiesta, su bofetada en el baño tras verme con Mili, su indignación por mi supuesto desprecio, el temor de que chismosee todo, lo que vio en la oficina del profe, la provocación de Mili en el estacionamiento… tenía toda la información y los motivos necesarios para hundirnos en chismes, pero no lo había hecho hasta ahora… ¿por qué? ¿Que planeaba?…

– Ah… si hola… ¿a qué debo tu llamada?… respondí tras segundos de asimilarlo, ya que antes había sido tan orgullosa, despectiva y ahora me llamaba.

– Tu sabes lo que quiero… me dijo sin dudarlo como una femme fatale.

– En realidad no… ¿mis apuntes de clase?… dije ingenuamente pero ya intuía algo.

– No seas tonto… dijo riendo socarronamente.

– ¿Entonces qué?… pregunte, se me ocurrían muchas cosas que una mujer herida podía pedir.

– Tu sabes lo que vi… y esas imágenes no se me quitan de la mente… me dijo reflexiva.

– Y ¿qué puedo hacer yo?… pregunte, en realidad era problema suyo no mío, hasta que fue mío:

– Tú, puedes hacer muchas cosas… me dijo pícaramente.

– ¿Por ejemplo?… replique, dándole a entender que se deje de rodeos.

– Puedes hacerme lo mismo… lo mismo que a ella… sentencio Vane provocativamente.

Si no estuviera sentado, me caía… mierd… esta chica estaba desbocada… a tanto llego su ego herido o tanto inflo su morbo las escenas que vio… no lo podía creer… estaba pidiéndome que le desvirgue el su rosado ano, que le empale su blanco y bien formado trasero… Me quede perplejo, no lo podía creer.

– ¿Perdón?… ¿estas bromeando o qué?… dije, no se puede confiar de una mujer despechada, quizás solo me estaba probando o hasta me estaba grabando para luego decirle a Mili.

– No, yo no me ando con juegos… dijo enérgica, luego agrego haciéndose la interesante: además recuerda que… yo vi muchas cosas que en la facu les encantaría saber… serian la comidilla…

– Wow… espera… ¿me estas amenazando?…. dije sorprendido, no podía creer que en su capricho, venganza u obsesión, me estaba obligando a que le rompa el culo.

– Tómalo como quieras, esta semana hay exámenes y no quiero distraerme… pero quiero tu respuesta antes del sábado en la noche… dijo determinada, la muy mandona.

– Aguarda… tu sabes que estoy con Mili… y que no le puedo hacer eso… le dije tratando de hacerla reflexionar, esas revanchas y venganzas estaban pasando los límites de lo razonable.

– Ese es tu problema… dijo enojada al escuchar el nombre de su contendiente y solo agrego: chaooo… se despidió burlonamente, sin dejar que responda.

Diablos… me dejo pasmado, cualquiera estaría agradecido de que una chica le pida desvirgarla, pero que te amenacen… por otro lado con Mili estaba empezando algo que podía tener futuro, una chica que parecía reunir todo lo que quería: cariñosa, inteligente y bueno obvio… una puta en la cama…

Así como Javier me la tenía jurada, Vane se la tenía jurada a Mili… era una revancha, una competencia entre ambas féminas y en medio yo… quedaba como un puto… como un hombrezuelo que debía satisfacerlas, pero con Mili exprimiéndome dudaba que me quedara fuerzas para Vane…

Había evitado tener parejas en la facu para no tener enredos que afecten mi desempeño en mis estudios… pero esto era el colmo, una locura… además, que me garantizaba que tras satisfacer a Vane no dijera nada que afecte a Mili… y romperle el culo a Vane también le daría motivos para tenerme en sus manos, y quizás en su ano, las veces que le plazca… era muy enredado para resolverlo yo solo…

No podía decírselo a Mili, la última vez que fui sincero con lo de la fiesta en casa de Guille término asistiendo y empeorando las cosas. Y decirle mi viejo sería peor, aun no me perdonaba haber dejado a una chica que consideraba perfecta para mí (Viviana) por Mili, quien le recordaba mi aventura con una prima de rasgos similares (Anita)… y Javier, con quien tuve algo de confianza en estas cosas de mujeres, me detestaba, claro si le rompí el culo a su enamorada y luego le rompí la cara a el…

En realidad por mantener mis relaciones sentimentales alejadas de la universidad, no tenía muchos amigos dentro de la facultad… solo conocidos, grupos para el estudio o para la joda y la fiesta… pero no tenía costumbre de contar mis cosas a nadie, mis enredos… solo una vez en una borrachera alguien me escucho y me dio unos concejos razonables…

– Hola, puedo ir a tu casa a conversar… le dije y acepto.

Continuara
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